La descalificación como deporte extremo de la derecha Por Afonsa Goicoechea

La descalificación como deporte extremo de la derecha Por Afonsa Goicoechea

Cuatrocientos años antes de Cristo el filósofo griego Aristóteles afirmó que “el hombre es un animal político. A diferencia de otros seres vivos de la naturaleza, que también viven en grupos, el ser humano establece relaciones sociales conscientemente porque vive en sociedades organizadas políticamente y participa en mayor o menor medida en los asuntos del grupo humano a que pertenece. La finalidad es lograr el bien común: la felicidad de los conciudadanos. Es decir, sus objetivos comunes son la supervivencia, la protección, la procreación, el alimento; para ello, el ser humano y bajo esas condiciones, no puede ser concebido fuera de su relación con el gobierno en su condición de ciudadano.

La historia de la humanidad nos enseña que la organización social y política humana ha venido evolucionando y adoptando diferentes concepciones y formas de administrar el gobierno, según el estamento que detenta el control de la colectividad, con puntos de vista muy variados y hasta opuestos, según los intereses de quienes tienen el poder en la sociedad. Por ejemplo, la historia de Nicaragua registra los siguientes hechos: en 1931, el costo de la Guardia Nacional era de 1,104.834 de córdobas, cantidad casi un 100% mayor que lo solicitado al Congreso cuando se presentó el proyecto de su creación. Ese mismo año se cerraron las escuelas públicas, y el presupuesto de Educación se redujo de 600 mil a 51 mil córdobas. La diferencia es más o menos equivalente al aumento del presupuesto de la GN. Los datos son brutales, considerando el papel que jugó la genocida GN durante 45 años en la vida de Nicaragua como ejército ocupación al servicio de intereses extranjeros, financiado con los impuestos de los nicaragüenses.

Derecha e izquierda

En un momento dado de la historia se empezó a hablar de la derecha y de la izquierda, cada una de las cuales con conceptos opuestos con relación a los objetivos antes enumerados ha hecho lo imaginable para desalojar a la otra del poder. La historia igualmente nos enseña que el recurso mayormente empleado por la derecha es la descalificación y la desacreditación de todas las decisiones y acciones emprendidas por la izquierda en función del país. Para ello crean medios de comunicación que manipulan cualquier información, hacen afirmaciones sin sustento real o creíble, aun sin importarles caer en la contradicción ridícula, mienten abiertamente. Lo peor del caso es que los ejemplos del fenómeno abundan mundialmente, no es solo problema de Nicaragua y su subdesarrollo.

Un escritor nacional metido a político golpista y fugado de los patios criollos para no responder por sus acciones delictivas, todos los días hace campaña de difamación en el exterior, sin demostrar ni argumentar su dicho declara “el gobierno nicaragüense es mediocre”. Dado su oficio y su conocimiento del idioma, lo obligatorio sería  que ofrezca explicaciones y demostraciones. Por el contrario, los organismos internacionales de todos los ámbitos del quehacer humano certifican constantemente los logros visibles e irrefutables conquistados por el pueblo de Darío y Sandino. La realidad lo demuestra.

Las aseveraciones principales y más comunes de la derecha en Nicaragua con eco en el mundo son la “grave limitación del ejercicio de la democracia” y “la falta de libertad de expresión”. Evidentemente la derecha criolla concibe la democracia como el simple hecho de depositar el voto en una fecha predefinda, pero cuando sus representantes resultan electos desatienden y olvidan intencionalmente los objetivos enumerados al inicio de esta reflexión. Si la izquierda gana con ajuste a las leyes de la materia, denuncian fraude y convocan a sus pares internacionales a deshacer violentamente lo ocurrido. Como yo lo veo, eso ha sucedido con los sucesivos gobiernos de derecha en nuestro país desde que tengo uso de razón, conste que mis padres tuvieron a bien traerme a este mundo hace bastantes décadas como para poder comparar y sacar conclusiones desde mi experiencia. “La práctica es el criterio de la verdad”, dijo de manera irrefutable otro conocido filósofo.

Igualmente los medios de comunicación de la derecha difunden todos los días lo que quieren, entonces tampoco es cierto que se limita la expresión de las ideas, basta con sintonizar sus emisoras para comprobarlo. Si se refieren a las manifestaciones callejeras vandálicas de los sucesos de 2018 como libertad de expresión, francamente, no se deben permitir. Tampoco creo que muchos de sus afines contemplen complacientes e impávidos una nueva ola de destrozos y se atrevan a aplaudirlos, porque también a ellos los han perjudicado gravemente. El aseguramiento de la paz es la función de los órganos de regulación del orden y la justicia en cualquier parte del mundo, ellos también deben estar en consonancia con los objetivos arriba enumerados, indiscutiblemente, aunque sean víctimas de la descalificación cotidiana.

Como antaño, la derecha sigue demandando el voto favorable de aquellos a quienes históricamente ha excluido.