Iglesias, privilegios y democracia Por Glenn Sambola, Pearl Laggon, Caribe Sur

Iglesias, privilegios y democracia Por Glenn Sambola, Pearl Laggon, Caribe Sur

El ecumenismo debe ser promovido en todas las sociedades multiétnicas, cristianas y democráticas, especialmente debido a la pésima práctica de algunos miembros de alto rango de la Iglesia Católica, que siempre buscan imponer su voluntad y creencias, no solo en la población fiel, sino también en la esfera más amplia de la vida económica, social y política del Estado. Sin una buena dosis de ecumenismo, es difícil construir un estado laico y, además, promover el derecho humano a la libertad de religión o de creencia, garantizado por el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y la mayoría de las constituciones políticas modernas.

Jerarquía católica conspira

Nicaragua, por supuesto, no puede ser la excepción a esta norma. La Iglesia Católica, alineada con los intereses extranjeros y la oligarquía, ha montado un ataque total contra el Gobierno de Daniel Ortega, con el objetivo de derrocar a la administración: primero en 2018 y hoy día, promueve la unidad de la oposición bajo sus candidatos conservadores favoritos, los Chamorro, Cruz o Aguirre Sacasa.

Si alguno de estos primos no es elegido para ser el único candidato de la oposición, su estrategia alternativa es lanzar una campaña, sin lugar a dudas financiada por Estados Unidos o la Unión Europea, para influir en que el pueblo de Nicaragua no vote en las elecciones de noviembre próximo, lo que en Nicaragua se considera un delito electoral. Si los Mairena, Maradiaga, Araica, Mora o Henríquez creen que tienen alguna posibilidad de obtener la bendición y el apoyo de la Iglesia Católica, están tristemente equivocados.

Ninguna otra denominación cristiana se ha manifestado tan adversamente contra la administración. Tomemos las declaraciones de Silvio Báez, quien este lunes, con el sesgo habitual, afirmó que “no habrá oportunidad para elecciones justas, democráticas y transparentes”. ¿Se deben considerar estas las palabras de un obispo o más bien las declaraciones de un personaje político con una clara intención de perturbar un proceso electoral? ¿Báez trabaja para Estados Unidos o está a las órdenes de Luis Almagro? Lo único que sabemos con certeza es que el Santo Padre, el Papa Francisco, ha optado por sacarlo de Nicaragua debido a su agenda políticamente motivada que se desvió completamente de la misión pastoral que se le asignó. No está en el exilio político en Miami: en todos los lugares en donde resida, la razón es que ha sido destituido de su cargo por su superior.

Las otras iglesias

¿Por qué no vemos este comportamiento en las iglesias Bautista, Anglicana, Morava, Adventista, Pentecostal o Presbiteriana? ¿Por qué no hemos visto a los líderes de las iglesias Evangélicas comportarse de manera tan imprudente? Creo que la respuesta está en parte en nuestra historia colonial, que en la costa del Pacífico de Nicaragua le ha dado a la Iglesia Católica más privilegios de los que se merece.

Algunos de los líderes de la iglesia realmente creen que son mejores que el resto de nosotros y, por lo tanto, sus opiniones sobre cualquier tema deben prevalecer sobre las nuestras.

Disfrutan del recuerdo de una época en la que fueron la ley del país, por lo que sus acciones están dirigidas de manera recurrente a recuperar esa posición dentro o incluso por encima de la vida política.

Ninguna otra iglesia en Nicaragua ha tenido un poder tan ostentoso, avalando la esclavitud y la opresión, creando o derrocando presidentes, habilitando y manteniendo dictaduras, acumulando vastas extensiones de tierra y riqueza, entre otras prácticas que fueron permitidas en ese momento, por la iglesia misma.

Al no tener el poder supremo asignado a la Iglesia Católica, a las otras denominaciones cristianas se les negaron privilegios y, por lo tanto, desde su establecimiento en Nicaragua han trabajado incansablemente para promover su verdadero mandato: edificar y guiar a sus congregaciones, fomentar la tolerancia y la comprensión y promover los principios cristianos.