Cuídate, Europa, de tu propio Parlamento Por Elson Concepción Pérez | Diario Granma, Cuba

Es indignante la forma en que el Parlamento Europeo ha trastocado el rumbo de lo que debe ser esa entidad, no donde la mentira y el doble rasero puedan imponer debates totalmente carentes de ética.

Ha sucedido varias veces en los últimos años, cuando dos o tres eurodiputados de extrema derecha han hecho del tema Cuba su agenda propia, siempre para denigrarla, acusarla con las más agresivas mentiras, buscar el odio hacia una Isla ejemplo de amor, solidaridad, comportamiento respetuoso y deseos de colaborar, debatir, dialogar.

Una vez más, para este jueves la entidad parlamentaria europea ha convocado un encuentro en el cual el reciclado tema de los derechos humanos en Cuba, si no es el único punto, es el más mediático en un escenario circense de poca monta, con las mismas voces altisonantes y un único objetivo: castigar a Cuba.

En las últimas oportunidades –no sé si ahora será igual– han pagado boletos en avión y viáticos jugosos a algunos sombríos personajes de la contrarrevolución, que han viajado desde Miami a Europa para sumarse al coro mentiroso.

La Cancillería cubana denunció el propósito de algunos eurodiputados de la extrema derecha interesados en mantener presente el odio contra Cuba, y si va acompañado de sanciones, pues mucho mejor, dirían estos personajes, por demás bien conocidos en la propia entidad parlamentaria por quienes defienden a Cuba y sus conquistas indiscutibles en derechos humanos, democracia, solidaridad y compromiso con su pueblo y con muchos otros del mundo.

En vez de gastar dinero en llevar a llamados «disidentes» hacia esa escenografía europea para difamar a Cuba, un país con relaciones estables y amistad comprobada con la mayoría de las naciones de la región, la Eurocámara podría debatir y tomar acuerdos sobre cómo unir esfuerzos, recursos y voluntades, y, en un gesto solidario, tan necesario en estos tiempos, pronunciarse al menos por la distribución equitativa de las vacunas contra la covid-19 y, de paso, reconocer el ejemplo de Cuba, con casi la totalidad de su población inmunizada con vacunas propias que, solidariamente, ofrece a otros pueblos necesitados.

Cerrar los ojos y sumarse al carro de la mentira y la injerencia dictada desde Estados Unidos no debiera corresponder a una institución como el Parlamento Europeo.

Injerencia, mentira y falta de ética

El debate dentro del Parlamento Europeo, en su última reunión, me hizo recordar al poema de César Vallejo en el que advertía “¡Cuídate, España, de tu propia España!”, en épocas en que, desde el interior de la nación ibérica, parecía renacer su cataclismo.

Parafraseando a Vallejo, advertiría a Europa que se cuide de su propio Parlamento, en el cual aparecen voces y propuestas cargadas de odio y mentiras cuando se quiere condenar a Cuba y a Nicaragua, en acciones más acordes con la época de la colonia que de nuestros tiempos.

Una combinación de injerencia, cuya base es la mentira y la falta de ética, aspira a imponerse en foros creados para otros fines, pero donde política y dinero convierten a algunos eurodiputados de derecha y extrema derecha en voceros de segundo nivel de la política que contra Cuba promueven los gobiernos de Estados Unidos.

Pero también allí hay eurodiputados honestos, con ética y con valor para decir la verdad sobre Cuba y defender a la Isla de la dignidad.

La voz enérgica del parlamentario Manu Pineda se hizo escuchar: “La única violación de derechos humanos que sufre Cuba son los más de 60 años de un bloqueo criminal impuesto por EEUU”.

Por su parte, la eurodiputada portuguesa Sandra Pereira consideró la nueva resolución, promovida contra Cuba en el Parlamento Europeo, un intento de obstaculizar la normalización de relaciones entre la Isla y la Unión Europea (UE).

Pueden cambiar el nombre de los debates o el título de la resolución, pero los objetivos son los mismos: interferir en el proceso enmarcado en el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación Cuba-UE, y poner en tela de juicio las opciones de desarrollo, las conquistas, la soberanía y la independencia del país caribeño, advirtió Pereira.

Son tan vagas las diatribas de los eurodiputados del odio y la mentira, que hasta en el comunicado de prensa final se presentan como lo que son: unos mentirosos. De esos debe cuidarse Europa, diría César Vallejo.

Y para estar acorde con el último de los shows mediáticos, piden o “exigen a Cuba” –¡qué miedo!– que ponga en libertad a terroristas y contrarrevolucionarios detenidos por violaciones de la ley o, mejor dicho, de muchos acápites de la ley cubana… y que permita el regreso al país del farsante Yunior García, quien ahora, para estos parlamentarios, es un “exiliado” en España.

Mientras esto sucede en la fría Europa a la que unos pocos eurodiputados, a fuerza de falacias, quieren imponer una política de odio y confrontación contra la Isla, en EEUU un total de 114 congresistas demócratas enviaron este jueves una carta al presidente Joe Biden, para exigir un trato diferente hacia Cuba, que priorice el bienestar del pueblo antillano.

De acuerdo con PL, en la misiva, respaldada por los jefes de 18 comités de la Cámara Baja, solicitan al mandatario establecer su propia estrategia respecto al archipiélago, y abandonar la línea del expresidente Donald Trump (2017-2021), quien reforzó el bloqueo con 243 medidas adicionales aún vigentes.

Los parlamentarios estadounidenses también piden que la administración levante todas las restricciones a las transacciones bancarias y financieras, así como a las remesas familiares y de otro tipo, con el fin de contribuir a mejorar el nivel de vida de los cubanos.

Además, dejaron claro que apoyan un cambio para avanzar hacia la normalización de las relaciones entre EEUU y Cuba.

Es bueno recordar que, en el Parlamento Europeo, dos o tres eurodiputados se encargaron de la diatriba anticubana aprobada ayer. En EEUU, ojalá y la “democracia” de Joe Biden permita escuchar a estos 114 parlamentarios y, más que todo, cumplir sus demandas, que también formaron parte de la campaña presidencial de Biden. Todo el mundo está en espera de que se conviertan en realidad.