OMS sugiere cultivar más alimentos que tabaco Ginebra. Prensa Latina
Al celebrarse este 31 de mayo el Día Mundial Sin Tabaco, la OMS exhorta a los gobiernos a cesar las subvenciones al cultivo de esta planta y emplear esos recursos a mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición.
“Cultivemos alimentos, no tabaco” es el lema este año de la campaña que pretende concienciar a las comunidades dedicadas a su cultivo sobre las ventajas de abandonarlo y dedicarse a otros sostenibles con los que mitigar el hambre que padecen millones de personas en el mundo.
Anualmente el tabaco provoca ocho millones de muertes, pero los gobiernos de todo el mundo destinan millones a apoyar estas plantaciones, señaló el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hay más de 124 países que producen tabaco como cultivo comercial, y destinan a esa actividad una superficie estimada de 3,2 millones de hectáreas de tierra fértil.
Los tres principales productores son China, Brasil y la India, países que concentran más del 60 por ciento de la producción mundial.
A medida que se endurecen las normativas de los países de ingreso mediano y alto, las empresas tabacaleras se dirigen cada vez más a los países africanos para aumentar su producción de hoja de tabaco.
Según los expertos, el tabaco constituye una amenaza para la salud en general, en particular la de los agricultores, quienes se exponen a plaguicidas químicos, humo de tabaco y tanta nicotina como la de 50 cigarrillos, lo que provoca enfermedades como afecciones pulmonares crónicas e intoxicación.
Uno de cada cuatro agricultores padece la enfermedad del tabaco en verde, que consiste en una intoxicación por nicotina al absorberla a través de la piel durante la manipulación de las hojas, provocando náuseas, vómitos, mareos, dolores de cabeza y abdominal, aumento de la sudoración, escalofríos, diarrea, debilidad y disnea, entre otros síntomas.
Además, habitualmente estos agricultores trasladan sustancias nocivas a sus hogares por medio de su cuerpo, la ropa o el calzado, lo que somete a sus familiares, sobre todo los niños, a exposiciones secundarias nocivas.
También deteriora el medio ambiente por el uso intensivo de plaguicidas y fertilizantes, productos que contribuyen a la degradación del suelo.
Las tierras que se dedican a cultivar tabaco pierden capacidad para producir después otros cultivos, entre ellos los alimentarios, ya que reduce drásticamente la fertilidad del suelo.
Asimismo, provoca alrededor del cinco por ciento de la deforestación total, y por tanto contribuye a la emisión de CO2 y al cambio climático, pues cada año se talan alrededor de 200 mil hectáreas para dedicarlas al cultivo y el curado de tabaco.