Que la bandera azul y blanco nos cobije a todos Por Alfonsa Goicoechea

Que la bandera azul y blanco nos cobije a todos Por Alfonsa Goicoechea

Desde hace tiempo escucho en ruedas de amigos un chiste en el que uno de los personajes dice: “Organicémonos, organicémonos”; al final del cuento la audiencia termina desternillándose de risa, como debe suceder con todo buen chiste. Traigo el evento a colación porque es la misma exhortación que hace años la oposición criolla nicaragüense viene haciéndose a sí misma, pero tristemente no mueve ni a risa, a pesar de las burdas caricaturas y los memes de mal gusto que insultan la inteligencia de sus consumidores.

La caricatura política debe ser especialmente fina, expresiva, cargada de sentido para manifestar los postulados de la corriente que la promueve, debe huir de la ordinariez, la vulgaridad y el irrespeto. Pareciera que los opositores ignoran ese hecho. Ejemplos de buenos caricaturistas de antaño sobran en nuestra amada Nicaragua, pero no es objetivo de este artículo ilustrar a los lectores sobre ese tema.

La mentira, su arma favorita

Los medios de comunicación opositores publican hasta la fecha centenares de artículos que denotan los esfuerzos en favor esa unidad cada vez más difuminada, artificial, forzada, con fecha de vencimiento. Rubén Darío omnipresente diría “el abrazo imposible de la Venus de Milo”. En lugar de presentar sus propuestas para mejorar el país pierden su tiempo atacando a los sandinistas, ¿creerán que denigrando al adversario ganan adeptos y por esa razón es innecesario formular un programa de gobierno? ¿Creerán que se puede conducir el país como el viento a la veleta?

Todos llaman a derrotar al sandinismo y para convencer a sus bases inventan una sarta de razones manipuladas, falsedades y medias verdades, con las cuales pretenden ocultar los verdaderos trasfondos que explican la historia real y cruda de Nicaragua y el Programa Histórico del Sandinismo vigente y en constante cumplimiento. Los resultados de ese programa se materializan palpablemente a diario en beneficio de todos los nicaragüenses, aun en el rincón más remoto del territorio nacional, sorprendiendo al mundo entero con sus logros. Un articulista de la derecha se refirió a estos hechos históricos inobjetables como “sus preferencias ideológicas”, como si fuera asunto de elegir el sabor de un sorbete durante las vacaciones de verano. Dice Albert Einstein que la oscuridad existe porque existe la luz.

La oposición escarba afanosa en busca de los pendientes y se solaza de sus hallazgos para señalarlos como ejemplos de negligencia, errores y supuesta corrupción. A toda costa quieren ocultar que los trabajos pendientes son rezagos arrastados desde la independencia hace doscientos años, inmensos obstáculos (agravados con los destrozos del intento de golpe de Estado), imposibles de allanar en el tiempo que dura un suspiro, aun así, los sorprendentes resultados son producto de los valores patrios y de la unidad en torno a un proyecto honesto, práctico, incuestionable.

Cuando no pueden objetar las obras públicas inauguradas recurren a la explicación “para eso pagamos impuestos, es obligación del gobierno construir y resolver”, entonces pretenden ocultar los logros de la correcta administración de las recaudaciones en beneficio de los que honran sus obligaciones patrióticas.

También procuran esconder que la oligarquía y el gran capital evaden el cumplimiento de sus deberes con el Estado, escudándose en falso hostigamiento y persecución a la empresa privada. Quisieran que la amnesia senil los libre de la omisión de exigir ejecución de sus deberes a los gobiernos desde los 30 años conservadores en el siglo 19, los somocistas y los neoliberales de los siglos 20 y 21. Un señor de cuyo nombre no quiero acordarme dijo que “la construcción de tantas carreteras lindas e innecesarias es solo para que el gobierno venda más carros”. No puede estar más desubicado en la realidad.

La fosa fría de las ambiciones

Volviendo a sus llamados a la unidad, esa tarea se ha convertido en una profunda fosa fría, oscura, de fondo inalcanzable porque no piensan en las necesidades del país, en la Nación, sino en rapaces intereses extranjeros, cuando no en su mezquino provecho individual. De entrada, presas de la desconfianza, unos a otros se exigen acuerdos sobre la manera en cómo van a tomar acuerdos, luego instalan férreos requisitos para discriminar los chaparritos, a los pecadores, los flaquitos, los cobrizos, los que carecen de patrimonio y cierto nivel de escolaridad, los que tosieron, los que vivían antes en el otro andén, solamente los del centro por la plaza, los impolutos y de perfumadas camisas de lino y seda, ah… y los que piensen en inglés. Luego dicen que los eliminados en el primer nivel ya no pueden participar en otra ronda, como sucede en el concurso de Miss Teen. Dicen desconfiar de ciertas miradas, en fin…, en lugar de incluir a representantes del pueblo, su misión y su visión son excluyentes. En conclusión, no hay tales de unidad, ni para la foto oficial de relaciones públicas del patrocinador.

Para consolarse, se dicen unos a otros que los sandinistas no son la mayoría: Puede ser, no todos son militantes, eso es posible, pero también hay multitudes de simpatizantes. Se burlaron cuando el gobierno sandinista de la pobretería empezó a repartir animales de corral, pero callan ante la cristalina realidad que los mercados están rebosantes de alimentos de producción nacional de buena calidad a consecuencia de esa política agraria. La vida está convenciendo paulatinamente a los que nunca antes tuvieron una mejoría en sus existencias abandonadas, de cuál fuerza política representa y defiende sus intereses y hace lo necesario para mejorar las dificultades de sus duras existencias.

Es la fecha y descalifican a los sandinistas, reniegan desde los 80 con el alegato que “Confiscaron a sus legítimos dueños”, es decir, a los oligarcas que antes desconocieron los títulos de la corona española otorgados “bondadosamente” a los pequeños campesinos y las comunidades indígenas (que ya eran dueños desde los siglos precolombinos), expropiados sistemáticamente desde la segunda mitad del siglo XIX porque “consideraban que los indios y los campesinos solamente reproducen el atraso, limitan el progreso”.

Como buenos somocistas, mañosos

Es imposible desmentir sus decretos y leyes confiscatorios, discriminatorios y excluyentes recogidos en La Gaceta de esa época. Se dieron mañas para instituir “legalmente” el trabajo forzado colindante con el esclavismo. No es calumnia evidenciar el establecimiento de reservas indias al estilo del lejano Oeste gringo, bautizadas con el eufemismo de reducciones. Fue un recurso para tener mano obra obligada en todo momento. Los gobiernos liberales y los somocistas continuaron con esos robos durante más de medio siglo para asentar las plantaciones de banano, algodón, maní y café y extraer la madera del Caribe. El burro habla de orejas. Los sandinistas recuperaron los latifundios ociosos y empezaron a devolver las tierras a quienes las trabajan. Durante los gobiernos neoliberales se pagaron indemnizaciones una sobre otra, aunque hubieran recuperado las propiedades.

Desde la independencia, la oligarquía libero conservadora mantuvo la práctica irresponsable y criminal de eliminar física y políticamente al contrario, es lo que ha destruido el país moral y materialmente. El sandinismo es una corriente social y política asentada con firmeza en el país, en las mentes y las conciencias de seres humanos con derechos de todo orden, muchos de ellos fueron asesinados y toturados con saña en 2018 por su ideología, craso error de la oposición es querer borrarla del mapa nacional.

Sería más beneficioso para el país que nos unamos todos con las distintas propuestas para desarrollar a Nicaragua y que la crítica sea constructiva, en lugar de oponerse por capricho, sin presentar alternativas. La política de diálogo y consenso nacional del sandinismo llevada a cabo desde 2007 hasta antes del intento de golpe de Estado en 2018 es evidencia de la vocación y la voluntad política del sandinsmo y de la exitosa participación de todos en el desarrollo de nuestro país.

Organícense de una vez por todas y establezcan un plan de gobierno que no han podido mostrar a pesar de creer que capturarían el gobierno a punta de tropelías y coces de mulas chúcaras en 2018. El sandinismo tiene su plan desde hace más de sesenta años y lo está cumpliendo fielmente en unidad monolítica y bajo una clara conducción irreductible. Sumemos esfuerzos creadores en beneficio de la Nación. Hagamos todos honor al espíritu de nuestro sagrado Himno Nacional, el único en América Central que no llama a la guerra ni al horror.

¡Organicémonos, organicémonos bajo la bandera Azul y Blanco de la Patria!

Un comentario en «Que la bandera azul y blanco nos cobije a todos Por Alfonsa Goicoechea»

  1. No se le puede pedir peras al olmo, menos frutos al árbol estéril, ya demostraron con clara premeditación, alevosía y ventaja, que su objetivo es destruir al sandinismo; olvidan que este mismo sandinismo dio al traste con la cruel dictadura, sanguinaria y asesina de los somozas, que enfrentó a la contra financiada por los yanquis, y que enfrentó 16 años de saqueo neoliberal, y por último logramos derrotar su fallido intento de golpe de estado; o sea que los sandinistas hacemos honor a nuestra consigna de “implacables en el combate, generosos en la victoria”, no abusen de nuestra paciencia, que cuando toquen sus tambores de guerra, nosotros ya estaremos tomando sus reductos y terminando por siempre con su nefasta herencia. Somos PLOMO

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