La paranoia de Trump contra pueblo Cuba Washington. Prensa Latina

La paranoia de Trump contra pueblo Cuba Washington. Prensa Latina

Donald Trump termina hoy su mandato como el presidente número 45 de Estados Unidos, y entre los peores récords de su legado los expertos colocan la paranoia que desarrolló en los últimos años contra Cuba.

La política hostil de la administración de este mandatario republicano que fracasó en su intento por reelegirse, marca un hito que algunos especialistas estiman difícil de igualar.

En ese sentido, autoridades de la isla caribeña registran más de 240 acciones punitivas por parte de la Casa Blanca que impactaron al pueblo cubano durante la estancia de Trump en la jefatura de la Casa Blanca, y sobresalieron por su sistematicidad.

Prácticamente todas las esferas de la sociedad de la nación antillana y la vida cotidiana de sus ciudadanos fueron impactadas por este flujo de acciones punitivas, acentuadas en medio de la pandemia.

La mayoría de tales regulaciones unilaterales estuvieron dirigidas a recrudecer el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto hace casi 60 años contra Cuba, con el fin de asfixiar al país, subvertir el orden interno, crear ingobernabilidad y derrocar a la Revolución, refieren especialistas.

Entre las principales afectaciones que generó la política hacia Cuba durante el gobierno de Trump está la decisión de permitir demandas en los tribunales estadounidenses al amparo del Título III de la Ley Helms-Burton, una acción sin precedentes, tras 23 años de sucesivas suspensiones de esa posibilidad.

Por otra parte, el sector de los viajes constituyó un blanco de ataque recurrente durante el gobierno de Trump, en particular las alertas a ciudadanos norteamericanos para que se abstengan de visitar la isla, bajo el pretexto de los supuestos incidentes de salud fabricados por su administración.

Esta medida precedió a la prohibición de viajes de cruceros, la suspensión de la subcategoría de visitas educacionales ‘pueblo a pueblo’ y la modificación de dos de las licencias que permitían las estancias de los estadounidenses en Cuba.

Además, Trump ordenó la cancelación de los vuelos regulares y chárter a todo el país, excepto a La Habana, cuyas frecuencias también fueron limitadas.

La decisión de limitar el monto de las remesas a mil dólares (USD) por trimestre, la suspensión de los envíos de dinero no familiares y la prohibición de remitir ayuda financiera desde terceros países a través de Western Union, impusieron mayores dificultades a los ingresos de muchos cubanos.

Como parte de la campaña de descrédito a la cooperación médica internacional de Cuba, Estados Unidos impulsó el fin de los convenios con varias naciones del área e incrementó las presiones hacia organizaciones multilaterales y terceros países.

Las autoridades cubanas señalan que además del innegable costo humano de estas acciones, el impacto económico para Cuba fue considerable.

Como parte de la estrategia contra Venezuela y bajo el pretexto de la supuesta injerencia de Cuba en ese país, acusación que niega el Gobierno cubano, se adoptaron medidas contra embarcaciones, navieras, compañías aseguradoras y reaseguradoras vinculadas al transporte de combustibles.

Los informes del Departamento de Estado sobre Derechos Humanos, Libertad Religiosa, Trata de Personas y Terrorismo reforzaron la retórica contra Cuba y el descrédito en estos ámbitos, destacan informes de las autoridades cubanas.

La reciente reinserción de Cuba en la lista de naciones que según Washington patrocinan el terrorismo, representó el punto culminante en el empeño de impedir cualquier proceso de avance y eventual mejora de las relaciones bilaterales.

Con la inauguración este 20 de enero de la nueva administración, encabezada por el demócrata Joe Biden en la presidencia, y Kamala Harris como vicemandataria, algunos expertos señalan la posibilidad de que la Casa Blanca intente al menos deshacer algunas de esas medidas restrictivas de Trump contra Cuba.

Sin embargo, pocos se atreven a establecer con certeza cuán serio sería ese esfuerzo, que se vería obstaculizado por sectores de la ultraderecha cubanoamericana y elementos dentro del Congreso de Estados Unidos que buscan subvertir el orden interno en la nación caribeña.