Ex primera ministra de Bangladesh denuncia a EEUU por su renuncia Nueva Delhi. Agencias.
La ex primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, ha denunciado que EEUU pretendía desalojarla del poder debido a su negativa a ceder el control de la isla de San Martín, lo que habría permitido a EEUU ejercer su influencia sobre el golfo de Bengala.
El 5 de agosto paado la ex primera ministra abandonó su residencia oficial en la capital del país, Dacca, para trasladarse a un lugar más seguro en medio de los disturbios.
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Hasina, en un mensaje transmitido a través de sus allegados, afirmó que si hubiera renunciado a la soberanía de la isla de San Martín, podría haberse mantenido en el poder. Sin embargo, optó por no comprometer la soberanía de la isla, destacando su importancia estratégica y la posible influencia geopolítica que representa en la región.
Previamente, el medio Firstpost informó que Washington había ofrecido arrendar la isla de San Martín para la construcción de una base aérea y naval. La isla está situada en el golfo de Bengala, en el extremo sur de Bangladesh.
“Dimití como primera ministra. Podría haber seguido en el poder si hubiera renunciado a la soberanía de la isla de San Martín y hubiera permitido que Estados Unidos controlara el golfo de Bengala”, señala la carta de Sheikh Hasina.
La ex primera ministra señaló que había dimitido voluntariamente para evitar la violencia y muchas víctimas. “Ruego al pueblo de mi país: Por favor, no cedan a las manipulaciones de los radicales”, añadió.
Por qué es importante la isla
La isla de San Martín es la única isla de arrecife de coral de Bangladesh, popularmente también llamada “Narikel Zinzira”, que en bengalí se traduce como “Isla de los Cocos”. Está situada en el noreste del golfo de Bengala, a unos 9 km al sur del extremo de la península de Cox’s Bazar-Teknaf y a 8 km al oeste de la costa noroeste de Myanmar.
La isla de San Martín es un destino muy apreciado por los turistas y un recurso vital para la comunidad local. La economía de la isla se basa principalmente en la pesca, el cultivo de arroz y coco, y el turismo, que proporcionan medios de subsistencia a sus aproximadamente 5.500 residentes.
La isla ha estado en el centro de una larga disputa de soberanía entre Bangladesh y Myanmar, principalmente debido a desacuerdos sobre los límites marítimos y los derechos de pesca en las aguas circundantes, según informan los medios de comunicación.
Esta disputa se resolvió parcialmente en 2012, cuando el Tribunal Internacional del Derecho del Mar (TIDM) dictaminó que la isla se encuentra dentro del mar territorial, la plataforma continental y la zona económica exclusiva (ZEE) de Bangladesh.
A pesar de la sentencia del tribunal, las tensiones resurgieron en 2018, cuando el gobierno de Bangladesh protestó contra el mapa actualizado de Myanmar, en el que aparecía erróneamente la isla como parte de su territorio. Más tarde, Myanmar reconoció que se trataba de un “error” y reafirmó el estatus de la isla como parte de Bangladesh.
Hasina cosió una historia de crecimiento fulgurante
Bangladesh, antaño considerada una historia de éxito, se vio sumida en la confusión cuando el gobierno de Sheikh Hasina fue derrocado en agosto.
Bangladesh, considerado en las últimas décadas un éxito emergente en el subcontinente sudasiático, dio un giro de 180 grados cuando el gobierno de Sheikh Hasina fue derrocado a principios de agosto.
A partir de los años setenta, Bangladesh inició reformas económicas, y la industria de la confección se convirtió en un sector clave durante décadas. Desde su llegada al poder en 2009, Hasina se concentró en esta industria y se expandió a nuevos mercados mundiales, impulsando significativamente el crecimiento del país.
La asequibilidad de las prendas bangladeshíes atrajo a los minoristas internacionales, en particular a marcas de moda rápida como Zara y H&M. Esta demanda no sólo creó millones de puestos de trabajo, principalmente para mujeres, sino que también mejoró el nivel de vida. Hasina invirtió mucho en infraestructuras, lo que dio a las empresas internacionales confianza en la capacidad del país para satisfacer sus necesidades.
Las exportaciones de ropa supusieron más del 80% de los ingresos del país.
Tras haber sido protagonista de un crecimiento constante del 6% entre 2011-19, incluso la inflación minorista cayó por debajo del 6% después de 2016. El PIB per cápita de Bangladesh se duplicó, pasando de mil 32 dólares en 2011 a 2 mil 154 dólares en 2019. Entonces, sobrevino el Covid-19: la potencia exportadora textil se vio gravemente afectada.
A pesar de recuperarse de la pandemia, se espera que la tasa de crecimiento de Bangladesh se mantenga por debajo del 6% en 2024. El país se enfrenta a otros retos económicos, como una inflación superior al 9% y una moneda devaluada, el taka. Esta devaluación ha reducido la renta per cápita en dólares y ha contribuido a la disminución de las reservas de divisas. Los informes también destacan el importante desempleo, todo lo cual ha contribuido al malestar juvenil y al eventual fin del gobierno de Hasina.
El PIB per cápita de Bangladesh se ha moderado, al igual que su tasa de crecimiento y el tamaño global de su economía. El país no ha diversificado sus opciones de crecimiento y sigue dependiendo excesivamente del sector textil.
Sus exportaciones se han más que triplicado, pasando de 15 mil 100 millones de dólares en 2009 a 54 mil 700 millones en 2022. La cuota del sector textil y de la confección en el total de sus exportaciones aumentó del 84.7% en 2009 al 87.5% en 2022. Esta dependencia excesiva pasó factura a su moneda, ya que el déficit comercial se disparó, provocando la devaluación del taka frente al dólar estadounidense.