Cumbre del G20 anuncia la muerte del multilateralismo occidental Nueva Delhi. Por Kanwal Sibal (*), ex canciller de India. Russia Today en ruso.

El multilateralismo, ya amenazado hasta el punto de que la Asamblea General de la ONU dedicó su sesión del 75º aniversario en 2020 a “reafirmar nuestro compromiso colectivo” con el principio, se enfrenta a una mayor erosión como consecuencia de la ruptura de relaciones entre Rusia y Occidente y el aumento de graves tensiones entre Estados Unidos y China, a las que Europa se está sumando tímidamente.
La globalización, anclada esencialmente en el multilateralismo, se está invirtiendo. La economía mundial, ya sometida a tensiones como consecuencia de la pandemia del virus Covid-19, se ve más presionada por la continuación del conflicto en Ucrania, incluido el uso desenfrenado de las sanciones como instrumento político por parte de Occidente para lograr objetivos políticos contra sus adversarios designados. Las sanciones unilaterales violan la lógica del multilateralismo, emprendidas sin preocuparse por la perturbación causada en los intercambios normales entre terceros países.
El G20 se creó para reunir a los países desarrollados y a las economías emergentes con el fin de abordar colectivamente las cuestiones de crecimiento mundial y estabilidad financiera que el grupo G7, más restrictivo, ya no podía hacer por sí solo, tras la crisis financiera de 2008 provocada por la mala gestión del sector bancario estadounidense.
El G20 fue, en cierto sentido, un guiño a la multipolaridad, pero más con la intención de domarla y mantenerla bajo la supervisión de Estados Unidos.
El futuro del G20 es ahora incierto. Es muy poco probable que se levanten las sanciones de Occidente contra Rusia en un futuro próximo. Esto significa que cualquier cooperación que antes fuera posible entre Occidente y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre determinadas cuestiones ya no será factible.
Con Rusia y China haciendo causa común en cuestiones clave para la paz y la seguridad mundial y regional, ya que ambas son tratadas como adversarias por Estados Unidos, la cooperación internacional en cuestiones que preocupan a toda la comunidad mundial se verá seriamente perjudicada, dentro y fuera de la ONU.
No habrá declaración conjunta
El G20 ya está sintiendo la tensión de las actuales tensiones geopolíticas. Por ejemplo, no se ha podido emitir ninguna declaración conjunta tras las reuniones bajo la presidencia india de los ministros de Asuntos Exteriores, Finanzas y Desarrollo del G20.
Occidente está decidido a impedir cualquier declaración conjunta a menos que se denuncie claramente la intervención militar “no provocada” de Rusia en Ucrania y se responsabilice a Moscú de cuestiones como el impacto económico mundial del conflicto, incluida la escasez de alimentos que afecta a los países más necesitados.
Dado que Occidente se mantiene inflexible a este respecto y que Rusia, con el apoyo de China, no está dispuesta a aceptar ni siquiera el lenguaje de compromiso de la declaración conjunta del G20 de Bali e insiste en que el mandato del G20 es únicamente tratar cuestiones económicas y financieras, será sorprendente que de la cumbre de Nueva Delhi de este fin de semana salga una declaración conjunta.
En ese caso, sería la primera vez que el G20 no consigue emitir una declaración consensuada. Corresponderá entonces a India emitir una declaración del Presidente que incorpore el lenguaje de Bali sobre Ucrania, con la nota de que los párrafos pertinentes no fueron aprobados por Rusia y China.
Sin China y sin Rusia
Esta probabilidad es aún más cierta ahora que tanto el Presidente ruso Vladimir Putin como el Presidente chino Xi Jinping no asistirán a la cumbre. Su ausencia demuestra lo fragmentadas que se han vuelto las relaciones internacionales, hasta el punto de que no se considera que merezca la pena mantener abiertos los canales de comunicación entre las grandes potencias en un momento en que la paz y la seguridad internacionales, así como la estabilidad económica y financiera mundial, están amenazadas.
Se puede especular con que Rusia ha llegado a la conclusión de que no serviría de nada que asistiera a la cumbre pues el G7, la UE y Australia aon profundamente hostiles al país, continúan armando a Ucrania y buscando su derrota militar, y con la probabilidad de que cualquier intervención del Presidente Putin en la sesión plenaria fuera recibida con un abandono. En cualquier caso, el diálogo a nivel del Presidente Putin con sus homólogos chino, sudafricano, saudí y turco se mantiene bilateralmente. Brasil, además, es miembro del BRICS y se ha aprobado la adhesión de Argentina a la agrupación.
La presencia del presidente Putin habría sido un gesto positivo hacia India, que no ha condenado a Rusia por Ucrania a pesar de la presión de Occidente, que ha absorbido las críticas occidentales por comprar petróleo ruso, que se ha negado a invitar como huésped al presidente ucraniano Vladimir Zelensky y que ha dado tanta importancia al éxito de su presidencia. Sin embargo, la ausencia de Putin también ahorraría a India quebraderos de cabeza diplomáticos a la hora de gestionar las tensiones en la cumbre. Por supuesto, la delegación rusa ha participado plenamente en las deliberaciones del G20 en diversos ámbitos.
¿Por qué Xi se ausenta?
Las razones de la decisión del presidente Xi de no asistir son más complejas. China sigue inmersa en un tenso enfrentamiento fronterizo con India, las tropas de ambos países se enfrentan en el Himalaya y 19 rondas de conversaciones militares no han logrado apaciguar del todo la situación.
El breve intercambio entre el presidente Xi y el primer ministro indio Narendra Modi en la cumbre de los BRICS celebrada en Johannesburgo el mes pasado no parece haber sido lo suficientemente productivo. Es posible que el presidente Xi haya tenido la sensación de que en la India le iban a tratar con frialdad. Si no se mantiene un diálogo bilateral con India, se agudizarían las diferencias, y si se mantiene uno pero China no tiene planes para desactivar la crisis, eso también empeoraría la situación.
Es posible que el presidente Xi no esté aún preparado para celebrar una reunión bilateral con el presidente estadounidense Joe Biden, que sí desea una, y prefiera hacerse el duro esperando más propuestas de Washington, que ya ha enviado varios ministros a China.
También es posible que el Presidente Xi no quiera dialogar con el presidente estadounidense en suelo indio, prefiriendo hacerlo en otro lugar. Como en el caso del presidente Putin, el presidente Xi también se ha reunido bilateralmente con varios líderes no occidentales asistentes, o en reuniones de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) o del BRICS.
Es posible que el presidente chino, al igual que su homólogo ruso, también quiera reducir la relevancia del G20 como plataforma liderada por Occidente y construir una OCS ampliada como contrapeso multipolar a la misma.
Es lamentable que el G20 –que tiene en su agenda la financiación climática, la energía verde, los objetivos de desarrollo sostenible, el comercio, las cuestiones de la deuda, las reformas de los bancos multilaterales, las reformas de la ONU, la seguridad alimentaria, la salud, el desarrollo liderado por las mujeres, las criptomonedas, los ciberdelitos, las noticias falsas, el terrorismo, el turismo y la cultura, etc., y sobre los que existe un consenso general de opiniones– sea rehén de Occidente en la cuestión de Ucrania, hasta el punto de no permitir que surja una declaración conjunta acordada.
Lo ideal sería que, sobre todos los temas en los que existe consenso, el G20 pudiera emitir una declaración conjunta a nivel de líderes. La cuestión de Ucrania puede tratarse adecuadamente en la declaración de la Presidencia. ¿Por qué tirar al bebé con el agua del baño?
(*) Kanwal Sibal, ministro de Asuntos Exteriores indio retirado y ex embajador en Rusia entre 2004 y 2007. También ocupó puestos de embajador en Turquía, Egipto y Francia, y fue Jefe Adjunto de Misión en Washington DC.