Palestina aún llora a Yasser Arafat, a 19 años de su martirio Ramallah. Agencias.
Este 11 de noviembre, se cumple el 19 aniversario del martirio del icónico presidente y líder Yasser Arafat, una fecha que ha quedado como un recuerdo doloroso que recuerda el fallecimiento de un líder que libró una lucha de liberación por la Causa Palestina durante décadas, y enfrentó innumerables batallas militares y políticas, hasta que terminó con su martirio en 2004, tras un asedio y agresión israelí que duró más de tres años en su sede de la ciudad de Ramallah, Cisjordania.
“Abu Ammar” fue martirizado en difíciles circunstancias internas y externas, que el pueblo palestino y su causa de liberación aún sufren, como resultado de la ocupación, la agresión y el asedio israelí. Mártires, heridos y miles de combatientes languideciendo en los centros de detención, la expansión del colonialismo, la demolición de viviendas y el desmembramiento de la patria.
De esta manera, el mártir Yasser Arafat estuvo físicamente ausente de Palestina, pero su legado de lucha aún está firmemente establecido en el corazón de su pueblo.
Semblanza
Ramallah. Agencia Wafa
“Abu Ammar” nació en Jerusalén el 4 de agosto de 1929, y su nombre completo es “Muhammad Yasser” Abdul Raouf Daoud Suleiman Arafat Al-Qudwa Al-Husseini. Recibió su educación en El Cairo y participó como Oficial de reserva del ejército egipcio para afrontar la agresión tripartita contra Egipto en 1956.
Estudió en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Fouad I de El Cairo, y participó desde su juventud en la resurrección del movimiento nacional palestino a través de su actividad en las filas de la Unión de Estudiantes Palestinos, de la que luego asumió las riendas de su presidencia.
En la década de 1950 participó con un grupo de patriotas palestinos en la fundación del Movimiento de Liberación Nacional Palestino “Fatah”, y se convirtió en su portavoz oficial en 1968.
La lucha armada palestina dio inicio en 1965 y aunque sus ataques no afectaron seriamente al ejército israelí, sirvieron para levantar la moral de los palestinos y proyectar internacionalmente la fama de Arafat. En febrero de 1969, fue elegido Presidente del Comité Ejecutivo de la Organización de Liberación de Palestina. El cargo lo habían ocupado anteriormente Ahmed Al-Shugairi y Yahya Hamouda.
Los campamentos guerrilleros organizados por la OLP, se establecieron en Jordania, en la línea fronteriza con Israel, promoviendo la creación de la Autoridad Nacional Palestina en los territorios de Gaza y Cisjordania.
En 1974, Abu Ammar pronunció un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, donde fue el primer representante de una organización no gubernamental, en dirigirse al plenario de la ONU. En esa ocasión pronunció su famosa frase: “Vine a ustedes llevando el rifle del revolucionario en una mano y una rama de olivo en la otra. otro, así que no dejes caer la rama verde de mi mano”.
La primera Intifada
En 1982, el gobierno israelí intentó desarticular la guerrilla palestina en Líbano e invadió el sur de ese país, cercando a Arafat y a sus fuerzas en Beirut. La diplomacia americana negoció la evacuación de la OLP de Beirut, aunque Estados Unidos se negaba a reconocer a esta organización como interlocutora en el conflicto en Medio Oriente. A finales de 1987 comenzó la primera Intifada y al año siguiente Arafat declaró la independencia del estado palestino.
Como Comandante en Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Revolucionarias Palestinas y del Movimiento Nacional Libanés, Abu Ammar lideró la batalla contra la agresión israelí contra el Líbano durante el verano de 1982.
También lideró las batallas de firmeza durante el asedio impuesto por las fuerzas invasoras israelíes alrededor de Beirut durante 88 días, que terminaron con un acuerdo internacional que exige la salida de los combatientes palestinos de la ciudad, y cuando los periodistas preguntaron a Yasser Arafat en el momento en que partió por mar hacia Túnez en un barco griego sobre su próxima parada, él respondió: “Me voy a Palestina”.
El líder Yasser Arafat y los dirigentes y el personal de la OLP fueron invitados en Túnez, y desde allí comenzó a completar sus diligentes pasos hacia Palestina.
Negociaciones
Tras la declaración de independencia de Argelia el 15 de noviembre de 1988, el 13 y 14 de diciembre de ese año en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el gobierno argelino lanzó la Iniciativa de Paz Palestina para lograr una paz justa en Oriente Medio. La Asamblea General en ese momento se trasladó a Ginebra debido a la negativa de Estados Unidos de conceder una visa a Yasser Arafat para acudir a Nueva York.
El 16 de diciembre de 1988, sobre la base de la propuesta de Argelia, la administración de Ronald Reagan decidió iniciar un diálogo con la Organización de Liberación de Palestina en Túnez a partir del 30 de marzo de 1989.
Participó en una serie de negociaciones con el gobierno de Israel para poner fin al conflicto, incluyendo la Conferencia de Paz de Madrid en 1991, los Acuerdos de Oslo en 1993, y la Cumbre de Camp David de 2000.
En 1994 recibió el Premio Nobel de la Paz junto con Yitzhak Rabin y Shimon Peres, por las negociaciones en Oslo.
Yasser Arafat, al frente de la OLP, regresó a Palestina de conformidad con los Acuerdos de Oslo, firmados en 1993 entre la organización y el gobierno israelí en la Casa Blanca, el 13 de septiembre.
El 20 de enero de 1996, Yasser Arafat fue elegido Presidente de la Autoridad Nacional Palestina en las elecciones generales, y a partir de ese momento comenzó el proceso de construcción de las bases del Estado palestino.
Tras el fracaso de las negociaciones de Camp David en 2000 como resultado de la intransigencia israelí y del deseo de Yasser Arafat de no descuidar los derechos de los palestinos ni violar sus principios, la Intifada de Al-Aqsa estalló el 28 de septiembre de 2000.
Sitiado en su cuartel general
Como resultado, las fuerzas de ocupación encabezadas por tanques rodearon al Presidente Arafat en su cuartel general, con el pretexto de acusarlo de liderar el levantamiento, e invadieron varias ciudades en una operación que llamaron “muro defensivo”, y mantuvieron el asedio impuesto en un espacio estrecho que carecía de la condiciones mínimas para la vida humana.
A finales de 2004, tras llevar más de dos años de confinamiento forzoso en las instalaciones de la Muqataa, la salud de Arafat experimentó una súbita recaída. Fue trasladado al hospital militar Percy, en Clamart, en París, Francia, donde falleció el 11 de noviembre de 2004, tras varias semanas de tratamiento médico.
En aquel entonces las autoridades francesas se negaron a revelar la causa exacta y a finales de noviembre de 2012 un grupo de expertos franceses y suizos exhumaron el cadáver enterrado en Ramala, Cisjordania, para aclarar las causas de su muerte y confirmar si se había producida por envenenamiento.
Los resultados revelaron la implicación de las autoridades del régimen israelí en el asesinato del líder palestino. El 11 de enero de 2013 el presidente israelí Shimon Peres, admitió por primera vez la participación del régimen de Tel Aviv en la muerte de Arafat.
Arafat fue entregado por unas magras monedas del enemigo
Por Suhail Hani Daher Akelue. Primer Embajador del Estado de Palestina en Argentina. En 2017 escribió este artículo que hemos actualizado.
Es muy difícil abordar luego de tantos años del envenenamiento del Padre de la Patria, Yasser Arafat, el juego sucio que se desató tras su muerte para encubrir a los autores del magnicidio. Luego de 13 años del envenenamiento de uno de los principales estrategas de los siglos XX y XXI, no hay responsables ni cargos contra los autores, pese a que se conocen sus nombres a viva voz.
Ni la OLP ni Al-Fatah investigaron su muerte con la seriedad del caso. Ni lo llevaron a los Tribunales internacionales y solo lavaron su ácida conciencia emperifollando los agrios sabores de la entrega con la construcción de un Mausoleo en la Mukata’a (presidencia) de Ramallah para guardar sus restos.
El presidente del Estado de Palestina, Yasser Arafat (Abu Ammar), excesivamente demacrado, cargando con el peso de una larga y dolorosa historia de vida, solitariamente percibió, sin decirlo, que había sido traicionado y envenenado, y que muchos de su entorno lo abandonaron por algunas magras monedas del enemigo.
Sitiado militarmente desde el 1 de diciembre de 2001 por las fuerzas sionistas en la presidencia por orden del premier Ariel Sharon y su canciller Shimon Peres, ambos responsables de ‘crímenes de guerra’, fue espinosamente encubierto. Todo el efecto del envenenamiento comenzó a erupcionar cuando la noche del 27 de octubre de 2004, mientras cenaba con algunos de sus allegados, sintió fuerte dolores estomacales, vomitó y sufrió un desmayo por más de 10 minutos.
Nadie hizo nada
Ni los jerarcas árabes sosegados en sus sillones de fina terminación en oro, ni el occidente achispado con la ética de las libertades y las democracias actuaron para evitar que Sharon y sus cómplices arrastraran a un democrático jefe de Estado al cadalso de la muerte.
Los sionistas Ariel Sharon, Shimon Peres, Shaul Mofaz, Ehud Barack y Ehud Olmert, estimularon el magnicidio públicamente con su hostil lenguaje, más la suma del terrorismo de Estado israelí con sus ataques de mísiles y buldóceres a la indefensa Mukata’a, para acabar con la vida de Arafat. Sobraron las evidencias para ser acusados ante la Corte Penal Internacional de magnicidio.
El manipulado mutismo de las partes no logró dejar afuera la letal responsabilidad israelí ni la de Mahmoud Abbas. Embriagado por el rigor del lobby político-económico judío, Abbas colaboró de distinta manera con el enemigo para quebrar la desafiante ‘revolución palestina’ de la década de 1950 y la popular Intifada a finales de los ’80 inspiradas por Abu Ammar. Mientras, con su rostro cómplice acicalado con ásperas máscaras de preocupación, utilizó los cuadros de Arafat junto al suyo en sus oficinas ministeriales y embajadas para amainar su sombrío silencio.
En 2003, en una reunión secreta entre Abbas y Peres, en ese entonces canciller de Sharon, “discutieron el derrocamiento de Arafat”, expuesto en la publicación del domingo 23 de octubre de 2011 por el diario israelí Yediot Ahranot: “Abbas le dijo a Peres que al tener estos contactos secretos estaba poniendo su vida al límite”. Según lo trascendido, Abbas, “pidió a los israelíes solicitar a Estados Unidos financiar a la Autoridad Palestina cuando él sea elegido”, al igual que velar por su seguridad. Consumó de esa forma la muerte anticipada de Arafat.
En el fragor del dolor interno
Destituido por Abbas en 2007, el ex canciller y uno de los fundadores de Al-Fatah, Farouk Kaddoumi (Abu Lutf), denunció en la televisión qatarí Al-Jazeera de contar con “los documentos que demuestran que Mahmoud Abbas estuvo involucrado en la conspiración para asesinar a Yasser Arafat” (16/7/2009). Y adicionó en una entrevista con el diario londinense Al-Quds Al-Arabi, citado por el diario israelí The Jerusalem Post: “La Autoridad Palestina y su presidente (Mahmoud) Abbas, no desean ningún tipo de resistencia contra Israel… Fatah fue debilitada (militarmente) para no regresar al camino de la lucha” e increpó a Abbas “de congelar sus sueldos por criticarlo” (31/10/2012).
En el concierto de las acusaciones, Fahmi Shabana, ex oficial de inteligencia palestino y miembro de la Comisión Palestina de Investigación de la muerte de Arafat, en una entrevista con el periodista israelí Yoni Ben Manahim, publicada en el sitio Bet Reshet Israil, reveló: “dos palestinos participaron en la muerte de Arafat, uno de ellos pertenecía a la fuerza de seguridad de Al-Fatah en la Franja de Gaza y el otro es un alto político que ayudó a encubrir el crimen…El liderazgo palestino tiene vasta información que nunca mostrará” (15/7/2012).
Por su parte, el vicepresidente del Consejo Legislativo Palestino (parlamento), actualmente clausurado por decreto de Abbas, Hassan Khreisheh, fue más allá y acusó en el diario saudí ‘Al-Shark’, que “Algunos líderes de la ANP participaron de la muerte de Arafat causada por Polonio 210 radioactivo. Órganos palestinos, árabes e internacionales obstaculizaron el trabajo de todas las comisiones creadas para investigar las causas de la muerte de Arafat con el fin de evitar la búsqueda de los responsables del asesinato de líder palestino” (6/7/2012).
El informe forense
En sintonía con las denuncias y luego de la exhumación de su cuerpo en noviembre de 2012 solicitada jurídicamente a la ANP por su esposa Souha y su hija Sahwa en los tribunales franceses, el informe forense suizo de 108 páginas elaborado por los científicos del Instituto de Radiación Física del Hospital Universitario de Lausana, Suiza, afirmó: “Las nuevas investigaciones radio toxicológicas demuestran niveles altos de Polonio 210 en las costillas, la pelvis y en los fluidos corporales de Arafat” (7/11/2013).
Mientras, su director médico, Francois Bochud, indicó en conferencia de prensa: “los resultados apoyan de forma moderada la proposición de que la muerte fue consecuencia de envenenamiento con polonio 210”. Por su parte, el Dr. Abdullah Bashir, médico del equipo de investigación palestino, sostuvo: “Arafat no murió de enfermedad, ni de vejez, sino a causa de un material radioactivo venenoso conocido como Polonio 210”.
Como era de esperar, el gobierno israelí rechazó de plano el informe de los científicos suizos y el portavoz de la cancillería, Yigal Palmor, irónicamente dijo: “los resultados suizos no son concluyentes. Si se encontraron rastros de Polonio que podría indicar el envenenamiento, no hay evidencia de como ocurrió este…”. La soberbia sionista le permitió obviar que Arafat estaba cercado y desconectado del mundo desde el 2001 y que Israel es una de las tres potencias nucleares que genera ese mortífero elemento químico.
Si algo faltaba, no se puede dejar de sumar las demenciales palabras del ex presidente estadounidense George Bush (h), otro de los responsables como participe secundario del envenenamiento, quien en plena invasión a Irak agitó la muerte no sólo de Saddam Hussein, sino también la de Arafat, expresando: “Israel debía asesinar al histórico líder palestino para retroceder los anhelos independentistas a los niveles de bajo cero y generar un gobierno palestino servil a la potencia israelí” (21 de marzo de 2003). En la práctica, los hechos quedaron plasmados.
Su viuda jamás se rindió
La desazón ahondó en su esposa. “Arafat era un hombre sano de 75 años, que murió en 2004… se trata del crimen del siglo”, se lo dijo conmocionada a la agencia de noticias Al-Jazeera luego de conocer el informe científico.
Entre sus declaraciones, Souha, le formuló al periódico británico The Guardian: “es impactante… Recuerdo que Yasser se estaba consumiendo rápidamente en el hospital y veía cómo en sus ojos se expresaban un montón de interrogantes. La muerte es un destino en la vida, es el destino de todo el mundo, pero resulta terrible cuando es el resultado de un envenenamiento. Fue conspiración para deshacerse de él. Mi hija y yo queremos saber quién lo hizo. No nos vamos a detener en nuestra búsqueda hasta descubrir al autor o autores del asesinato. Se trata de un crimen político”.
Souha Arafat, a quien la OLP le prohibió entrar en Palestina ocupada para asistir a los funerales de su esposo en Ramallah y hoy la mantiene en el exilio, durante los 11 días de agonía de su esposo en el Hospital Militar Percy de París, controló suspicazmente y evitó el acceso de las visitas de los funcionarios de la ANP. Con lacónicas palabras acusó a tres de sus antiguos compañeros, entre ellos, a Mahmoud Abbas, “trataron de heredar el poder y enterrar en vida a Abu Ammar”.
La dosis del Polonio 210 utilizado por Israel con la cooperación de algunas manos palestinas llagadas de traición, es un millón de veces más tóxico que el cianuro y sólo esa radiación nuclear la poseen Israel, Rusia y Estados Unidos, abriendo pruebas directas de la participación israelí. El portavoz del Instituto, Darcy Christen, confirmó: “El material encontrado en las pertenencias de Yasser Arafat, normalmente se produce en plantas nucleares, puesto que se extrae del uranio” (4 de julio de 2012). Israel lo posee en su base nuclear de Dimona en el desierto de Beersheva ocupado en 1948.
Por su parte, el doctor Azza Agha, especialista en farmacología y toxicología, decano de la Facultad de Farmacia en la Universidad del Cairo, tras acceder al Informe, afirmó que “Todos los hechos científicos alcanzados por el Instituto sobre las verdaderas causas de la muerte del presidente Arafat, son incuestionables”.
El pueblo palestino en la Ribera Occidental despidió a Arafat con llanto y un inconmensurable dolor el 30 de octubre de 2004, cuando abordó el helicóptero para trasladarse a Amman y subir a un avión francés que lo llevaría a Paris para su internación. Casi dos semanas después, el pueblo recibió su féretro con el corazón destrozado. Su silenciada voz estalló. En una encuesta del Centro Palestino de Políticas Públicas en Ramallah realizado en noviembre de 2005, mostró que “el 59 por ciento de los palestinos culpó a Israel de envenenar a Arafat y un 21 por ciento consideró que fue envenenado por palestinos”. Notorio reflejo popular de la complicidad.
Después de 19 años sin justicia ni castigo a los culpables, cada vez golpea más fuerte la enérgica voz del comandante Yasser Arafat, señalando: “Estoy preparado para ser mártir… Llegará el día que un hijo de nuestra patria enarbolará nuestra bandera palestina sobre los minaretes de Jerusalem, nuestra capital”.