La gran cruzada nacional anti Covid-19 Por Alfonsa Goicoechea

La gran cruzada nacional anti Covid-19 Por Alfonsa Goicoechea

Uno de los grandes y principales postulados de la medicina moderna es la prevención de las enfermedades, mecanismo que se privilegia frente a cualquier posibilidad de curación o restitución de la salud quebrantada, igual si se trata de seres humanos o de animales.

La humanidad ha encontrado muchos medios como la higiene y la vacunación para proteger la salud anticipándose al padecimiento de incontables males infecciosos. Los inicios de la vacuna en el hemisferio occidental se remontan al año 1796 en Inglaterra con el descubrimiento de la manera de evitar el contagio de la viruela. La historia recoge noticias sobre conocimiento y aplicación de ese principio en la India desde siglos anteriores.

La vacuna es una preparación elaborada en laboratorios científicos especializados después de muchos años de investigaciones con el propósito de generar inmunidad adquirida contra una enfermedad determinada, estimulando la producción de anticuerpos que la previenen de manera eficiente.

Salud para el pueblo desde 1979

Nicaragua tiene una larga experiencia y tradición en la organización de exitosas jornadas nacionales de inmunización que en 2021 ya alcanzaron los 42 años de trabajo arduo. Se dice fácil, pero la tarea exige la inversión de muchos recursos entre los que sobresalen la vocación social, la preferencia por los desfavorecidos socialmente, la voluntad política responsable y la participación ciudadana efectiva en la vida nacional. En 1982, a pesar de la guerra de agresión impuesta y las limitaciones derivadas de la misma, el gobierno nicaragüense obtuvo importantes reconocimientos internacionales por la erradicación y prevención de enfermedades terribles como la poliomielitis y el sarampión, generalizadas anteriormente en nuestro país.

Vale recordar lo ocurrido durante los 17 años neoliberales, lo cual produjo el grave retroceso del sistema nacional de salud, literalmente abandonado a su suerte al desmontar todos los avances y logros alcanzados en la década previa. La historia volvió a cambiar desde 2007 cuando el FSLN regresó al gobierno, fecha en que las finanzas públicas fueron reorientadas a desarrollar programas sociales entre los que destacan la salud y la educación.

Desde entonces tienen gran preponderancia las obras públicas en materia de construcción de unidades de salud de todo tamaño que germinan en todos los puntos de la geografía nacional, dotadas de modernos equipos necesarios y el personal calificado, lo cual indiscutiblemente constituye el primer paso para proteger la salud del pueblo. Los resultados altamente satisfactorios se evidencian en el mejoramiento de los distintos indicadores nacionales del área. Recientemente recibimos las noticias de la cirugía intrauterina practicada por personal nacional para corregir malformaciones congénitas de un bebé que al nacer tendrá garantizada una vida saludable y plena, igual que la felicidad y tranquilidad de su familia. En otro tiempo esa operación hubiera sido impensable dentro de nuestras fronteras considerando las condiciones en las que ocurrió y las personas favorecidas.

Es de esa manera y con las medidas en materia de salud tomadas a nivel nacional desde los primeros días de enero de 2007, cuando el primer caso de Covid-19 fue detectado el año pasado en nuestro país, éste nos encontró preparados y organizados para atender la amenaza, el pueblo recibió atención médica gratuita, información oportuna y recomendaciones necesarias para la previsión. Nuestro sistema nacional de salud jamás fue desbordado, nuestro heroico personal capacitado, organizado y con la disposición a toda prueba siempre ha estado al frente de los requerimientos.

Auténtica democracia

Así llegó el momento de la vacunación contra el Covid-19. Es necesario recalcar varios aspectos para rendir los honores a quienes lo han ganado, aunque la oposición antipatriótica quiera ocultarlos y desvirtuarlos. Los demás servicios de salud no se han visto afectados, entre ellos se sobresalen el censo de peso y talla de la niñez, las dos jornadas semestrales de vacunación en 2020 y la primera jornada de 2021 que incluyen desparasitación y aplicación de vitaminas para adultos y niños. Estas jornadas son destacables porque constituyen tareas extraordinarias que implican grandes movilizaciones del personal de salud visitando los barrios, comunidades y centros escolares en todo el territorio nacional. Yo los he visto caminando largas distancias bajo el sol ardiente.

Coincidiendo con la primera jornada de vacunación del presente año también se puso en marcha la aplicación de la vacuna contra el Covid-19, lo digo porque ya la recibí. Se avisó de la programación en determinado lugar, en fecha y horario previstos, ¿qué encontré? No sobrecargamos los centros de salud, sino que en la agradable, confortable, pintada con colores suaves y atractivos Casa para Personas con Necesidades Especiales de mi localidad (confieso que yo no sabía de su existencia y me sorprendió gratamente) había personal médico uniformado vigilando las recomendaciones del uso de mascarilla y distanciamiento social, en los jardines había toldos para salvaguardarnos del sol y sillas suficientes para los pacientes, no vi aglomeraciones, más bien fluidez en la atención.

Al ingresar se nos pidió lavarnos las manos en el punto dispuesto para tal efecto; luego se nos entregó un número indicativo del turno para ser atendidos; antes de mí ya habían pasado casi 200 personas. Luego de sentarme una joven me tomó la temperatura y la presión sanguínea y preguntó por mis padecimientos, luego otra se acercó a pedir mis datos personales para elaborar la tarjeta de vacunación, me explicó lo relativo a la voluntariedad y firmé el consentimiento para proceder. Siguiente paso fue trasladarme a un salón donde estaba otro personal operando unas computadoras con el registro de los datos y las estadísticas usuales de los ciudadanos a vacunar.

A nadie se le preguntó por sus opiniones políticas en ningún sentido ni contexto alguno. En las redes sociales vimos a muchos de los más connotados opositores al gobierno que se han permitido cualquier ataque imaginable contra el manejo de la pandemia y contra la vacunación, pero recibiendo sus dosis con toda confianza, también escuchamos las declaraciones de algunos de ellos reconociendo la eficiencia del proceso y el profesionalismo de los servidores públicos. Esto confirma que la nuestra es una democracia verdadera. Durante los gobiernos neoliberales solamente nos daban el derecho a decidir a cuál hospital acudir en busca de la cura para cualquier enfermedad, a sabiendas que no encontraríamos materiales, equipos ni personal necesarios en la recuperación de la salud. Para colmo, en esos días aciagos de multitudinarios despidos y desempleo galopante se debía pagar por la consulta médica.

Pacientes, amables, eficientes

Siguiente etapa del proceso fue en el salón contiguo, donde gracias a la previsión, el trabajo incansable de mi gobierno y la práctica humanística del personal médico, agradecida y emocionada recibí la primera dosis de la vacuna Covid Shield, muestra de la solidaridad del pueblo y gobierno de la India. La solidaridad es la ternura de los pueblos. La parada final fue en otro salón donde esperamos 30 minutos bajo vigilancia de una joven doctora y varias enfermeras quienes nos acompañaron todo el tiempo para solucionar cualquier reacción adversa que pudiera presentarse, evento que no ocurrió con ninguno de los asistentes.

Me llamó la atención la actitud y la conducta del personal porque sin excepción fueron cordialmente serios, solícitos, calmados, haciendo gala de paciencia, concentrados en sus funciones, amables y eficientes. Mientras esperábamos, entablamos alegre conversación entre nosotros y con el personal reconociendo el gran valor de la jornada, ánimo que mejoró todavía más con la grata sorpresa de un sabroso fresco y galletas que nos obsequiaron.

La doctorcita nos comentó que todos ellos (médicos, sicólogos, enfermeras, auxiliares de enfermería, estadígrafos e informáticos) son una brigada designada del SILAIS de Chinandega, quienes igual que muchos otros trabajadores de otros Departamentos andan de gira por diferentes lugares cumpliendo la misma tarea con el fin de evitar dejar desprotegidos los servicios de las unidades de salud que normalmente solicita la población. La brigada llegó la noche anterior y al día siguiente debía amanecer en otro municipio, la mayoría de sus integrantes son mujeres, lo cual implica mayores contribuciones personales al alejarse de sus familias en alta disposición por amor al pueblo. Los pacientes acordamos brindar un caluroso y prolongado aplauso de agradecimiento a nuestros hermanos, ángeles de batas blancas. Una señora ofreció su casa para recibirlos la próxima vez que vengan a atendernos.

La impresión que me dejó la experiencia es de una magnífica organización, coordinación, eficiencia y efectividad comparables con el funcionamiento de un fino reloj suizo de lujo. Puedo afirmar que la gran cruzada nacional anti Covid en Nicaragua inició el 10 de enero de 2007, y que el amor de nuestro gobierno por nuestro pueblo es palpable.