Afganistán: la falsa historia de una guerra interminable Por Carlos Santa María | HispanTV, Irán

Afganistán: la falsa historia de una guerra interminable Por Carlos Santa María | HispanTV, Irán

Pese a que en el Occidente desconocen la realidad mundial debido a los Medios Masivos de Desinformación (MMdeD), la verdad paulatinamente se va haciendo clara.

Lo cierto es que fue una intención perversa que el régimen estadounidense dirigido por George Bush atacara a Afganistán y ocupara su territorio a través de una invasión armada en 2001, con el presunto objetivo de asesinar a Osama Bin Laden, señalado como autor intelectual del autoatentado a las Torres Gemelas y usado como justificación para la usurpación de la soberanía afgana por más de dos décadas.

Es una maldad programada ya que todo confirmó que los secuestradores de aviones eran en su mayoría de Arabia Saudí y, por tanto, la mirada debía dirigirse hacia donde estaba el epicentro. Sin embargo, se ocupó un país generando un caos inhumano que persiste hasta hoy donde más de ochocientas mil personas han fallecido producto de este insensato acto destructivo, sin contar las consecuencias colaterales como la destrucción económica, sanitaria y social de un país.

Para la visión occidental, cuando Biden establece que este 11 de septiembre retirará las fuerzas estadounidenses, CNN se interroga angustiado qué pasará ahora, pregunta que nunca se hizo en 30 años respecto al caos existente, creando una historia absolutamente vacía y falaz.

Según esta versión, cada uno de los últimos cuatro presidentes estadounidenses ha hecho algún esfuerzo por poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos, identificando 2300 vidas militares estadounidenses perdidas con decenas de miles de heridos, innumerables bajas afganas y más de 2 billones de dólares de los contribuyentes gastados que dejarán partes de Afganistán bajo el control de los mismos líderes talibanes que estaban en 2001.

Considera que los combatientes de Talibán, entre los cuales estaba Osama Bin Laden, obligaron a retirarse a las fuerzas soviéticas. Estados Unidos canalizó armas apoyando a estas fuerzas antisoviéticas, pero en el vacío de poder postsoviético, los talibanes se formaron bajo el liderazgo del mulá Mohammed Omar, que quería crear una sociedad única, expulsar del país las influencias extranjeras como la televisión y la música e imponer una versión represiva de la ley que es particularmente dura con las mujeres. En 2001, controlaban casi todo el país.

Acorde con esta percepción de CNN, Estados Unidos invadió Afganistán para enfrentarse con Al-Qaeda (no con los talibanes), red terrorista internacional, la que atacó a Estados Unidos el 11 de septiembre. Los autores intelectuales del ataque habían estado operando bajo la cobertura de los talibanes, que se negaron a entregar a Bin Laden tras el ataque. A fines de 2001, él había cruzado de Afganistán a Pakistán, donde permanecería escondido hasta que las fuerzas especiales de la Armada (Navy Seal) lo mataron allí en mayo de 2011.Ingrese su correo electrónico para suscribirse al boletín informativo de cinco cosas de CNN.

Con la óptica del Destino Manifiesto desde el 11 de septiembre, toda una generación de jóvenes estadounidenses ha adquirido una nueva comprensión del valor de la libertad, su costo y deber, el sacrificio, ya que el objetivo de Estados Unidos en Afganistán es evitar que vuelva a convertirse en un semillero de grupos terroristas como Al Qaeda. Cuando Estados Unidos abandonó Iraq, por ejemplo, el vacío de poder ayudó a conducir al surgimiento del grupo terrorista Daesh allí.

Lo extraño es que se reconozca que la invasión denominada ‘Libertad Duradera’ se inició con la aprobación del Congreso y que apoyado en ella se ha ‘actuado’ en al menos 37 países diferentes, según el Servicio de Investigación del Congreso.

La historia no contada

Lo que no se ha contado es que la guerra comenzó hace más de cuatro décadas, con la intervención soviética en Afganistán y la contra revolución organizada por el régimen estadounidense creando al grupo terrorista Al-Qaeda como base de los talibanes representados en los combatientes antisoviéticos, ayuda mantenida en secreto que inició el 3 de julio de 1979 cuando el presidente Carter firmó la primera directiva apoyando a los oponentes del régimen pro soviético en Kabul.

Tampoco se dice que el gobierno socialista de Afganistán en realidad hizo más que preocuparse por las mujeres y las niñas. Las educó, empleó y de alguna manera las liberó de la servidumbre patriarcal, además de invitar a la Unión Soviética para luchar contra los terroristas patrocinados por USA, quien financió y armó a Osama bin Laden para destruir ese avance, así como controlar el mercado del opio.

La lucha se entroniza actualmente por la visión neoconservadora que exige más intromisión en Afganistán, preocupados falsamente por las mujeres y el sistema educativo ya que no existe en Yemen, Siria, Irak, el este de Ucrania, etc.  Antes del caos, el 70% de los maestros y el 40% de los médicos en Afganistán eran mujeres. Ahora 1 de cada 3 puede ir a la escuela. La verdad es que este país está justo al lado de Irán y permitiría a Israel tener tropas y bases para ejercer más presión y control estratégico.

Ahora las fuerzas ocupantes deberán salir y los talibanes han amenazado que el 1 de mayo es el límite, aunque la propuesta de escabullirse de modo escalonado hasta el 1 de septiembre puede abrir ciertos espacios de diálogo. Existen otros factores a tener en cuenta: la influencia de Pakistán, el posible traslado a yihadistas de los campos de Libia y Turquía; el rol que jugará el sionismo y la CIA a quien se le desbarata la contratación privada, el manejo del mercado del opio y su poder sobre el servicio de inteligencia afgano; seguirá Turquía, La India y otros países, con el complicado plan de reparto del poder en Kabul para mantener a Afganistán como una base desde donde Estados Unidos podría hostigar a China o con Chapman, instalación militar clasificada de Estados Unidos en el este de Afganistán.

¿Qué ocurrirá entonces?

El conflicto no cesará con la salida de las fuerzas de ocupación, aunque permite que la ciudadanía afgana decida su presente. Indudablemente habrá contactos desde Rusia, China, Irán, Pakistán, India, las repúblicas de Asia Central, Estados Unidos, que poseen intereses diferentes en esta situación de geopoder, unos hacia la paz y otros para atizar lo bélico, lo que no excluye la intensificación del desencuentro.

Nunca hay que olvidar que después del retiro de las fuerzas soviéticas en 1988, USA dejó un caos atroz haciendo que muchos de los mismos políticos poderosos y señores de la guerra que se atacaron mutuamente en una furiosa guerra interna, hoy estén ubicados al frente del proceso de negociación que se ha estado formando a través de un Alto Tribunal de Reconciliación Nacional que primero deberá aunar las perspectivas enfrentadas en Kabul.

Como se sabe, USA nunca se ha comprometido a desarrollar procesos de paz y destruir los grupos terroristas como Al-Qaeda y Daesh; más bien, abrió el camino político para amenazar a otras naciones, tener bases de inteligencia militar, permitir el más alto nivel de producción y contrabando de heroína en el mundo, dio negocios a contratistas privados y nunca pensó en el pueblo afgano. Hoy debe irse sin contemplaciones y sus gemidos por la gente que dice amar y defender son simplemente la mímica de un fantasma cruel que no hizo lo debido por la justicia y equidad en ese país.

Podríamos finalizar con la hipócrita pregunta realizada por Kate Clark, codirectora de la Red de Analistas de Afganistán, entidad financiada secretamente por agencias de inteligencia occidental: ¿Quién conservará el progreso logrado en los últimos 20 años si se empeora la guerra civil o el Talibán captura territorio?