EEUU: clavado en el pilar de la vergüenza Por Li Zhun | Global Times

EEUU: clavado en el pilar de la vergüenza Por Li Zhun | Global Times

“¿Por qué Estados Unidos reasentó a sólo 12 refugiados ucranianos en marzo?” se preguntaba Reuters en un titular el 12 de abril.

Más de 4 millones de personas han huido de Ucrania a los países vecinos desde que Rusia lanzó operaciones militares especiales el 24 de febrero, según datos de Naciones Unidas, desencadenando la crisis de refugiados más volátil de Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial, informó Reuter.

Ante las crecientes críticas y la presión de los defensores de los refugiados, el gobierno de Biden declaró el 24 de marzo que Estados Unidos utilizaría “toda la gama de vías legales” para aceptar hasta 100,000 ucranianos que huyen de la guerra.

Esta cifra contrasta fuertemente con el papel de Estados Unidos a la hora de avivar las llamas del conflicto entre Rusia y Ucrania.

De hecho, durante décadas, Estados Unidos ha librado repetidamente guerras en el extranjero que han dado lugar a numerosos refugiados. Sin embargo, cuando se trata de reasentarlos, Estados Unidos pasa estratégicamente la pelota. La situación de los refugiados demuestra que Estados Unidos, aunque se autoproclama “defensor” de los derechos humanos, es en realidad su mayor “violador”, según los observadores.

Demagogia yanqui con refugiados ucranianos

“Vamos a acoger a los refugiados ucranianos con los brazos abiertos si, de hecho, vienen hasta aquí”, fue una promesa hecha por el presidente estadounidense Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, repetida por el secretario de Estado Antony Blinken y la secretaria de prensa de la Casa Blanca Jen Psaki. Sin embargo, Estados Unidos, artífice del conflicto entre Rusia y Ucrania, ha aceptado un número lamentablemente bajo de refugiados.

Reuters informó de que Estados Unidos admitió a 514 refugiados ucranianos entre enero y febrero, según datos del Departamento de Estado, y que sólo 12 fueron reasentados en marzo, mientras la guerra se intensificaba y el número de ucranianos que huían se disparaba. Esto significa que el número de refugiados ucranianos admitidos por Estados Unidos era sólo de cinco a finales de marzo, cuando el presidente Biden prometió que Estados Unidos aceptaría hasta 100,000 el 24 de marzo.

Tal vez desde el principio, Estados Unidos estaba dispuesto a dejar la crisis de refugiados resultante a Europa. Jen Psaki había dicho el 10 de marzo que la administración cree que la “gran mayoría” de los refugiados querrá permanecer en los países vecinos, donde muchos tienen familia, amigos y antiguos empleadores.

El Departamento de Estado dijo que trabajará con las Naciones Unidas para llevar a los refugiados ucranianos a EEUU si no tienen protección en Europa, haciendo hincapié en que el reasentamiento en su territorio no sería un proceso rápido.

La palabrería de Estados Unidos también puede reflejarse en su vía de aceptación de refugiados. Reuters informó de que las vías incluyen el programa de reasentamiento de refugiados de EEUU, que proporciona una ruta hacia la ciudadanía, así como las vías de visado existentes y un programa de ayuda conocido como “permiso humanitario”, que permite a las personas entrar en el país con carácter temporal de emergencia.

En el marco del “permiso humanitario”, conseguir un visado no es cosa fácil, ya que los solicitantes deben demostrar que su viaje tiene un propósito de buena fe, que se quedarán durante un tiempo limitado, que pueden cubrir sus gastos y que tienen un lugar fuera de EEUU y otros lazos vinculantes que aseguren su eventual regreso a casa, condiciones obviamente difíciles de cumplir para muchos refugiados, informó Forbes el 10 de abril.

Biden ha elevado el límite nacional de admisión de refugiados a 125,000 para 2022. Sin embargo, transcurridos seis meses del año fiscal del gobierno, Estados Unidos ha aceptado menos de 9,000. A ese ritmo, es imposible imaginar que se cumpla la reciente promesa de la administración, según un artículo de opinión del Washington Post.

Las atrocidades de EEUU en el extranjero

Los millones de refugiados ucranianos son sólo las últimas víctimas de la hegemonía mundial de Estados Unidos. Después de la Segunda Guerra Mundial, EEUU emprendió guerras en todo el mundo que no sólo causaron la muerte de civiles inocentes, sino que también provocaron un gran número de refugiados, afectando gravemente al desarrollo económico y la estabilidad social de los países y regiones afectados.

Las llamadas guerras antiterroristas lanzadas por Estados Unidos en los últimos 20 años se han cobrado la vida de más de 929,000 personas, según un estudio publicado por el Instituto Watson de Asuntos Internacionales y Públicos de la Universidad de Brown.

Un informe de investigación de The New York Times en diciembre de 2021 reveló que las fuerzas estadounidenses realizaron más de 50,000 ataques aéreos en Irak, Siria y Afganistán, causando “miles de muertes de civiles”.

Los observadores señalaron que el ejército estadounidense había estado ocultando el número de víctimas en las guerras, y que las cifras reales de muertes de civiles eran mucho más altas de lo que había afirmado.

El ejército estadounidense suele encubrir o restar importancia a sus crímenes de guerra. En agosto de 2021, 10 civiles afganos, entre ellos siete niños, murieron en un ataque con drones realizado por las tropas estadounidenses, antes de que éstas se retiraran de Kabul. El Pentágono admitió posteriormente que el ataque fue un trágico error, pero señaló que ninguno de los militares implicados se enfrentará a ningún tipo de castigo, informó The New York Times.

En su país, Estados Unidos crea “capullos de información” con su fingida libertad de expresión para mantener a la opinión pública estadounidense ajena a los abusos de los derechos humanos y a los desastres humanitarios causados por sus tropas en las guerras de ultramar. En la guerra de Vietnam, por ejemplo, el uso inhumano por parte del ejército estadounidense de un arma química, el herbicida “Agente Naranja”, causó enfermedades congénitas de por vida entre las poblaciones locales. Pero el gobierno de EEUU se limitó a bautizar esas enfermedades como “el síndrome de Vietnam”.

Millones de refugiados

Al mismo tiempo, EEUU tiene un espantoso historial de “producción de refugiados”. A lo largo de los 20 años de guerra en Afganistán, por ejemplo, la agencia de la ONU para los refugiados advirtió que unos 6 millones de afganos fueron desplazados por la fuerza de sus hogares. Y casi 23 millones de personas, que representan el 55% de la población del país, se enfrentan al hambre extrema, incluidos 3,2 millones de niños menores de 5 años.

Según el informe 2022 del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la guerra siria ha provocado que los refugiados sirios superen los 610,000, lo que la convierte en la población con mayor necesidad de reasentamiento.

Según Global Times, todavía hay 5,6 millones de refugiados sirios viviendo en países vecinos. Sin embargo, The New York Times informó recientemente que menos de 23,000 refugiados sirios han sido admitidos en Estados Unidos desde 2016.

Syrian refugees who have arrived with this recent wave of refugees over the last five days fight for clothes and other items being distributed by Kurdish people at the Kawergost camp outside of Erbil, in Northern Iraq, August 20, 2013. Over 30,000 new Syrian refugees have crossed into Northern Iraq in the past five days, as Iraq opened its border to Kurdish civilians fleeing Syrias civil war. Credit Lynsey Addario for The New York Times NYTCREDIT: Lynsey Addario for The New York Times NYTCREDIT: Lynsey Addario for The New York Times

Los analistas señalaron que EEUU exporta guerras al extranjero, lo que lleva al declive económico y al malestar en los países invadidos, afectando aún más al desarrollo de estos países y vulnerando los derechos de su población.

Según un artículo publicado en diciembre de 2021 en el sitio web Gulf Today de los Emiratos Árabes Unidos, titulado “Cómo Estados Unidos arruinó a Irak de forma devastadora”, en Irak hay ahora cuatro veces más personas que padecen enfermedades diarreicas que antes de la guerra, debido a los daños causados por los bombardeos estadounidenses a las centrales eléctricas y las instalaciones de tratamiento de agua residuales. La falta de medicamentos y equipos médicos ha dejado al sistema sanitario iraquí en crisis. Además, la insuficiencia de alimentos y la inflación han hecho que los iraquíes se enfrenten a un hambre crónica.

Tras la invasión estadounidense, la otrora próspera industria turística de Siria quedó diezmada, lo que amenaza el futuro de una generación con el aumento de la pobreza, la falta de empleo y la reducción de las oportunidades educativas para los niños, señalaron los observadores.

Estados Unidos también está acostumbrado a utilizar las sanciones para violar deliberadamente el derecho de las naciones al desarrollo y a la asistencia sanitaria. Nicholas Mulder, profesor adjunto de historia en la Universidad de Cornell, comentó recientemente en el sitio web de US Foreign Policy que, hace tiempo, muchos estadounidenses consideraban que la guerra económica contra civiles era una política imperialista del viejo mundo, pero ahora que Washington empuña la vara de las sanciones con creciente frecuencia, éstas se han convertido en un instrumento inagotable de guerra económica.

El pilar de la vergüenza histórica

El historial de derechos humanos de Estados Unidos en el extranjero es de sobra conocido, y las violaciones de los derechos humanos en el país no son poco comunes. Aunque EEUU es el país más rico del mundo, al menos 40 millones de estadounidenses viven en la pobreza. Estados Unidos es una de las sociedades más desiguales del mundo desarrollado, ocupando el puesto 35 de 37 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en cuanto a pobreza y desigualdad. Estados Unidos tiene la tasa de mortalidad infantil más alta del mundo desarrollado, y la tasa de pobreza juvenil es la más alta de los países de la OCDE.

La Unión Americana de Libertades Civiles señaló que Estados Unidos no sólo no respeta la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura, sino que la interpreta de forma selectiva, lo que lleva a la tortura y el maltrato generalizados de los presos en Guantánamo, Irak y Afganistán.

Además, los problemas de derechos humanos en Estados Unidos tienen profundas raíces históricas, ya que el país ha tenido durante mucho tiempo problemas como la segregación racial y la desigualdad racial.

En la historia de Estados Unidos se produjo el genocidio y la masacre de los nativos americanos y la brutalidad de las fuerzas del orden estadounidenses ha dado lugar a frecuentes casos de muertes de afroamericanos.

A día de hoy, el racismo sistemático sigue siendo evidente en todos los rincones de la sociedad estadounidense.

Durante mucho tiempo, la opinión pública internacional ha criticado ampliamente la crisis humanitaria mundial creada por Estados Unidos. En la 46ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, celebrada en 2021, el representante de Siria condenó a Estados Unidos por eludir las obligaciones que le impone el derecho internacional y por excusar su agresión militar y sus amenazas a la unidad e integridad territorial de otros países.

EEUU no sólo viola los derechos humanos de otros países, sino que también utiliza las cuestiones de derechos humanos para interferir en los asuntos internos de otros países. Según los analistas, el doble rasero estadounidense en materia de derechos humanos se sirve de ellos como herramienta para salvaguardar su hegemonía. “En lugar de señalar con el dedo a otros países, Estados Unidos debería reflexionar mejor sobre sus violaciones de los derechos humanos”.