Incendio acabó con sueño americano de migrante en EEUU Ashkland, Oregon. Nueva York Times

Incendio acabó con sueño americano de migrante en EEUU Ashkland, Oregon. Nueva York Times

Francisco Javier Torres llegó al valle Rogue de Oregon con la intención de sembrar árboles y combatir incendios. Cuando sus hijos eran pequeños, comenzó a restaurar casas rodantes viejas para rentárselas a los trabajadores de temporada que iban a recolectar peras, uvas y cáñamo. En la comunidad de casas rodantes Coleman Creek Estates, al norte de Ashland en la demarcación de Phoenix, había catorce remolques porque Torres los había rescatado del tiradero y los había transformado en un tipo peculiar de vivienda barata para los inmigrantes.

El incendio de Almeda arrasó con ellos a su paso por el valle este mes. También convirtió en cenizas la casa de Torres, un remolque de dos recámaras y dos baños a los que les había puesto piso nuevo hace poco. Perdió las encimeras que había comprado para instalar en la cocina, una colección de herramientas, escaleras y sierras de cadena, su camioneta nueva, fotografías de sus hijos y recuerdos que trajo de México hace treinta años. Sin embargo, su mayor preocupación es qué harán sus vecinos.

“El trabajo de toda mi vida se esfumó, está hecho cenizas”, se lamentó Torres, de 54 años. “Mi negocio iba bien. Siempre me llaman para rentar un remolque más personas de las que puedo atender. Ahora me preocupa qué les pasará a los catorce inquilinos que vivían en Coleman Creek. No puedo ofrecerles nada en este momento”.

El incendio ocurrido a principios de septiembre acabó con dos comunidades dormitorio del valle, Phoenix y Talent, que se encuentran a unos cuantos minutos en automóvil al norte de la frontera de California por la Interestatal 5. Y no fue el único; toda una serie de incendios han tenido en llamas a California y la región noroeste en la costa del Pacífico desde mediados de agosto. Dos enormes incendios nuevos ardían en el norte de California esta semana, con un saldo de por lo menos tres personas muertas y miles de personas evacuadas.

El incendio del sur de Oregon, uno de los peores de esta devastadora temporada de incendios, destruyó más de 2000 hogares, algunos de ellos en grandes tramos de los parques de casas rodantes y edificios de apartamentos que alojaban a una gran comunidad de inmigrantes jornaleros, trabajadores de limpieza, carpinteros y cocineros que habían ido forjando poco a poco una vida estable para ellos y sus hijos.

En su caso y el de muchos otros, el incendio destruyó gran parte de la vivienda barata disponible en una región en que de por sí había pocas viviendas disponibles y la renta ya representaba una carga pesada para los ingresos de los trabajadores. En el distrito escolar que corresponde a Phoenix y Talent, casi la mitad de los estudiantes perdieron su hogar.

Muchos trabajadores inmigrantes ya habían sufrido los estragos de la pandemia de coronavirus y la consecuente recesión este año. En primavera, algunas empresas grandes tuvieron que cerrar al menos temporalmente, en muchos casos sin ninguna advertencia previa para sus trabajadores. Algunos de los que dejaron de recibir cheques de pago no cumplían los requisitos para beneficiarse de las medidas de estímulo de emergencia ofrecidas por el gobierno federal porque ellos mismos o sus cónyuges no son residentes legales en Estados Unidos. Cuando estallaron los incendios, algunas familias no solo perdieron su casa, sino también los ahorros de toda su vida, pues muchos guardaban efectivo en su casa porque desconfían de los bancos.

El número de contagios por el virus entre la población migrante de Oregon también ha sido desproporcionado y la sombra de esa amenaza se cierne sobre las actividades de recuperación.

“En el valle hubo muchísimos casos de COVID-19”, afirmó Erica Alexia, de 28 años de edad, cuyos padres son inmigrantes mexicanos en Phoenix. Tiene varios tíos y una tía que perdieron su casa por los incendios, pero la familia no ha podido brindar el apoyo que les daría normalmente debido a la pandemia. “Es difícil porque todos quieren reunirse, consolarse, vivir juntos el duelo y sanar”.

Sin embargo, en un sentido más amplio, el fuego reveló cuán estrechos son los lazos de esa comunidad, en una medida que muchos de ellos afirman no haber visto antes. Tanto los inmigrantes como los residentes nacidos en el país que no perdieron sus casas por los incendios les han ofrecido a las familias desplazadas la posibilidad de dormir en sus sofás o en el piso. En los centros de ayuda se han recibido muchísimos donativos de ropa, alimentos y otros artículos esenciales. Un grupo de propietarios de restaurantes, en su mayoría blancos, organizaron una iniciativa ambiciosa que tiene como objetivo preparar todos los días comida para las víctimas de los incendios en los próximos meses.

“Es maravilloso ver que tu comunidad se moviliza para ayudarte”, comentó Estefania Ortiz, de 17 años, quien cursa el último año de preparatoria y es prima de Alexia. “No dejo de repetirles a todos mis maestros que es una pequeña comunidad con un corazón enorme”.

Desde hace décadas, muchos trabajadores migrantes han viajado al valle Rogue para impulsar las industrias agrícola y forestal del área, en un principio mediante el programa Bracero de los años cuarenta, gracias al cual los sembradíos estadounidenses tuvieron trabajadores mexicanos. Algunos comenzaron a establecerse en la región de manera permanente en la década de 1970 y otros han seguido su ejemplo. En la actualidad, alrededor del 14 por ciento de la población del condado de Jackson, al que pertenecen Ashland, Phoenix y Talent, es de origen hispano, según las cifras del censo. Casi uno de cada diez residentes de Phoenix nació fuera de Estados Unidos.

Ahora, los inmigrantes de esta región trabajan en huertas de peras, viñedos, restaurantes, servicios de limpieza y empresas regionales importantes como Harry & David, minorista famosa por sus canastas de fruta. Trabajan duro: muchos regresaron a sus labores casi de inmediato después de que se controlaron los incendios, algunos incluso al día siguiente o tras perder su casa y sus posesiones.

Aquí, los hijos de los inmigrantes dicen que sus padres insisten en que la educación, en especial la universitaria, es la forma de lograr una vida mejor. La preparatoria de Phoenix y Talent se concentró desde hace algunos años, con éxito, en aumentar la tasa de egresados con estudios completos, explicó Cesar Flores, quien trabajó como orientador en la escuela.