Soy abril y mayo, y julio Por Francisco Javier Bautista Lara

Soy abril y mayo, y julio Por Francisco Javier Bautista Lara

Rebelión contra la dictadura somocista: domingo de Resurrección, 4 de abril 1954, en el camino a la victoria popular de 1979.

“Mi venganza personal será el derecho / de tus hijos a la escuela y a las flores. / Mi venganza personal será entregarte / este canto florecido sin temores”.

Tomás Borge (agosto 1930 – abril 2012).

En Semana Santa, los cristianos recordamos la Pasión de Cristo, no por la muerte que es sufrimiento y oscuridad, sino por la Resurrección que es júbilo y luz. Es el acontecimiento cristiano que da origen y sentido a la fe que profesa un tercio de la población mundial y el 81% de los nicaragüenses.

Pablo, el apóstol de los gentiles, escribió en la 1ra. Carta a los Corintios: “y si Cristo no ha resucitado, es vana nuestra fe” (15:14). La Pasión fue traición y sacrificio, es compromiso y esperanza, la Resurrección, es la victoria… “La muerte ha sido vencida definitivamente. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?” (15:55). Canta con alegría el pregón pascual en la solemne Vigilia Pascual: “Esta es la noche en que Cristo ha vencido la muerte…”.

Al vencer Jesús a la muerte, nació el cristianismo, que es el revolucionario compromiso de servicio al prójimo, de esperanza y de fe. Ser cristiano es ser revolucionario, es estar al servicio del bien común y de los más necesitados: “Bienaventurados ustedes los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios”.

Sandino dijo aquel 4 de mayo de 1927 frente a la traición vendepatria: “Es fiesta porque fue ese día en que Nicaragua probó ante el mundo que su honor nacional no se humilla; que le quedaban todavía hijos que con su sangre le lavarían la mancha de los demás”. Por eso, esa fecha fue declarada Día de la Dignidad Nacional, no porque fuera firmado bajo la sombra de un árbol de espino negro en Tipitapa el Pacto de sumisión del general José María Moncada ante el representante norteamericano Henry L. Stimpson, sino porque un grupo de nicaragüenses –”eran treinta con él”– no aceptó someterse a las tropas invasoras y junto al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, defendió la dignidad nacional.

¡Nunca más!

De abril a julio de 2018, a tres años, necesitamos decir: ¡nunca más! Fue el doloroso y victorioso camino reciente con altos costos para vencer el odio y la violencia que desencadenaron destrucción y muerte, que abrió viejas y nuevas heridas y pretendió desmontar a traición la esperanza, que desbordó el oportunismo, que contaminó las emociones instintivas a partir de la manipulación virtual y mediática, que uso ingenuidades, que construyó falsedades y articuló complicidades locales auspiciadas por actores externos… Fue la incomprensión egoísta del capitalismo salvaje que se debilita, de la decadente oligarquía que se resiste a perder sus privilegios para compartir los beneficios con equidad.

El Héroe de las Segovias dijo: “Los pesimistas dirán que soy muy pequeño para la obra que tengo emprendida; pero mi insignificancia está sobrepujada por la altivez de mi corazón de patriota, y así juro ante la patria y ante la historia que mi espada defenderá el decoro nacional y que será redención de los oprimidos”. Rubén Darío escribió en su poema Retorno: “Pueblo vibrante, fuerte, apasionado, altivo; / pueblo que tiene la conciencia de ser vivo…”. En él radica la fuerza de la esperanza, la lucha y la victoria.

Abril fue pasión, traición, sacrificio y esperanza, y desde la fortaleza y la dignidad de los hijos de Sandino nos llevó a julio victorioso para continuar… Hubo dudas, certezas, traiciones, miedos y heroísmos, se sembró el pánico con la amenaza y el terror. Las pretensiones de perturbar la paz, alterar el orden y la seguridad ciudadana, interrumpir el progreso social, económico y político, solidario y comunitario, fueron frenadas por el ímpetu popular de la dignidad, el compromiso y la buena voluntad.

Celebramos porque la muerte y la destrucción no vencieron, y nunca vencerán, porque la vida y la esperanza es nuestra y prevalecerá siempre a pesar de las adversidades. “La virtud está en ser tranquilo y fuerte; con el fuego interior todo se abrasa” (Rubén Darío). Podríamos reconocer frente a la historia reciente, según el escritor mexicano Octavio Paz: “Más que el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad”.

El miedo lleva al odio

Los cristianos extendemos la mano, acompañamos con fraternidad, construimos caminos y puentes; los sandinistas lo hacemos con patriotismo, compromiso y autodeterminación, promoviendo la solidaridad por el bien común que es signo de resurrección por la construcción de un mundo mejor, es la Pascua que se renueva y fortalece.

El filósofo andalusí musulmán del siglo XII, Ibn Rushd Averroes, identifica que “la ignorancia lleva al miedo, el miedo lleva al odio, y el odio lleva a la violencia. Esa es la ecuación”. El miedo fue alimentado con la mentira y la desinformación que es consecuencia de ignorancia y mala intención, pero no prevaleció, porque la verdad, tarde o temprano, sale a luz, porque la vida, siempre vencerá a la muerte. El cristianismo y todas las creencias religiosas coinciden con el budismo al afirmar que “el amor es el método supremo para solucionar todos los problemas”.

De abril a julio se demostró que la violencia, la confrontación, la manipulación y la destrucción no son el camino, llevarán al fracaso, que nuestro modelo inclusivo exitoso y esta sociedad humana imperfecta deben emprender su propio y legítimo camino para avanzar juntos, por “la opción preferencial por los pobres”, para ofrecer a los más vulnerables y excluidos, y a todos y todas, “una real oportunidad de vivir con dignidad”, para aprovechar con sostenibilidad nuestras riquezas naturales, capacidades humanas y oportunidades como nación, con equidad y por el bienestar común que supera al interés particular. “En julio nació Julio…” dice un verso a Julio Buitrago del joven poeta esteliano Leonel Rugama.

En julio, “Siempre será 19…” “Siempre será pueblo heroico, avanzando siempre sin retroceder. / Ellos sembramos el sol, ellos sembraron amor, / y hoy nosotros defendemos la vida, / la cosecha encendida, la revolución.”

Frente a la desesperanza, el fuego destructor, la provocación golpista, el duelo que nos consterna, los insultos calumniosos, los “tranques de la muerte”, la jauría de “lobos disfrazados de cordero”, “la cizaña” sembrada, el terror y la confusión paralizante que arrebató miles de empleos, la campaña imperial condicionante y agresora, las sanciones y amenazas arbitrarias e ilegales, se levantaron, como la creciente y fresca ola natural que baña la costa de nuestros mares, como los retoños del campo que florecen indetenibles con las lluvias de mayo, la solidaridad sin condiciones y miles de voces, ojos y brazos de comprometidos patriotas para defender, como el “Pequeño Ejército Loco” que nombró Gabriela Mistral, la soberanía, la dignidad y la obligación de continuar por el rumbo de prosperidad que hemos emprendido con optimismo firme, sin detener la marcha por el dolor causado que nos consterna, pero viendo siempre de frente con entusiasmo, alegría y con la certeza que la victoria es nuestra.