El Papa debe enmendar su exabrupto Managua. Por Francisco Bautista Lara, CDNN 23

El Papa debe enmendar su exabrupto Managua. Por Francisco Bautista Lara, CDNN 23

Me parece inútil reproducir los comentarios del Papa Francisco por la profunda irracionalidad anacrónica y contraproducente con la que se ha expresado, es decir lo que está mostrando es una actitud contraria a su naturaleza, está degradando su carácter al expresarse de manera absurda, fuera de cualquier contexto histórico y evidentemente, con una incomprensión absoluta a las circunstancias que están ocurriendo y además alineándose de manera evidente a posiciones de agresión y ataques que Nicaragua ha enfrentado durante los últimos años y en su historia.

Hay un perfecto desconocimiento de la historia de América Latina y de la historia de Nicaragua, pero también de la historia eclesial y del rol que compete de la Iglesia; no tengo la menor duda que el papa Francisco es una persona de buena voluntad, sin embargo, estoy claro que es un ser humano capaz de cometer errores garrafales y expresiones que no son infalibles entrometiéndose en asuntos de naturaleza política, pero además no está abonando desde su rol de Jefe de estado y de líder de la Iglesia Católica, no está abonando al espíritu conciliador de encuentro, de conversación, de diálogo entre las naciones del mundo y entre las diferentes opiniones religiosas y políticas que existen.

El Papa debe rectificar

Desafortunadamente cayó en la trampa del medio de información que lo entrevistó que es un medio conocido de derecha radical, no progresistas, cae en eso, se presta a eso y realiza expresiones totalmente fuera de lugar. Tengo que decirlo con franqueza: el papa Francisco se ha expresado de manera errónea, absurda y ha violentando su propio carácter, su naturaleza, yo esperaría una rectificación prudente de Su Santidad en los próximos días y de la forma apropiada, que no necesariamente puede ser pública.

Entonces, frente a esos hechos, aquí no queda más que decir que tenemos que manejar con sentido de responsabilidad lo que ocurre, porque de repente proliferan las ofensas y proliferan las descalificaciones que creo que no abonan a nada. Es decir, para todos es conocido cuál es la historia de la Iglesia Católica del siglo XX, pero también del último milenio. Por ejemplo, cuáles son los orígenes de esta institución religiosa.

Pero también aceptamos y reconocemos que casi el 20% de la población mundial profesa la religión católica y que cerca del 40% de la población nicaragüense también se reconoce católica, con una práctica católica en su religiosidad popular muy arraigada, que no es solo formalidad eclesial, de los ritos y los dogmas, sino que esa religiosidad popular está heredada desde la época precolombina y que está en el sentimiento y en las creencias de la gente más sencilla.

En Nicaragua también tenemos que identificar que hay un proceso político, social y económico de transformaciones. Ese proceso político que Nicaragua ha emprendido pretende solidaridad, equidad, una sociedad más justa; Nicaragua se confiesa en sus instrumentos jurídicos, como cristiana, socialista y solidaria, que promueve un modelo comunitario. Todo eso está en la esencia del cristianismo, de un cristianismo que va más allá de la iglesia católica como estructura orgánica.

Pero además Nicaragua, una pequeña nación de Centroamérica, de América latina y del mundo, se siente con la fuerza moral y con la autoridad de pequeña nación digna que es capaz de demandar, exigir que se garantice y se reconozca su independencia; que se reconozca como soberana y que se le reconozca su capacidad de autodeterminación. Nicaragua es capaz de actuar en consecuencia, es decir defendiendo su independencia, su soberanía y su autodeterminación.

Los «rostros» del Vaticano

El gran pecado que algunos irracionales plantean es que esta Nicaragua es capaz de construir ese modelo, con una visión independiente, de autodeterminación y soberanía, ese modelo político de equidad, de solidaridad que construye una sociedad más justa para superar las dependencias anacrónicas de poderes externos o de oligarquías internas que se ha impuesto en la historia pasada del país.

El Vaticano es una estructura muy compleja y tiene dos rostros. Un rostro es el de ciudad-Estado, que fue reconocida por el Primer Ministro Mussolini en Italia, con el papa de aquel entonces, Pio X, en 1929, con los Pactos de Letrán, y a partir de 1929, en esa pequeña ciudad Estado, donde también se instaura la sede apostólica del obispo de Roma, que es quien dirige a la iglesia católica en el mundo. Lógicamente la iglesia católica tiene presencia fuerte en Occidente, particularmente en América Latina, llamado el continente de la esperanza, precisamente porque no es casual que la primera representación diplomática que se instaló en relación con la Santa Sede, fue la española en tiempos del rey Carlos I en 1530.

Desde esa época nosotros somos influidos por esa tradición católica y cristiana en América Latina, parte de las colonias del imperio español, como colonias del imperio. Nicaragua establece relaciones diplomáticas con la Santa Sede, con esta estructura política de la iglesia católica, en 1909, es decir son más de 114 años de una relación diplomática sostenida.

Creo que ahorita hay un impase debido a estos excesos cometidos, en particular la última declaración del Papa y que estoy seguro sabrá rectificar y que su estructura diplomática sabrá corregir de manera apropiada porque a todas luces, no solamente es un desconocimiento absoluto de nuestra realidad y de nuestra historia, sino que se muestran alineados a una actitud agresiva que Nicaragua sufre del exterior y del interior, para socavar y desestabilizar el país, y por la forma también y el contenido son contradictorias a la naturaleza de la persona que las dijo.

Es decir: la persona se está denigrando al expresarse de esa forma, se está desnaturalizando como jefe de Estado, pero también como líder religioso que debería ser capaz, de conciliar, de articular la convivencia del mundo en la construcción de la paz, de la solidaridad, la equidad y de un mundo más justo.

El modelo de Nicaragua es cristiano

Así que me parece desafortunado lo ocurrido. Nicaragua está obligada, de acuerdo a su capacidad legal y jurídica, en el ejercicio de su soberanía, a actuar en consecuencia y reclamar a esta autoridad a través de los mecanismos diplomáticos correspondientes.

Evidentemente es una respuesta errónea y absurda la que el papa Francisco expresó de manera pública. Nicaragua ha emprendido un camino legítimo para los nicaragüenses, legítimos para América Latina, legítimo en nuestra realidad histórica concreta. Somos autores de un modelo propio, auténtico, creado por hombres, seres humanos, hombres y mujeres. Es imperfecto, está perfeccionándose hacia esa gran aspiración del pueblo nicaragüense, que es de inspiración profundamente cristiana, de equidad, de solidaridad, comunitaria, etc.

En Nicaragua el modelo que se asume es un modelo cristiano, que promueve las manifestaciones cristianas de los nicaragüenses y promueve la libertad religiosa. Aquí esa posibilidad de expresarse, de profesar tu fe, es muy amplia, algunos dirían excesiva, pero la gente puede expresar y puede rezar, puede participar en la iglesia de la manera que su fe le indica, llámese cristiano de cualquier denominación, católico o no católico, o no cristiano de cualquier forma de expresión religiosa.

En Nicaragua se ha dado un fenómeno que se ve claramente en los últimos treinta años (no estoy hablando de los últimos tres años): la población no católica aumenta de manera significativa y la población católica se ha reducido de manera significativa. Ese es un fenómeno que ocurre en Nicaragua, pero también ocurre en Centro América y América Latina.

Sin embargo, algo interesante que pasa en Nicaragua es que si bien es cierto hay menos católicos, no se ha engrosado el número de no creyentes, como ocurre por ejemplo en Chile o Uruguay, donde la reducción de la población católica aumenta la población de no creyente, de tal forma que los no católicos que cambian de opción no se integran a otra creencia religiosa, sino dejan de tener participación religiosa, es decir se vuelven agnósticos o como le quieran llamar.

Pero en Nicaragua no es así: aquí la reducción de la población católica engrosa la población creyente que es cristiana en todas las otras denominaciones, de tal forma que al final de cuentas la población cristiana es general se mantiene alta y la no creyente no sube mucho. Es decir, este es un pueblo que sigue siendo profundamente creyente y cristiano, quizás el 85% o más se confiesa cristiano y hay otro porcentaje importante que aunque no se confiese cristiano, preserva prácticas cristianas, quizás por tradición cultural, histórica y social.

Diálogo y rectificación

Me parece que si tuviera que decir qué es lo que pasó: aquí hubo un exabrupto que llevó a una autoridad del estado Vaticano a cometer un error grave, que estoy seguro será capaz de enmendar y rectificar de la manera apropiada.

Nicaragua, como país soberano, nación soberana, tiene relación diplomática con la que se llama Santa Sede, una institución de derecho internacional, con la que unos 180 estados del mundo han establecido y mantienen relaciones diplomáticas y, aunque no es miembro de Naciones Unidas, sí es observador y también de la Unión Europea, entre otros. De esos 180 países, donde la Santa Sede –persona de Derecho Internacional– establece relaciones diplomáticas, más o menos en 117 países tiene embajadas instaladas dentro de los territorios nacionales, entre ellos Nicaragua; en otros, embajadas concurrentes (es decir tiene sede en otro lugar y atiende varios países).

Aquí en Nicaragua tiene embajada: se llama Nunciatura Apostólica y Nicaragua tiene allá (en el Vaticano) embajada ante la Santa Sede. Ese es el marco en el que funcionan estas relaciones a través de los mecanismos del Derecho Internacional. Nicaragua tiene un Ministerio de Relaciones Exteriores y la Santa Sede tiene una Secretaría para las Relaciones Exteriores también, ambos ministerios establecen las comunicaciones oficiales e informales en la relación de estados –es decir la ciudad-estado, Vaticano, la figura Santa Sede– y el Estado de Nicaragua como estado soberano.

Hay un universo de estados, unas 20, que no tienen relaciones con el Vaticano o con la Santa Sede para ser más precisos, principalmente estados musulmanes, aunque también hay estados musulmanes de Asia y África, cuya mayoría de población no es católica y no es cristiana, que han establecido relaciones diplomáticas con la Santa Sede.

Entonces, en primer lugar, lo que dice el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores nicaragüense, es que “se ha planteado la suspensión que de las relaciones diplomáticas”. Entiendo eso como que hay la posibilidad de esa suspensión, creo que eso va a depender del diálogo o de la relación entre ambas instituciones del estado de Nicaragua y de la Santa Sede para llegar a un acuerdo.

El comunicado de Nicaragua dice que, frente a los hechos ocurridos”, es decir, ante un comportamiento de una institución que reiteradamente está cometiendo ciertos excesos en su relación con el estado soberano e independiente de Nicaragua. No menciona los hechos, pero uno deduce que no es solamente quizás la declaración, yo diría que la declaración pública del Papa es la gota que rebalsa el vaso.

Diálogo, respeto, cooperación

Todas las relaciones diplomáticas a nivel internacional tienen que basarse en tres criterios fundamentales. El primero es el diálogo, el segundo es el respeto (no se puedo ver al otro por debajo o por encima del hombro, no puedo ver al otro con un carácter subalterno, subordinado, una nación soberana se tiene que ver con esa relación de soberanía y respeto), y tercero, cooperación. Por muy grande, por muy poderoso que sea otro estado nosotros como Nicaragua, país pequeño del centro de Centroamérica, tenemos la dignidad suficiente, el derecho suficiente y la fuerza moral histórica suficiente para que nos reconozcan en nuestro carácter de estado independiente, soberano y con capacidad de autodeterminación.

Nicaragua no acepta que un país fuerte y poderoso o que un estado fuerte, poderoso o influyente a nivel internacional, sea capaz de manosear, socavar y menospreciar su propia capacidad política y más cuando esto se está haciendo con absoluta ignorancia de la historia y de las circunstancias nacionales. Y con una actitud irrespetuosa que desdice mucho del carácter diplomático y cristiano de quien lo dice.

Los comentarios del Papa están alineados en el contenido y en la forma a la posición agresiva que algunos actores externos promueven contra Nicaragua, y eso es desafortunado. Es decir, prácticamente se está alineando a un discurso de agresión, de descalificación contra Nicaragua, que es el discurso que promueve en particular Estados Unidos y otras estructuras de poder externo, que son las que promovieron las desestabilización interna en el año 2018 para socavar el rumbo de prosperidad que Nicaragua estaba llevando. Pero también evidencia que el Papa desconoce el nivel de complicidad y corresponsabilidad que algunos liderazgos católicos tuvieron, no solo en los acontecimientos de 2018, sino en sucesos siguientes y en esa complicidad donde estaban siendo financiados o instruidos u orientados por estos actores externos, para provocar desestabilización interna.

Quisiera insistir que Nicaragua tiene un proceso político y social y económico legítimo, se ha encaminado a ese proceso con un propósito real que es profundamente cristiano, de solidaridad, de equidad, comunitario, ese propósito para atender las necesidades de los sectores más vulnerables, para lograr prosperidad pero sin desigualdades profundas, esas desigualdades oligarcas, elitistas, excluyentes, egoístas y anticristianas.

Es decir, Nicaragua maneja un discurso público e institucionaliza dentro de su visión de Estado, en la norma constitucional y en la organización del Estado, ese concepto de familia que se articula perfectamente con la visión cristiana de familia, de protección de la vida, de la vida misma, de comunidad y de paz.

Nicaragua es un país con vocación de paz, porque ha construido la paz a partir de una defensa ardua y difícil, de un camino difícil, porque hemos chocado con las voluntades imperialistas y colonialistas que nuestra actitud rebelde e independiente, soberana y de autodeterminación que el país ha promovido, desde por lo menos el siglo 19. Eso choca con esos niveles de dependencia.

Nicaragua pretende romper las hegemonías imperiales, las hegemonía coloniales y las hegemonía eclesiales. Es decir, nosotros como nación independiente no tenemos por qué acatar los dictados del imperialismo o de un estado europeo que todavía piensa que somos colonia, o de una estructura religiosa o política que cree que nosotros debemos hacer las cosas a su medida y no de acuerdo a los intereses legítimos del pueblo nicaragüense.

Creo que el que más pierde en estas cosas indudablemente es quien las dijo. Quien más perturba su autoridad es el que demostró, con sus comentarios, una absoluta desnaturalización de su rol como líder cristiano, como líder religioso, pero además también es aquel que fue capaz de decir algo más allá de su investidura diplomática y de jefe de Estado. Por lo tanto, violenta estas relaciones entre nuestros estados que son legítimos. Eso provoca en el pueblo nicaragüense –en su mayoría cristiano y muchos católicos como yo, que soy practicante católico– una sensación de tristeza y de congoja frente a eso que parece absurdo pero cuando uno lo escucha de la propia voz de Su Santidad uno se sorprende.

Errores que causan angustia

Pero también recuerdo una frase de Montesquieu (barón y jurista), uno de los enciclopedistas franceses: “soy humano y nada de lo humano me es desconocido”, y el Papa es un ser humano al cual tuve la oportunidad de conocer y de estrechar la mano, conocer sus grandes aspiraciones, sus cualidades, pero también soy consciente que tiene defectos y profundos desajustes. También es influenciado, como todo ser humano; es capaz de cometer errores, algunos graves, y está pilotando esa nave que se llama Santa Sede (El Vaticano) que está llena de complicaciones, tensiones, aspiraciones e intereses. Aunque no hay que repetirlo, sabemos que el poder ahí se ha preservado a través de múltiples circunstancias y maniobras.

La historia tiene suficientes ejemplos, pero además es una iglesia a la cual pertenezco y a veces me angustio al ver los abusos y excesos que algunos líderes religiosos cometen y viven cometiendo a diario por esa imperfección humana, esa imperfección de la iglesia que también es la imperfección de todas las iglesias de todo tipo y de todas las organizaciones que creamos los seres humanos. Algunas con más errores que otras, algunas con más cualidades que otras, pero todas creadas y dirigidas por seres humanos que cometemos errores, que nos equivocamos, que enmendamos, que caemos, que nos levantamos y esa es nuestra realidad,

Estoy seguro que este impase que estamos viviendo en esta relación, va ser superado por el bien de todos en esta relación global, por la paz, por la convivencia, por la prosperidad, por la legitimidad que Nicaragua tiene de construir su propio camino de autodeterminación, de soberanía e independencia, por la actitud cristiana de los cristianos del mundo y los cristianos de Nicaragua y los cristianos de buena voluntad de la Santa Sede que siempre aspiran hacer un mundo mejor.

Quiero aclarar un concepto: la Santa Sede es una monarquía absoluta, es la única monarquía que ha sobrevivido a la Edad Media, con las características que eso tiene, es decir no hay ninguna otra monarquía, porque incluso la monarquía española o la inglesa por muy anacrónicas que sean, son más “modernas”, entre comillas, que la monarquía absoluta que prevalece en la Santa Sede. Eso lo pueden buscar en cualquier definición de derecho internacional. En la monarquía absoluta las características, los procesos de elección son totalmente centralizados, la máxima autoridad es absoluta, no hay un congreso ni una asamblea legislativa o algo parecido, todos los nombramientos vienen de la máxima autoridad y por lo tanto hay absolutismo.

Evidentemente eso no es nada democrático ¿será posible reformar esa curia? Quizás en algún momento de la historia, no estoy seguro, porque la rigidez es muy fuerte. El Papa dice haber hecho algunos intentos de reformar parte de la curia, pero son reformas muy parciales. Por ejemplo, la participación de la mujer en los altos cargos de la curia eclesial o incluso la participación de la mujer en las celebraciones religiosas, etc. Son cosas vetadas aun en todo el comportamiento eclesial; son puntos pendientes por superar ese pasado que no se apega estrictamente a la doctrina cristiana ni al espíritu del Evangelio en su esencia fundamental. Es verdad que, dentro de esa rigidez jerárquica, dentro de esa dirección absoluta, hay estructuras de poder para preservarse, son estructuras de poder político, económico, etc.

Instrumento de poder

La religión se puede convertir en instrumento de poder cuando condiciona las creencias de la gente y aplica sanciones o medidas extremas. Hay suficientes historias de la Edad Media y actual. Por ejemplo, la causa del surgimiento protestantismo en el siglo XVI estaba vinculado a las famosas indulgencias, donde Lutero y otros se rebelaron contra eso que parecía absurdo, hoy lo vemos absurdo pero en aquel momento miles de gente acudían a ello y creían, se convertía en instrumento de amenaza y manipulación para la salvación del alma.

Esa manipulación absurda e incorrecta no está apegada al espíritu del Evangelio de Cristo, que es el que sustenta nuestra creencia cristiana y católica. Entonces, para que se preserve, se constituye una mafia que pretende preservar el poder religioso, político, económico, cerrar filas para que nadie entre y asegurar la continuidad de esa monarquía absoluta medieval que todavía se conserva. Son las cosas pendientes.

Pero más allá de eso –de la pesada historia, compleja y no tan fácil de cambiar que tenemos– creo que es importante entender que la Santa Sede es una institución de derecho público y Nicaragua es un estado soberano, independiente. Ambos en las relaciones internacionales establecen vínculos diplomáticos y estamos obligados en el concierto de las naciones del mundo, a preservar relaciones de respeto, de diálogo y cooperación.

Nicaragua es un país independiente, soberano, que tiene derecho y se ha ganado ese derecho en la historia, a la autodeterminación. Un discurso de ese tipo (lo que dijo el Papa), expresiones de ese tipo y el involucramiento de algunos liderazgos como los conocidos, lo que hacen es alinearse a intereses externos, manipular intereses internos para desestabilizar y tratar de coartar las legítimas aspiraciones del pueblo nicaragüense.

Por ejemplo, el obispo Álvarez está actuando más que como obispo como líder político y está siendo consecuente con sus actitudes de líder político enmarcado a un compromiso externo, de dependencia, en el proceso de agresión contra Nicaragua. Ese es su rol, pero su rol de liderazgo religioso ha sido descalificado por él mismo y por lo tanto no funciona, es decir si yo tendría que decir si es más líder religioso que líder político, evidentemente diría es un líder político, tiene un liderazgo contaminado por la dependencia externa. Pero a fin de cuentas está ahí, utilizando instrumentos ilegítimos como la manipulación, la desinformación, etc., ya que su investidura religiosa ha sido totalmente manchada.

(*) Síntesis de su entrevista en el programa “Temas y Debates” de Eliezer Mora, CDNN23