El espíritu antiintervencionista de nuestro pueblo, el más grande orgullo patrio Matagalpa. Por Margine Gutiérrez, Facebook.
Imagen: La batalla de San Jacinto, Nicaragua, Obra del artista nicaragüense Wilberth Sáenz
Desde William Walker, pasando por Emiliano Chamorro, Adolfo Díaz, Moncada, Juan B. Sacasa hasta el día de hoy, en Nicaragua siempre ha existido una clase social apátrida, que creyéndose herederos directos de Isabel la Católica sueñan con tener en la Presidencia a alguien como William Walker o como Mike Pence, aunque también se conforman con que sea la Ileana Ross-Lethinen o Marco Rubio.
Es un asunto de clase, de “estirpe”, de desmedidas ambiciones de poder para enriquecerse y de un “lacayismo” ancestral, que lo traen históricamente en el ADN, y que los configura como vendepatria, siempre con la mirada puesta en los EEUU.
En el camino pasan recogiendo a desclasados y traidores que asumen con más “ardor” y virulencia –porque están urgidos de ser creídos y aceptados– el discurso colonial, racista, discriminador y pro imperialista que menosprecia a quienes, como Daniel Ortega surgido del pueblo y del combate, ni están ungidos por los gringos ni proceden de la rancia oligarquía sino de las masas y sus luchas. Por eso los ricos y sus adheridos no aceptan un gobierno popular y menosprecian, con odio de clase, al FSLN la organización guerrillera que les arrebató sus privilegios e hizo y está haciendo justicia social en favor de las mayorías.
Esa inveterada actitud, comportamiento e ideología de la oligarquía criolla vende patria, de vivir siempre en función de los intereses foráneos, básicamente en función de EEUU es la causa de nuestro atraso y niveles de pobreza.
A cada intentona de estos lacayos de entregar la soberanía patria a los gringos, el pueblo se ha levantado en rechazo a la injerencia extranjera y los oligarcas criollos han sido azuzados y financiados por la Casa Blanca para provocar una guerra, con el pueblo como carne de cañón.
Ocurrió en 1856, en 1912, en 1927, durante el período de gobierno de Somoza, el último marine yanki. En la década de los 80 con la guerra mercenaria de los contras. Y ahora, desde el 2018, con el intento de golpe de Estado de la Conferencia Episcopal (CEN) y de los “candidatos presidenciales” abundantemente financiados por sus patrones yanquis.
Y siempre, siempre, en todas las guerras, en todos los conflictos internos, Estados Unidos detrás. Los vende patria ejecutando sus planes, llevando a cabo sus campañas y recibiendo el montón de dólares, de los que casi nunca rinden cuentas claras y más de una vez han sido señalados por los mismos gringos de robárselo.
Pero nuestro pueblo siempre ha repelido con valentía y heroísmo la felonía de los libero-conservadores y les hemos propinado, como mínimo, 5 derrotas a ellos y a la agresión extranjera invocada por la oligarquía criolla vende patria: 1856, 1912, 1927, 1979, 1990, 2018, aunque esta sigue en curso con la mano gringa cada vez más visible ante la inefectividad de sus operadores locales.
Hoy 14 de septiembre eso es lo que celebramos: el espíritu antintervencionista de nuestro pueblo que jamás ha permitido que la bota extranjera – invocada por traidores vende patria– holle nuestro suelo patrio.
También celebramos el espíritu indomable de nuestro pueblo, que hoy por hoy, sigue dando muestras de no aceptar ni permitir jamás injerencias extranjeras.
Sandino sigue siendo el camino.
¡Viva Nicaragua!
¡Viva el General Sandino, nuestro más alto ejemplo de antimperialismo militante!