Libia llora a miles de muertos Trípoli. Agencias.
El ciclón Daniel, que atravesó este domingo el noreste de Libia, ha provocado “un desastre que supera las capacidades de Libia” y deja al menos 6 mil 872 muertos y más de 10 mil desaparecidos especialmente en la ciudad de Derna, la más afectada, según las cifras provisionales informada este miércoles por el jefe del Consejo Presidencial, Mohamed al Manfi.
El ciclón Daniel, que arrasó el noreste de Libia el pasado domingo, ha dejado una devastación sin precedentes en la región. El recuento de víctimas mortales está resultando complicado por las dificultades para recopilar información en medio de una enorme devastación y las limitaciones de acceso a algunas de las zonas más afectadas por la catástrofe.
Las labores de búsqueda y rescate de posibles supervivientes continuaron el miércoles en Derna y otras ciudades del este de Libia arrasadas, decenas de miles de desplazados y pérdidas materiales aún por cuantificar.
Solo en la ciudad de Derna, ubicada a orillas del Mar Mediterráneo, el número de muertos supera los 5 mil 300. Derna es la cuarta ciudad más grande de la región con 120 mil habitantes; ha quedado aislada por tierra debido a su ubicación rodeada por una cadena montañosa. La ciudad se encuentra sin servicios de electricidad ni telecomunicaciones desde el domingo.
Un portavoz del Ministerio del Interior del Gobierno del este de Libia, Mohamed Abu Mosha, declaró el miércoles a la agencia de noticias estatal libia que la cifra de muertos supera ya los 5.300, un número similar al ofrecido por el portavoz del centro de ambulancias y emergencias del este de Libia, Osama Ali, a la cadena de televisión local Alahrar.
El martes, el jefe de la delegación libia de la Media Luna Roja, Tamer Ramadan, había afirmado que unas diez mil personas permanecían desaparecidas, muchas de ellas bajo escombros o tragadas por el mar.
“Libia no estaba preparada para una catástrofe como esa. Nunca antes había sido testigo de ese nivel de catástrofe. Admitimos que hubo deficiencias a pesar de que esta es la primera vez que enfrentamos ese nivel de catástrofe”, dijo el jefe de la autoridad de Emergencias y Ambulancias de Libia, Osama Aly, a un medio local.
El viceprimer ministro, Ali al Gatrani, pidió a la comunidad internacional una intervención humanitaria “urgente”, sobre todo en la ciudad de Derna, la más afectada por este fenómeno. Está bloqueada por vía terrestre, sin electricidad ni comunicaciones y declarada “zona catastrófica”.
“Las necesidades humanitarias superan con mucho las capacidades de la Media Luna Roja Libia e incluso las del gobierno”, explicó Ramadan desde Túnez.
La mayoría de esfuerzos de los servicios de emergencia se están centrando en la ciudad costera de Derna (de unos 120 mil habitantes), que ha resultado ser la más castigada por el paso del ciclón, debido a que las fuertes lluvias e inclemencias meteorológicas rompieron dos presas cercanas a la localidad que liberaron más de 33 millones de litros de agua en el centro de la urbe, arrasando zonas residenciales, puentes y carreteras en su camino.
Hasta el momento, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), ligada a la ONU, ha podido contabilizar más de 30 mil personas desplazadas solo en esta localidad, donde cinco de las siete vías de acceso continuaban bloqueadas la mañana del miércoles. La OIM también informó de que en la zona de la ciudad más afectada por las inundaciones vivía mucha población inmigrante, y que hasta ahora se ha registrado la muerte de 250 egipcios.
Además de Derna, la localidad de Susa, más pequeña y también costera, ha resultado muy afectada por el paso del ciclón. Según la OIM, continúa completamente aislada y no ha podido recibir apoyo exterior.
¿Por qué se ha visto tan afectada Derna?
La ciudad está atravesada por el uadi Derna, un río estacional que fluye desde las tierras altas hacia el sur y que normalmente está protegido de las inundaciones por presas.
Nuevas imágenes por satélite de Derna, difundidas el martes, muestran cómo el río que atraviesa el centro de la ciudad, cuyo caudal estaba regulado por las dos presas que cedieron, quedó totalmente desbordado por la tormenta y el agua de los embalses, lo que inundó una extensa parte de la localidad y derrumbó los puentes que conectaban sus dos mitades. Aunque todavía no se ha determinado la magnitud de las pérdidas materiales, las autoridades locales estiman que entre un 20 y un 25% de la urbe ha quedado totalmente arrasada.
La tormenta mediterránea se formó alrededor del 4 de septiembre y causó muerte y destrucción en Bulgaria, Grecia y Turquía la semana pasada, antes de llegar a Libia. Estas tienen características de ciclones y huracanes tropicales, llamadas “medicán” (contracción de “Mediterranean hurricane”), sólo ocurren de una a tres veces al año.
Para formarse, necesitan flujos de calor y humedad, “reforzados por las temperaturas cálidas de la superficie del mar”, explicó Suzanne Gray, profesora del departamento de meteorología de la Universidad de Reading, en Bretaña.
Calificada por los expertos como un fenómeno “extremo en términos de cantidad de agua caída”, el ciclón Daniel generó que las autoridades decretaran toque de queda y situación de alta emergencia en el país africano.
Desde hace varias semanas, las aguas superficiales del Mediterráneo oriental y del Atlántico son entre dos y tres grados centígrados más calientes de lo habitual.
“Probablemente hayan provocado precipitaciones más intensas”, declararon varios científicos durante una reunión del sistema de alerta meteorológica del Reino Unido.
El cambio climático podría reducir el número de ciclones en el Mediterráneo pero aumentar su intensidad. “Existe una relación directa entre el aumento de las precipitaciones y las inundaciones. A esto se suman las condiciones meteorológicas locales. En este caso, se debe a un bloqueo persistente de la alta presión, que actualmente se está disipando”, explican los científicos.
La mayoría de los expertos se muestran reacios a establecer vínculos directos entre fenómenos meteorológicos individuales y el cambio climático a largo plazo.
Sin embargo, la tormenta Daniel “ilustra el tipo de inundaciones devastadoras que podemos esperar cada vez más en el futuro” a medida que el mundo se calienta, dijo Lizzie Kendon, profesora de ciencia climática en la Universidad de Bristol.