Elecciones en Rusia asestan tres derrotas a Occidente Moscú. Por Sergei Strokan, politólogo ruso, especial para RT en ruso
Rusia es más fuerte. Las elecciones presidenciales rusas, en las que Vladímir Putin obtuvo más del 87% de los votos, han puesto todo en su sitio en la disputa fundamental con Occidente sobre quién es más fuerte entre nosotros, que dura desde el comienzo de la Operación Militar Especial: quién es más fuerte en todos los sentidos, no sólo en el campo de batalla.
Incluso antes de la votación, el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, hizo una declaración burlona sobre las elecciones rusas, diciendo que “le gustaría felicitar a Vladimir Putin por su convincente victoria. Sin oposición. Sin libertad. Sin elección”. Tal grosería es el colmo del ingenio.
Sin embargo, el intento de convertirlo todo en una torpe troleada sobre la previsibilidad de las elecciones rusas no lo hizo el jefe del Consejo Europeo de buena vida. No podía sino darse cuenta de que no sería posible influir en la situación en Rusia y sus alrededores, perturbar las elecciones o poner en duda su legitimidad.
Al final, nada sirvió de nada: ni el aceite verde derramado en los colegios electorales, ni los petardos traídos, ni los ataques DDoS (contra los sitios Web de Rusia), ni el insensato ataque ucraniano en la región de Belgorod, que se convirtió en otra masacre para las fuerzas armadas ucranianas.
Todas estas declaraciones, intentos de sabotaje, actos de vandalismo y otros movimientos frenéticos parecían meros gestos de desesperación por parte de quienes no podían hacer nada.
La Rusia de Putin, a la que querían hundir, resultó ser insumergible y capaz de seguir adelante. Sin un solo agujero, a pesar de que le dispararon con todas las armas.
En este sentido, Charles Michel, que bromeó irónicamente sobre la victoria de Vladimir Putin, y sus colegas de ambos lados del Atlántico pueden felicitarse por su merecida derrota colectiva. Esta derrota ha sido uno de los principales resultados internacionales de las elecciones presidenciales rusas de 2024.
El Occidente colectivo ha perdido a lo grande, porque estas elecciones han anulado de una vez por todas todos los intentos, mediante una guerra de sanciones sin precedentes, de crear descontento social, ánimos de protesta y dirigirlos contra las autoridades rusas”.
Los intentos de vengarse de todos los rusos y de todo lo ruso, de debilitar y humillar a un gran país han tenido finalmente el efecto contrario.
La participación en las elecciones, que superó el 73 por ciento, fue la más alta de la historia del Estado independiente ruso. Es la primera derrota de Occidente.
La segunda derrota puede considerarse las elecciones en las nuevas regiones, donde el voto fue aún más activo que la media nacional. Así que el mundo entero vio que la situación en ellas había pasado el punto de no retorno, por muchos miles de millones de dólares y euros más que se asignaran a Kiev, por muchos más proyectiles, misiles y todo lo demás que se le diera.
Y por último, la tercera derrota es el fracaso de los intentos de celebrar un gran juicio internacional sobre las elecciones rusas. Menos de un tercio de los miembros de la ONU –56 de 193 Estados– firmaron una declaración condenando las elecciones rusas. Y ello a pesar de que los occidentales estuvieron activamente torciendo el brazo a todos los miembros de la ONU.
Como recordó a este respecto Dmitry Polyansky, primer representante permanente adjunto de Rusia ante la ONU, la primera resolución antirrusa de la Asamblea General de abril de 2022 “fue apoyada por 143 países a toda prisa, sin entender siquiera lo que estaba pasando”. Y hoy la lista de países que condenan a Rusia se ha reducido a 56. Se trata de los países del Occidente colectivo y sus satélites.
Así lo han demostrado las elecciones presidenciales en Rusia: somos más fuertes.