Condenados por la Historia Por: Carlos Alberto Escorcia Polanco
A juzgar por las últimas, patéticas y amargas declaraciones de varios voceros de los mercenarios golpistas, expresadas en audios, videos y opiniones editoriales, la oposición antisandinista se encuentra en un verdadero callejón sin salida.
En 1856, los invasores estadounidenses fueron condenados por la historia en la hacienda de San Jacinto, bajo la piedra certera de Andrés Castro, asunto al cual jamás se refieren los mercenarios contemporáneos.
En 1934, los mismos invasores, esta vez bajo el manto de los “marines” fueron condenados por la historia y derrotados por el más ilustre de todos los nicaragüenses, Augusto Cesar Sandino.
En 1979, el ultimo “marine”, Anastasio Somoza Debayle y su Guardia Nacional, fueron fulminados por la historia, luego de ser derrotados por el pueblo de Nicaragua, vanguardizado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN.
En 1986, Estados Unidos fue condenado por la historia en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Holanda y la Contra jamás marchó triunfante sobre Managua, como se lo habían prometido al agente de la CIA y gerente de la Coca Cola en Managua, Adolfo Calero Portocarrero, primo de la mujer de Somoza.
En 2018, intentaron dar un golpe de estado contra el poder popular y pretendieron imponer por medio de la violencia un gobierno no electo por el pueblo y por lo tanto, no salido de las urnas. El director de orquesta de dicho “concierto” era el falso profeta Rolando Álvarez, pero, no pudieron, ni podrán.
En un análisis a vuelo de pájaro, sería fácil y simplista concluir que el problema de fondo de la oposición mercenaria es un conflicto de personalidades y de hombres inmaduros que no aceptan ser segundos de nadie, con un ego más inflado que la catedral de Managua.
De hecho, fue precisamente en un memo interno de la embajada de Estados Unidos en Managua, filtrado a la prensa internacional, durante la visita en noviembre de 2003, del general negro y secretario de estado Colin Powell, un anónimo funcionario estadounidense se expresa de la manera más despectiva posible de los políticos y funcionarios del gobierno de Enrique Bolaños Geyer.
El memo de la embajada estadounidense en Managua describía con lujo de detalles y con muy poca diplomacia, hasta la manera de vestirse de los antisandinistas, con camisas polo y sus preferencias gastronómicas en la cadena estadounidense de restaurantes “Thank God Is Friday” (TGIF), en Managua.
Personalmente creo que la arrogancia de la oligarquía blancoide se les nota hasta en el “caminadito”, y su repugnante desprecio por los humildes se les sale hasta por los poros, pero no es en esos detalles que baso mi análisis.
Es verdad que la arrogancia y prepotencia, típicas de todo individuo formado en universidades capitalistas donde aprenden a competir y no a cooperar, donde aprenden a ser individualistas y a no ser solidarios, donde la democracia no significa poder del pueblo, sino la maximización de las ganancias de capital y muchísimos otros antivalores, son las causas de muchos de sus problemas, pero, aunque si son muy, pero muy farsantes, la realidad es que este no es el verdadero problema.
El problema de la oposición antisandinista es muchísimo más serio que el caminadito de “jailay” que se gastan. Es muchísimo más grave que andar luciendo camisas Polo o cenando en la cadena de restaurantes TGIF. El problema de la Oligarquía blancoide y la Burguesía chapiolla es más grave que tener un insoportable ego inflado.
El gravísimo problema que enfrentan y para el cual no existe cura, es que están condenados por la historia desde su nacimiento, igual a como lo estuvo la dictadura militar somocista, a terminar en el basurero de la historia.
Ambos accidentes de la historia provienen de un mismo tronco común. Ambos fueron paridos por la misma bestia y se amamantaron de sus mismas tetas.
Salvando las distancias de diferencias políticas, históricas y contextuales, que no son muchas, la actual oposición antisandinista, es una copia carbón (copiar y pegar) de la tiranía somocista. La dinastía Chamorrista es la heredera histórica de la tiranía somocista.
Los golpistas poseen 2 gravísimos y serios defectos de fábrica al igual que los tuvo la sangrienta tiranía de la familia Somoza. Ambos grupos son zorros del mismo piñal, son engendros del mismo padre, son imagen y semejanza el uno del otro, carentes totalmente de toda libre determinación, porque no se mandan solos.
El primer defecto de fábrica o defecto de nacimiento es que por mucho que hablen y vociferen sobre la libertad y la democracia, ni son libres, mucho menos demócratas. No son libres, ni soberanos, porque dependen totalmente de una potencia extranjera la cual los financia, los sustenta y los dirige y quien paga la orquesta, escoge la música.
Son simples empleados tarifados del imperialismo norteamericano, exactamente igual a la sangrienta tiranía Somocista. Son simples mercenarios de un país en el cual no nacieron, pero ante el cual se cuadran y ante el cual son peones agachados.
En sus “análisis” y consideraciones políticas e ideológicas, jamás toman en cuenta los intereses del pueblo al cual pertenecieron por simple accidente biológico de nacimiento. Viven pendientes de los peligros que para la seguridad nacional de la potencia más grande del planeta representa la pequeña Nicaragua.
“Washingtólogos” les dice el distinguido periodista Adolfo Pastrán Arancibia, director del informativo INFORME PASTRAN. Saben interpretar muy bien el pensamiento de los senadores Demócratas y Republicanos, en Washington, pero no tienen ni idea, ni les interesa tenerla, de cuáles son los sueños y aspiraciones de las clases humildes y empobrecidas de Nicaragua.
El segundo gran defecto de nacimiento, está íntimamente ligado al primer defecto. Me voy a permitir tomar prestada la frase del académico de Harvard, Arturo Cruz Sequeira y decir que el segundo defecto se llama “legitimidad de origen”.
Les encanta hablar de Democracia y de elecciones, pero su origen no emana en lo absoluto del pueblo de Nicaragua sino de los Estados Unidos de América.
Estados Unidos les paga, Estados Unidos los escoge, Estados Unidos le ordena lo que deben decir y hacer, Estados Unidos decide cuál de ellos será el ungido como candidato para la presidencia, lo cual explica el pleito de “queridas de harén de turco”, en el cual están y siempre han estado enzarzados.
Es precisamente esa falta de legitimidad de origen, la cual no proviene del pueblo de Nicaragua, ya que nadie los ha elegido en Nicaragua, lo que los deslegitimiza ante los ojos del pueblo.
Al primer Somoza, Anastasio Somoza García, lo escogieron los yanques. A la familia Chamorro también la han escogido los yanques, esa es su legitimidad de origen.
El pueblo no es tonto y el pueblo sabe que al igual que el somocismo, la actual oposición anti-Sandinista es una criatura del imperialismo que se ha querido imponer por medio de la violencia y no por los votos, como se demostró con el golpe de estado fallido de abril de 2018.
Entonces, la falta de libertad que sufren, porque ellos mismos no son libres, es su primer y mayor defecto. Y como dos caras de una misma moneda, la ilegitimidad de origen consiste en ser peones y mercenarios del imperialismo norteamericano y eso el pueblo nicaragüense, lo sabe perfectamente bien.
La oposición mercenaria, tendría que reinventarse a si misma, volver a nacer para superar esos dos gravísimos defectos de fábrica o defectos de nacimiento. El ser una creación y una imposición de los Estados Unidos, los hace aparecer ante los ojos del pueblo, que nacieron con las patas hinchadas.
El triunfo de doña Violeta sobre el FSLN durante las elecciones presidenciales del 25 de Febrero de 1990, se da en circunstancias dramáticas y trágicas a la vez. Por una parte, la Unión Nacional Opositora, UNO, gana la presidencia, sin estar lista para gobernar y el FSLN, como en Pancasán, experimenta su primer revés electoral, pero lo transforma en victoria al comenzar a “gobernar desde abajo”.
El FSLN demostró ser el primer partido político en toda la historia de Nicaragua en celebrar elecciones desde el poder, perderlas, aun pudiendo robárselas, y entregar el poder a sus opositores. La Revolución demostró a partir de 1990 que tenía la capacidad política de sobrevivir, fuera del poder, al tener la habilidad de “gobernar desde abajo”.
El ex miembro del directorio de la Contra y exsacerdote jesuita, el mismo que expulsó de la extinta UCA a Casimiro Sotelo por revoltoso, Edgar Chamorro Coronel, en declaraciones a la televisión estadounidense, dijo que en las elecciones de 1990, “el pueblo nicaragüense fue a las urnas con una pistola apuntándole a la sien”.
Semanas antes de las elecciones presidenciales del 25 de febrero de 1990, el propio presidente de los Estados Unidos, George Bush padre, en un abierto e ilegal chantaje a los nicaragüenses, prácticamente amenazó a los votantes.
Según Bush, si el pueblo votaba por el presidente Daniel Ortega, Estados Unidos continuaría financiando a la Contra, la guerra y el bloqueo financiero y comercial continuarían y las madres seguirían enterrando y llorando a sus hijos, muertos en la flor de sus vidas, en los frentes de guerra.
Por el contrario, si el pueblo votaba por la ungida de Washington, Violeta Barrios viuda de Chamorro, Estados Unidos suspendería totalmente su apoyo a la Contra, la guerra llegaría a su fin, vendría la paz y el Imperialismo le daría al nuevo régimen todos los préstamos necesarios para reconstruir el país. Lo que no dijo Bush que para otorgarles un préstamo de $1,000 millones de dólares, pediría a cambio, Nicaragua le perdonara $17,000 millones de dólares.
La mañana del 26 de febrero, Managua parecía un gigantesco cementerio. El imperialismo norteamericano había logrado doblarle el brazo a un 55% del pueblo, que votó por la candidata de Bush. Un pueblo avergonzado de sí mismo, no salió a bailar por las calles de Managua a celebrar la impactante victoria de la traición, el chantaje y la ignominia.
La gran ironía política de los últimos 33 años ocurrió cuando la Unión Nacional Opositora, UNO, comenzó a desintegrarse aun desde antes que doña Violeta tomara el poder el 25 de abril de 1990.
Inmediatamente que triunfaron en las elecciones del 25 de febrero, comenzó el pleito de perros y gatos por la repartición de los ministerios y la UNO inició el proceso de desgrane que persiste hasta hoy.
Antonio Lacayo Oyanguren, el presidente “de facto” en el gobierno de doña Violeta, no era ningún santo de mi devoción, pero el tipo se enfrentó a un doble desafío. Por un lado, se enfrentó a una violenta UNO que le clavó sus afilados colmillos en el pescuezo al gobierno de Chamorro, para chuparle hasta la última gota de sangre.
Pero por otro lado Lacayo Oyanguren se enfrentó a un expresidente Ortega decidido no tanto “a gobernar desde abajo”, sino a defender a las viudas, las madres y los huérfanos de los héroes y mártires a quienes el gobierno Sandinista les había entregado viviendas, previamente confiscadas a la genocida guardia somocista.
El sector fascista de la extrema derecha de la UNO pidió la cabeza de doña Violeta, pero fue la gran fuerza y estabilidad política del ejército y del FSLN, lo que permitió doña Violeta sobreviviera un golpe de estado lidereado por el vicepresidente sin funciones, Virgilio Godoy Reyes. El entonces operador político de Arnoldo Alemán, Wilfredo Navarro Moreira, dijo que había que terminar con “el pacto Chamorro-Ortega” (El País, 7 de enero de 1993).
El instinto de león de caza africano, por devorar a sus enemigos que siempre caracterizó a todos los miembros de la UNO, se mantuvo durante todos los 17 años de ridícula “economía social de mercado” de las paralelas históricas timbuco-calandracas.
Siempre tuvieron la desfachatez de recurrir al FSLN, haciendo gala de su cínico oportunismo político y de sus felinos instintos, para que este les ayudara a derrocar a todos los tres gobiernos Lacayo Arnoldo Churuco Somocistas.
El FSLN jamás se prestó al irresponsable juego golpista de estos leoncillos africanos de caza y atentar contra la democracia que parió la misma Revolución, aun estando esta secuestrada por los enemigos mortales de la Democracia, los agentes al servicio de una potencia extranjera.
Recuerdo cuando en un encuentro del Foro de Sao Paulo en Managua, el comandante Ortega, relató a los presentes, como el presidente Enrique Bolaños le pidió ayuda para someter al expresidente Arnoldo Alemán.
Según relató el comandante Ortega, el Churuco Bolaños lo llamó y le preguntó: “Daniel, que hacemos con este gordo” ante la sonora carcajada de todos los invitados internacionales del Foro de Sao Paulo, reunidos en un hotel de Managua.
La única organización política en el país con la fuerza suficiente como para dar un golpe de estado es el FSLN. Sin embargo, jamás ha usado este poder, ni ha caído en la tentación de forzar un cambio de gobierno, que no sea producto de la legítima voluntad popular expresada en las urnas.
Así, el FSLN se opuso a los intentos golpistas contra doña Violeta, contra Arnoldo Alemán y contra Enrique Bolaños Geyer. Por increíble que parezca a quien más le interesaba mantener la estabilidad democrática era al FSLN. Por muy defectuosa que haya sido esta democracia, era la criatura parida por la Revolución.
Durante 17 años de “esa entelequia llamada mercado libre” los 3 regímenes capitalistas o neoliberales, se dedicaron a saquear al país y a enriquecerse. Se dió una serie de quiebras de bancos, se suspendió el vaso de leche a los niños en las escuelas. Le negaron el 6% presupuestario a las universidades a pesar de ser precepto constitucional.
Doña Violeta, vendió el ferrocarril, vendió AERONICA a precio de guate mojado y le perdonó a Estados Unidos, la astronómica suma de 17 mil millones de dólares, patrimonio de todos los nicaragüenses, multa impuesta a Estados Unidos por sentencia de la Corte Internacional de Justicia. Doña Violeta ni se molestó en consultar al pueblo, como si ese patrimonio fuera exclusivo de ella y no de todo el pueblo.
Los indicadores sociales revelaron que el retorno de los brujos en 1990 y de los Miami Boys (ex oficiales de la G.N. somocista) tenía un elevado costo para el pueblo nicaragüense. El índice de analfabetismo se disparó y volvió a los niveles de la época de la dictadura somocista; el desempleo, la migración, la prostitución y la delincuencia se dispararon y Nicaragua se convirtió en un estado fallido.
Cuando el FSLN entregó el poder a doña Violeta en 1990, la clasificación de Nicaragua según el Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD), estaba en la posición número 60. Al final del periodo presidencial de doña Violeta, la clasificación del PNUD ubicaba a Nicaragua en la posición número 109.
Según el sistema de clasificación del Índice de Desarrollo Humano del PNUD, mientras más cerca del primer lugar de la clasificación, se posiciona un país, mejor el puntaje. Mientras más alta la posición de la clasificación, más malo el puntaje.
Durante 3 elecciones presidenciales continuas, a partir de 1990, fueron a los comicios unidos, como un solo bloque. Las 3 veces ganaron, bajo un Consejo Supremo Electoral dominado por el FSLN. Pero en 2006, parpadearon, se dividieron, fueron en planchas separadas y perdieron. CONTINUARA:
Mañana, El embajador de Estados Unidos interviene abiertamente para garantizar el triunfo de Arnoldo Alemán y la derrota del FSLN. –
[Carlos Alberto Escorcia Polanco es analista político nicaragüense, afincado en la ciudad de Los Ángeles, California. Fue secretario nacional de la denominación evangélica Asambleas de Dios en la década de los 80s.
Escorcia fue expulsado de las Asambleas de Dios y encarcelado por Sandinista. Se vió obligado a auto exiliarse en Estados Unidos por el constante acoso policial, instigado en su contra por Saturnino Cerrato Hodgson, por sus simpatías Sandinistas.
Escorcia ha sido contribuyente ocasional de la página editorial del diario La Opinión de Los Ángeles, el diario en español de mayor circulación en todos los Estados Unidos.
También ha sido comentarista invitado de la emisora comunitaria KPFK de Hollywood, California, la emisora en FM de mayor potencia en toda la costa oeste de los Estados Unidos, al oeste del rio Mississippi. Escorcia trabajó por 25 años como intérprete bilingüe para el Tribunal Superior de Los Ángeles.
Actualmente se encuentra jubilado, con planes de retornar a Nicaragua e impartir seminarios de formación política-ideológica a la juventud nicaragüense].
Segunda parte
El embajador de Estados Unidos interviene abiertamente para garantizar el triunfo de Arnoldo Alemán y la derrota del FSLN. –
El Frente Sandinista de liberación Nacional, FSLN, siempre aceptó los resultados electorales emanados del Consejo Supremo Electoral, a pesar de que siempre introdujo recursos de impugnación, cuestionando innumerables anomalías y todos siempre le fueron denegados por el organismo electoral.
Durante las elecciones presidenciales del 20 de octubre de 1996, que “ganó” Arnoldo Alemán Lacayo, se dio el más descarado, abierto y cínico fraude electoral en toda la historia de Nicaragua, sin que las grandes cadenas de televisión estadounidenses se dieran por aludidas. Nada pasó a nivel mediático internacional.
La noche de dichas elecciones, el Centro Nacional de Cómputos del Consejo Supremo Electoral, bajo la presidencia de la renegada del Movimiento Renovador Sandinista, MRS, Rosa Marina Zelaya, instaló su centro de operaciones en el local del Centro Banic, ubicado en carretera a Masaya.
A eso de las 10:30 PM, se dio un apagón en todo Managua y obviamente en el Centro Nacional de Cómputos, el cual quedó a oscuras. A 6 años de la ridícula “economía social de mercado” de un gobierno pro estadounidense, (que si saben cómo hacer bien las cosas), el CSE no contaba con generadores eléctricos para solventar esa eventualidad.
Entre 5 y 10 minutos después de iniciado el apagón, misteriosamente se apareció por la puerta principal del Centro Banic, el mero jefe de todo el circo montado por la Rosa Marina Zelaya, presidenta del CSE.
Caminando como el amo y señor de la situación, ingresó nada menos que el embajador de los Estados Unidos de América, míster “Pancho Villa” a como le decían los mismos somocistas al embajador Oliver Garza, por su frondoso bigote de brocha.
Por si esto fuera poco, el bigotudo Pancho Villa venia acompañado del ministro de Educación de la administración Chamorro, Humberto Belli. Ambos pasaron directamente al despacho de la presidenta del CSE, Rosa Marina Zelaya.
De nada valieron los vociferantes reclamos a gritos del jefe nacional de los fiscales del FSLN, Edwin Castro, quien airadamente gritaba: “Que p. anda haciendo aquí el embajador Garza? Nada tiene que hacer aquí este HDLGCMP.” Nadie, absolutamente nadie le hizo caso al militante Sandinista, conocido por la carta paterna “Mañana hijo mío todo será distinto.”
El embajador Garza y su acompañante, el ministro Belli se encerraron en el despacho de la titular, Rosa Marina Zelaya. ¿Cuál era el papel de Garza en el Centro de Cómputos, precisamente a la hora que se dió la interrupción del fluido eléctrico, es y será un misterio de la historia? Garza abandonó el edificio pocos minutos antes que retornara el fluido eléctrico.
Antes de darse la interrupción de electricidad en todo Managua, con el 40% de los votos escrutados, el comandante Ortega llevaba un 50% de votos a su favor y Alemán un 48.7%. Al retornar el fluido eléctrico, las computadoras marcaban números diametralmente distintos; con 47% escrutado, Alemán subió al 51% y el FSLN bajó al 38% en una matemática imposible de conciliar.
Desde Honduras y El Salvador, viajaron miles de ciudadanos de esos países para votar por Arnoldo Alemán Lacayo. Quien confesó toda la ilegal operación de fraude masivo fue el pastor evangélico salvadoreño Melvin Velásquez, pastor de la iglesia Guerreros de Cristo, de la denominación del mismo nombre, Guerreros de Cristo, en la ciudad de Santa Ana.
El pastor incluso mostró su cédula de identidad nicaragüense, a todas luces ilegal, según la cual, nació en la ciudad de Chinandega, siendo originario de El Salvador.
Preguntado porque se prestó a tal engaño y manipulación, el pastor argumentó que tanto él como miles de salvadoreños viajaron a votar ilegalmente a Nicaragua por el temor que, si triunfaba Ortega en Nicaragua, seria después más fácil que en El Salvador triunfara el FMLN y su país se volvería comunista como Cuba y Nicaragua.
Con la mayor desfachatez y cinismo del mundo, esa misma noche de las elecciones, a eso de la 1:00 de la mañana ya del 21 de octubre de 1996, Rosa Marina Zelaya proclamó ganador de las elecciones y como tal, presidente electo, a Arnoldo Alemán Lacayo.
Pero aquí no termina todo. Si jamás se supo que hablaron el embajador de los Estados Unidos, míster “Pancho Villa” y la presidente del Consejo Supremo Electoral, la Rosa Marina Zelaya, si se sabe con precisión que sucedió al día siguiente.
La manipulación del fraude fue tal que miles de balotas electorales, todas favorables al comandante Ortega, aparecieron tiradas en sacos en los cauces de Managua.
Nadie armó ningún escándalo en la prensa nacional e internacional, ni la OEA convocó a su Consejo Permanente en Washington para analizar el gravísimo caso del apagón en todo Managua y la misteriosa visita del embajador estadounidense Oliver Garza durante el apagón, ni el escandaloso caso de las miles de balotas electorales lanzadas en sacos a los cauces de Managua.
Pero el expresidente Oscar Arias Sánchez, de Costa Rica, quien jamás se ha distinguido por sus simpatías con la Revolución Sandinista, tuvo el descaro cínico de alegremente decirle al comandante Ortega: “Daniel, te robaron las elecciones. Por algo mucho menos que esto, en mi país, se hubieran anulado las elecciones y estas hubieran tenido que volverse a realizar. Pero te aconsejo que por la paz, no reclames, porque nadie te va a creer.”
Para las elecciones presidenciales que ganó Enrique Bolaños, sin que el país estuviera en guerra, sin motín o asonada, el presidente Arnoldo Alemán, en un despliegue de fuerza totalmente innecesario e injustificado, pero intimidatorio, sacó los tanques del ejercito a patrullar las calles de Managua dos días antes de las elecciones de noviembre de 2001.
Fue un grupo de empresarios nicaragüenses, luego de conocerse los resultados de las elecciones de noviembre de 2006, quienes hablaron con el candidato perdedor Eduardo Montealegre Rivas, hijo de un banquero que amasó su capital al amparo del somocismo, quienes prácticamente le exigieron reconociera su derrota.
“Gobernando sin guerras, sin bloqueos, sin sabotajes a la producción, sin minados a los puertos, sin voladuras de puentes, sin vuelos supersónicos del ‘pájaro negro’ el avión espía SR-71, sin ataques con lanchas pirañas de la CIA, con toda la generosidad de la comunidad mundial y la banca internacional, luego que prometieron el cielo y la tierra, los autodenominados sectores democráticos, jinetearon el macho por 17 años y fracasaron”, decía un comentario editorial del diario La Opinión de Los Ángeles, California, el 5 de Julio de 2008.
El retorno del comandante Ortega al poder en enero de 2007, marcó la segunda etapa del 19 de Julio. El pueblo triunfó y se inició la fiesta de liberación de los oprimidos, de la que nos hablan las Sagradas Escrituras y volvió la esperanza de los pobres.
Atrás quedó la negra noche neoliberal. Fue como un segundo 19 de Julio para los pobres, para los humildes, los explotados, los “comecuandohay”, los sajinudos, los condenados de la tierra, de los cuales hablaba el intelectual Caribeño martiniqués Frantz Fanón. Brotó nuevamente la esperanza para los despreciados del mundo.
La torpeza política de los peones del imperialismo transformó lo que originalmente era un convenio entre estados, el pacto petrolero con Venezuela y obligaron al presidente Ortega a privatizar dicho convenio y convertirlo en un negocio eminentemente privado conocido como ALBANISA. (Asamblea desconoce deuda con Venezuela, LA PRENSA, 3 de noviembre de 2009)
Aunque la vigencia de ALBANISA tuvo relevancia por solo unos 5 años, si fue lo suficiente como para agenciar a unas 200 mil familias, encabezadas por madres solteras para convertirse en microempresarias por medio del programa Hambre Cero.
Luego vinieron otros programas como Usura Cero o micro préstamos para los pobres que no tenían acceso al crédito bancario. El subsidio al transporte urbano, a un precio equivalente a 7 centavos de dólar el cual no ha subido ni un centavo en 16 años.
Los pobres comenzaron a disfrutar de la verdadera gratuidad de los servicios de salud y educación. Atrás quedo la pesadilla que los pobres tenían que comprar en los centros de salud y hospitales, el alcohol, el algodón, la gasa, las jeringas y hasta los litros de suero, todo era comprado “afuera”.
Igual cosa sucedió con la educación. La famosa “coperacha” o contribuciones dizque voluntarias que debían dar los padres de familia para comprar escobas, lampazos, cloro y demás implementos de limpieza en las escuelas, además de las contribuciones para los “esténciles” o de lo contrario no había exámenes.
Los cafetines escolares que eran minitas de oro de las queridas de los directores fueron “desprivatizados” y pasaron a control estatal y a ningún estudiante se le volvieron a retener las notas, si no daba la contribución “voluntaria”.
Los supuestos defensores de la “democracia” para quienes democracia significa explotación capitalista de los obreros, pegaron el grito al cielo y vociferaron a los 4 vientos que el presidente Daniel Ortega era un populista que estaba manipulando la pobreza del pueblo.
Cuando el gobierno Sandinista comenzó a construir pasos a desnivel, carreteras nuevas por todo el país y los servicios de luz y agua llegaron hasta los más recónditos parajes de la nación, la oposición entro en estado de shock y comenzaron a intensificar sus acusaciones de dictador.
Durante los 17 años de la ridícula “economía social de mercado”, los 3 gobiernos títeres de Estados Unidos, no construyeron un solo hospital. Viajar a Matagalpa y Jinotega era como recorrer una carretera que parecía haber sufrido un bombardeo aéreo.
Pero en honor a la verdad, si construyeron 2 modernas correteras: la que hizo Alemán de Managua a El Crucero donde tenia su finca El Chile y la que construyó Bolaños de Managua a Masaya, pasando por su mansión ubicada en El Raizón, cerca de Piedra Quemada, frente al volcán Santiago.
La oposición antisandinista, desesperada, fanática y golpista, (el golpismo lo llevan en su ADN, como la naturaleza depredadora de un león africano), ya no aguantó más y recurrió al golpe de estado de Abril de 2018, para lo cual se prepararon por unos 5 años.
Lo que más les ardió, no fue el convenio petrolero con Venezuela, y sus enormes ventajas crediticias, que le permitieron a ALBANISA amasar un capital de entre 400 y 600 millones de dólares, tampoco les ofendieron las modernas carreteras y los pasos a desnivel, que rivalizan con las del primer mundo capitalista desarrollado.
Lo que los hizo saltar como micas mal tiradas, fueron 2 cosas: primero, el “populismo” gubernamental mediante el cual, los pobres podían acceder a la educación y la salud gratuitas o con facilidades que no tenían antes, el subsidio a la electricidad, el subsidio al transporte y los programas sociales en el campo y la ciudad, que coadyuvaban a la dignificación de la clase obrera.
El otro factor fue el crecimiento de la economía que colocaba a Nicaragua como el país que más rápidamente estaba creciendo en todo Centroamérica y la forma sostenida del mismo. Durante 8 años seguidos entre 2010 hasta el 2017, el Producto Interno Bruto, PIB, de Nicaragua creció a razón de 5,2%.
No era posible permitir que la calidad de vida de los sectores humildes continuara creciendo. No era posible que el campesinado gozara no solo de asistencia técnica y préstamos accesibles, sino que también recibían semillas mejoradas totalmente gratis. La soberanía alimentaria seria un poderoso pilar que sostendría la economía del gallo pinto (arroz, frijoles, maíz, directo del campo a los mercados de Managua).
Los sectores opulentos, explotadores, chupasangre de los pobres vieron con horror, como Nicaragua crecía mas rápido que Costa Rica, aunque obviamente el PIB de Costa Rica es muchísimo mas grande que el de Nicaragua, pero la economía “Orteguista” no tardaría muchos años en alcanzarla.
La consolidación de un formidable poder popular, el crecimiento económico, sólido y sostenido de la economía y la sociedad en casi todos los aspectos, no auguraba nada bueno a las paralelas históricas, libero conservadoras, también conocidas con el alias de “timbucos y calandracas”, porque veían que les esperaba el basurero de la historia.
Era por lo tanto “justo y necesario” hacer algo dramático que alterara profunda y totalmente, el curso de los acontecimientos. La economía “Orteguista” venia subiendo arrolladoramente más rápido que la leche hirviendo. Urgía parar a Ortega, o de lo contrario, estaban condenados a irse al exilio en Miami, como los cubanos batistianos.
Así nació el ignominioso, maldito y cruel golpe de estado de 2018 que, aunque fracasó, si logró frenar el crecimiento de la economía, pero lo más grave fue que lanzó al hambre y la miseria a millones de inocentes pobladores nicaragüenses. Había que frenar el pavoroso ascenso de Ortega, sin importar el sufrimiento del pueblo, ya que, para la democracia golpista, el pueblo es lo que menos importa.
En un país de solo 6,4 millones de habitantes, con una población económicamente activa con un empleo y subempleo de 3,5 millones de personas y un PIB per cápita de 2,161 dólares en 2017, perder en cuestión de semanas, 500 mil empleos formales e informales, constituía un gravísimo golpe mortal para la economía de los hogares menos favorecidos.
Así como entre 2010 y 2017, Nicaragua experimentó el mayor crecimiento económico sostenido a un promedio de 5,2% anual, durante 8 años continuos, fenómeno que no ocurría desde 1979, de igual manera, después del fracasado golpe de 2018, se produjo una estampida migratoria de nicaragüenses, jamás vista en los últimos 40 años en Nicaragua.
Los ciudadanos salieron huyendo del hambre y la pobreza resultado de una apodada “autoconvocada” insurrección popular, pagada por el multimillonario húngaro estadounidense George Soros y la USAID en una Nicaragua que “ya no volverá a ser la misma” según decía la propaganda mercenaria.
¿Que tenía que ganar el Frente Sandinista de Liberación Nacional pegándole fuego a las selvas de la reserva Indio Maíz o incendiando buses, saqueando supermercados, quemando alcaldías o destruyendo palas mecánicas o camiones de volquete para la basura de los municipios?
¿Porque tenía el FSLN que matar gente supuestamente desarmada y cortar carreteras, incendiando buses, saqueando supermercados, haciendo tranques o levantando barricadas para paralizar la economía nacional? Eso nos lleva a preguntarnos, ¿entonces quien provoco semejante destrucción que solo hambre, pobreza, desempleo y muerte trajo a la sociedad nicaragüense?
La respuesta es mas que obvia. No se necesita ser un graduado de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy (John F. Kennedy School of Government), como se conoce a la facultad de Ciencias Políticas de la universidad de Harvard, para concluir que quienes sembraron el terror, la muerte, el hambre y la pobreza en Nicaragua, fueron los “autoconvocados” que querían implantar la democracia capitalista a “producto de gallina”.
Viendo, y solo viendo así el panorama en su contexto global y no al calor de la altamente falsa y tóxica propaganda mercenaria de los golpistas, es que puede entenderse la poderosa ofensiva justiciera, emprendida por el gobierno del presidente Daniel Ortega contra el principal grupo culpable de la tragedia del pueblo: la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Aunque la cabeza de la serpiente golpista era la Religión Romana, la Gran Ramera de Apocalipsis 17, también había centenares de ONGs golpistas y una gran cantidad de universidades privadas que no solo lavaban dinero y servían de canales para distribuir las migajas de chancheros a pandilleros tranqueros de los barrios pobres, sino que eran agentes activos de la mayor desgracia infligida contra el pueblo nicaragüense desde 1979.
El gobierno del presidente Daniel Ortega, tenía y tiene, el imperativo moral y categórico de hacerle justicia a un pueblo humilde, cuyo único pecado ha sido querer trabajar y darles una vida decente a sus hijos. Después del golpe de 2018, los padres de familia oían a sus hijos e hijas llorar, “papito tengo hambre” mientras los gamonales de la dinastía Chamorro disfrutaban de la agonía del pueblo.
El pueblo de Nicaragua no padece de “masoquismo colectivo” y no permitirá que esta desgracia cancerígena del neosomocismo Chamorrista vuelva al poder y más bien los ha lanzado ya al basurero de la historia ubicado en Miami, el estercolero político de Estados Unidos.
La oposición apátrida, golpista y tarifada, se encuentra en un callejón sin salida. Se parece a un tigre enjaulado que da vueltas y vueltas, buscando la salida, pero tal salida no existe. Por un tiempo creyeron que habían vencido al comandante Ortega y que la presión de la “comunidad internacional” (léase Estados Unidos y sus estados fallidos capitalistas) había obligado al presidente a soltarlos y mandárselos a sus amos imperialistas.
Sorprendentemente, los mercenarios, apátridas, desterrados, fueron condenados por el presidente Ortega (sin la posibilidad de volver a Nicaragua) a tener que trabajar por primera vez en sus miserables vidas y no ser parásitos de los contribuyentes de Estados Unidos (sentencia que impuso Daniel con ayuda de los gringos, que mandaron un avión “chárter” a llevarse a sus muchachos).
Ya están en Estados Unidos, salvo algunas excepciones, andan trabajando de albañiles, destaqueando inodoros, trabajando de jardineros, de niñeras las mujeres, o bañando ancianos. Otros no soportaron el castigo de tener que trabajar y salieron del paraíso terrenal y huyeron a España, Colombia, Chile, Argentina, México y otras latitudes. Son y serán, hasta la consumación de los siglos, los condenados por la historia.
[Carlos Alberto Escorcia Polanco es analista político nicaragüense, afincado en la ciudad de Los Ángeles, California. Fue secretario nacional de la denominación evangélica Asambleas de Dios en la década de los 80s.
Escorcia fue expulsado de las Asambleas de Dios y encarcelado por Sandinista. Se vió obligado a auto exiliarse en Estados Unidos por el constante acoso policial, instigado en su contra por Saturnino Cerrato Hodgson, por sus simpatías Sandinistas.
Escorcia ha sido contribuyente ocasional de la página editorial del diario La Opinión de Los Ángeles, el diario en español de mayor circulación en todos los Estados Unidos.
También ha sido comentarista invitado de la emisora comunitaria KPFK de Hollywood, California, la emisora en FM de mayor potencia en toda la costa oeste de los Estados Unidos, al oeste del rio Mississippi. Escorcia trabajó por 25 años como intérprete bilingüe para el Tribunal Superior de Los Ángeles.
Actualmente se encuentra jubilado, con planes de retornar a Nicaragua e impartir seminarios de formación política-ideológica a la juventud nicaragüense].