El nacionalismo Managua. Por Moisés Absalón Pastora, Detalles del Momento.

El nacionalismo Managua. Por Moisés Absalón Pastora, Detalles del Momento.

El nacionalismo es una ideología política basada en el principio de que cada nación tiene derecho a formar su propio Estado para realizar los objetivos o aspiraciones sociales, económicas y culturales de un pueblo, sobre todo en la búsqueda de un estado verdaderamente libre e independiente.

Nuestro nacionalismo debe ser la convicción de que Nicaragua es mejor que todas las restantes naciones. A veces el nacionalismo hace que la gente no quiera trabajar con otros países para resolver problemas comunes, pero que son nuestros, que demandan una solución entre nosotros y en la que no influyan los intereses de naciones que por ser poderosas nos quieran avasallar por el delito de no pensar como ellas y por aspirar a construir nuestro propio modelo político, social y cultural que alejado de moldes prefabricados llenos de fallas y por tanto debemos  buscar modelos que nos conduzcan a la construcción de una democracia propia y auténtica que contengan nuestra propia receta, condimento, sabor, características e idiosincrasia con el olor de nuestra tierra, de nuestro aire y océanos.

Es importante entonces no confundir el nacionalismo con el patriotismo. El patriotismo es un orgullo por tu país que produce sentimientos de lealtad y un deseo de ayudar a los demás ciudadanos, por vernos a los nicaragüenses cobijados por una prosperidad que nos cobije a todos sin distingo de colores políticos o conceptos ideológicos.

Por eso el nacionalismo debe ser la convicción de que Nicaragua, en nuestro caso es superior, sin pregunta o duda porque demostramos y así nos lo reconoce el mundo que en paz logramos crecer desde el 2007 y hasta el 2018 que íbamos catapultados hacia un futuro promisorio y aunque caímos por la tragedia que ya conocemos y nos quisieron detener a través de todo ese odio que nos han querido imponer, hoy nos estamos volviendo a levantar gracias al nacionalismo que tenemos la inmensa mayoría de los nicaragüenses y que es una voluntad de hierro forjada por una historia que nos hizo dignos ante las intervenciones externas.

En algunos casos, el nacionalismo inspira a la gente a luchar para liberarse de un opresor extranjero y contra eso guerrearon, vencieron y ejemplificaron José Dolores Estrada y Andrés Castro y lo hicieron liberales como José Santos Zelaya, Benjamín Zeledón, Augusto C. Sandino y Rigoberto López Pérez, entre otros y hoy ese sentimiento prevalece en la mayoría de los nicaragüenses contra el águila imperial y es legítimo porque no fue una vez que la arrogante águila nos sangró con sus garras, pues su odio contra nosotros no es aislado sino  que ha sido de siempre hasta nuestros días.

El nacionalismo se caracteriza ante todo por el sentimiento de comunidad de una nación, derivado de sus orígenes, religión, lengua e intereses comunes. Es una forma de pensar que defiende una nación por encima de todo, incluso por encima de las personas.

En lo personal más allá de mi liberalismo, cuya verdadera doctrina está íntimamente relacionada con el nacionalismo, que para mí está por encima de los colores políticos, celebro que haya una línea de naciones como Cuba, Venezuela y Nicaragua que somos un frente de orgullo y dignidad que hemos reaccionado ante la agresión imperial que desespera porque no ha logrado con todo su poder ser más que el nacionalismo de nuestros pueblos o de nuestros países y lo digo así porque contrario a nuestro nacionalismo existen tambien los entreguistas, los vende patria, los asquerosamente sirvientes de la arrogancia imperial.

Yo quisiera que los peleles criollos que habitan aquí al menos tuvieran, aunque solo fuese un poquito, la creencia de que el país que los vio nacer es mejor que todos los demás y en esa ruta, respondiendo a los vende patria de su época, es que Rubén Darío nos dejó célebremente aquella frase de que “Si la patria es pequeña uno grande la sueña”.

El nacionalismo hace que la gente no quiera trabajar con otros países para resolver sus propios problemas cuando no te acompañan, sino que se meten a tu casa a decirte qué hacer y si no estás de acuerdo simplemente te corren de ella. El nacionalismo es la creencia de que tu país es superior, sin pregunta o duda y Nicaragua hasta el 2018 pasado, hace ya un poco más de seis años, era mucho mejor que otros por esos tiempos en el hemisferio latinoamericano hasta que los vende patria se coludieron con el imperio para destruirlo, para triturarlo y ponerlo como bocado ante el Tío Sam y en esos propósitos insisten y de ahí la insistencia de estar ojo, pestaña y ceja.

En algunos casos, el nacionalismo puede inspirar a la gente a liberarse de un opresor extranjero, como en la propia revolución americana contra los ingleses, como Cuba y Nicaragua contra el colonialismo y el imperio, como lo está haciendo ahora Venezuela que entre más agredida y bloqueada es, más amigos y solidaridad del mundo encuentra como reconocimiento a su nacionalismo.

A mí me hace nacionalista no el acento de la lengua que me enseñaron a hablar, no mi recorrido político, ni mis hazañas, ni mis victorias, ni mis fracasos, sino tener en común grandes cosas hechas en el pasado y la voluntad de hacer otras en lo futuro con gentes que supieron poner por encima de todo su nacionalismo por sentirse orgullosos de ser nicaragüense.

A Nosotros, hombres y mujeres, de este país se nos fue impuesto el catolicismo cuando nuestros padres sin preguntarnos si lo queríamos nos bautizaron por esa religión, pero eso no nos hizo cristianos, cristianos nos hace ser nuestra actitud ante nuestros semejantes. Podemos ser italianos, británicos, argentinos, colombianos, costarricenses, o cualquier otra cosa y así sucesivamente, pero eso, aunque nos confiere una nacionalidad no nos hace nacionalistas porque conozco a algunos que nacidos en mi propia patria andan donde los enemigos de mi país, donde los enemigos de la humanidad, pidiendo que venga el extranjero a robarnos la paz, a confiscarnos la esperanza, a negarnos el derecho de decidir por nosotros mismos, a construir nuestra propia democracia.

Ahí se escuchan algunos ladridos terroristas, de los que fueron montados en un avión para que chapalearan lodo más allá de nuestras fronteras hablando miércoles pero desde lejos y así otros que ponen cara de tristeza cuando tratan de proyectar, que por mucho que diga el estado de Nicaragua que ellos no tienen nuestra nacionalidad ellos por sus pistolas dicen que sí, pero saben qué esos junto a otros que incendiaron al país, que torturaron y asesinaron y que salieron en desbandada, sacando incluso a buen resguardo a su descendencia, por mucho que digan no existen, están borrados de nuestros registros, sin partidas de nacimiento, sin cédulas, sin licencias de nada, sin pasaporte, porque todo podrán ser, argentinos, chilenos, colombianos, ticos, guatemaltecos, españoles, menos ciudadanos estadounidenses, pero nicaragüenses jamás porque un pinolero no hace a la patria la barbaridad que cada uno de estos parias sí le hicieron para según ellos alcanzar la presidencia, la vicepresidencia, la diputación en la asamblea nacional, la magistratura en la corte suprema de justicia, en el consejo supremo electoral, en la contraloría, en los entes autónomos o hacerse de las alcaldía  sin el más mínimo sacrificio porque los sacrificados fueron los que mandaron a morir, los que mandaron a matar, por el poder que ni tienen ni tendrán.

“Lo que hace un país, no es el habla, la lengua no es ser parte del mismo grupo etnográfico, sino el poseer en común grandes cosas en el pasado, y la voluntad de hacer otras en lo futuro” y ese activo de identidad no lo tienen porque la anti nicaraguanidad habla y piensa en un inglés machacado y desfasado.