Sentido común y democracia socialista Por Edgar P. Galo

Sentido común y democracia socialista Por Edgar P. Galo

El capitalismo como sistema y la oligarquía desde sus orígenes coloniales manipularon sin escrúpulos los recursos estructurales de dominación que tuvieron a su alcance para imponer su ideología y sentido común que percibiera natural la condición de pobreza. Naturalizaron las relaciones de explotación imponiendo la narrativa de responsabilidad individual como origen determinante de las diferencias, como si la injusticia fuera una situación natural a la cual adaptarse como culpable.

La desigualdad y exclusión padecida por el pueblo al ser exhibida independiente de la dominación de clase se figuraba como cuestión de suerte personal, especie de predestinación que marcaba el sentido de la vida de acuerdo: al lugar de la sociedad que te correspondió nacer, en qué región geográfica, en que grupo étnico, con que apellidos crecer, de tal manera que la pobreza terminaba siendo asunto de los pobres y su poca suerte, la segregación étnica algo merecido por haraganes, el analfabetismo lo que cada familia debía gestionar y las muerte materno infantil ocurrencias de designio divino.

En el Estado oligárquico la estructura social se determinaba por el rol que cada quien debía desempeñar; desigualdad y exclusión para la mayoría, opulencia y acumulación para pocos. Fue un sistema consentido como verdad inalterable y se mantuvo hasta 1979 cuando es abolido por la Revolución Popular Sandinista dejando en claro que Dios no define ni determina el orden social que era el credo impuesto por la oligarquía, el orden social lo determina la correlación de fuerzas sociales, en este caso el pueblo organizado vanguardizado por el FSLN.

La emancipación cultural

De manera que nuestra lucha también es por la emancipación cultural del pueblo, por la independencia de lazos de dominación subjetiva, es una lucha que se libra en el campo ideológico contra un conjunto de percepciones, usos y costumbres cimentadas desde siglos en el sentido común. Si bien los lazos jurídicos políticos de la relación colonial se rompen con el proceso formal de independencia, no ocurre lo mismo con los lazos culturales e ideológicos que no se disuelven por decreto y van a continuar expresados en tradiciones, religiosidad, diferentes formas de sentido común que actúan como prisiones de larga duración porque son cambios que se mueven lentamente en el largo tiempo de la historia y en unos sectores mas que en otros operan resistencias y sincretismos a tener en cuenta en virtud del amplio tejido de relaciones sociales, políticas, culturales, económicas que estructuran la sociedad.

El capitalismo no es solo un sistema relaciones de explotación económica, también está compuesto por mecanismo de dominación ideológica que a través de la industria cultural individualizan a los sujetos sociales, es una forma de relación social que destruye toda forma de acción solidaria y de complementariedad entre los seres humanos proyectando la avaricia, la ambición y la competencia como una forma de vida.

El falso sentido común

Por eso el sentido común de la relación capitalista se auto reproduce desde lo individual provocando a través del consumo y el mercantilismo determinado tipo de subjetividad en los individuos para que actúen como individuos egoístas, egocéntricos; actitudes totalmente contrarias con los valores de solidaridad y de reciprocidad sobre los que se edifica una sociedad justa e igualitaria.

Es el sistema capitalista el que creó dos de los fetiches conceptuales que tratan de asentar con mas insistencia en el sentido común. En primer lugar, el derecho liberal para encubrir con un manto de legalidad las relaciones de explotación y en segundo lugar la democracia burguesa como procedimiento normativo para dar carta de legitimidad a la desigualdad social. Se ha tratado de cimentar el desarrollo de esos dos conceptos en el imaginario colectivo como hechos sagrados, auto contenidos en sí mismo a los cuales los pueblos deben ajustarse disciplinadamente, porque así son las cosas y cualquier cambio y alteración de ese orden será antidemocrático, autoritarismo o cualquier otro tipo de epíteto con los cuales descalificar la formación de un Estado diferente que represente a los sectores históricamente excluidos y defiende la soberanía y autodeterminación.

En el Estado de derecho y democracia oligárquica los habitantes de Costa Caribe estaban excluidos, sin atención elemental, sin vías de comunicación, sin servicios de electricidad, sin valoración de sus prácticas y tradiciones originarias. Es ese Estado de derecho y democracia el que permitió vergonzantes índices de analfabetismos en el país y facilitó la privatización de los servicios de salud y educación en la década del 90.

El real significado de democracia

Para el sandinismo la democracia no se reduce a formas técnicas y procedimentales como la manipulación sostenida por la democracia burguesa que no resuelve la desigualdad social y que profundiza la exclusión. El sandinismo resignificó el concepto democracia desde el ámbito de lo humano; se gestiona el Estado a favor de resolver las necesidades del pueblo, restituyendo la dignidad merecida de tener los mejores servicios sociales que se puedan brindar con la perspectiva que la democracia es una construcción permanente cuyo imperativo está determinado por la búsqueda del bien común cimentado en la cooperación social, en la solidaridad, valores que distinguen al sandinismo en su ejercicio político transformador.

Esto es posible porque el ser humano ocupa el eje central del programa de gobierno, la condición humana en su dignidad infinita ahora ve restituidos sus derechos negados por los grupos oligárquicos.

La inmensa obra de desarrollo estructural del país impulsada por el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional se profundiza día a día alcanzando beneficios sociales que transforman positivamente la vida cotidiana del pueblo como nunca antes gobierno alguno lo hizo en la historia de Nicaragua.