La estrategia de la OTAN contra Rusia Por José Negrón Valera (*) | Sputnik, Rusia

La estrategia de la OTAN contra Rusia Por José Negrón Valera (*) | Sputnik, Rusia

Lea al final de este artículo, el tratado propuesto por Rusia a Estados Unidos

El año 2030 parece convertirse en un horizonte al cual debemos prestarle mucha atención. Tres noticias disgregadas pero que se complementan nos brindan pistas sobre la configuración que tomará el mundo en dicha fecha.

En primer lugar, el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información de China informa que, para dicho año, comenzará la comercialización global de las tecnologías 6G, en las que el país asiático tiene ventaja. Dicha tecnología permitirá “un nuevo mundo en el que todo tendrá conexión inteligente a un gemelo digital” integrando la “computación avanzada, macrodatos, inteligencia artificial y cadenas de bloques”.

Segundo aspecto. El panel intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC) sitúa en el 2030 “la fecha en que será irreversible el daño al planeta causado por la acción humana. Dicho de otro modo, será el año en que comience la extinción de la especie”. Al igual que sucede en la película No miren arriba, la élite occidental sigue en su afán de colonizar otros planetas, mientras siguen haciéndose multimillonarios producto de la pandemia y la reorganización global del trabajo e ignorando todas las alertas que los expertos sobre cambio climático hacen.

Tercer dato. El articulista Alfredo Jalife-Rahme, citando al académico Homer-Dixon, advierte a Canadá, y podríamos incluir al planeta entero acerca del inminente colapso de Estados Unidos. Según Homer-Dixon “en 2025 la democracia estadounidense podría colapsar, causando una extrema inestabilidad política interna, incluyendo una extensa violencia civil. Ya para 2030, sino antes, EEUU podría estar gobernada por una dictadura de extrema derecha”.

El trío de consideraciones a las que nos acabamos de referir, hablan de una fecha que se comporta como un poderoso marcador temporal para entender lo que está ocurriendo en estos momentos en la frontera con Rusia y la demencial carrera armamentística impulsada por la OTAN.

Los movimientos del tablero geopolítico

2030, a juicio del analista geopolítico, Oswaldo Espinoza, entrevistado para Sputnik, es el año del no retorno puesto por el Occidente colectivo para impulsar su agenda de reorganización del mundo y sus áreas de influencia.

Esto incluye “presionar a Rusia en todo su entorno, el llamado espacio postsoviético como parte de un plan que informalmente se ha dado a conocer como “el bucle de la anaconda” y que consiste en cercar a Rusia en todas sus fronteras, con la OTAN haciendo el trabajo en las regiones de Europa oriental, el Báltico, el mar Negro, el Cáucaso y Asia Central, mientras que Japón hace lo propio en el Lejano Oriente ruso, y EEUU y el Reino Unido aumentan la presión en la ruta del norte”.

Para Espinoza, este año 2022 y los que siguen servirán para atestiguar el posicionamiento de los actores geopolíticos en el tablero mundial de cara a una “potencialmente terrible confrontación de grandes potencias que todos los expertos ubican alrededor del año 2030”.

“No descarto que pueda ocurrir algo similar o de más corto alcance este mismo año, pero de hecho, ninguno de los principales actores estaría dispuesto o se siente preparado hoy para entrar de lleno en un conflicto armado. Dicho en el argot cinematográfico estamos en los tráileres, el estreno real será en el 2030”, matiza el analista.

Rusia se defiende del asedio

El margen de maniobra y la capacidad de respuesta rusa puede considerarse más bien estrecha y en cierta forma limitada geográfica y temporalmente, de hecho los rusos han declarado que en caso de seguir cediendo a la expansión de la OTAN en sus fronteras ya no tendrían a dónde retirarse, y el canciller Lavrov se pronunció en el sentido del tiempo disponible afirmando que Rusia no esperaría eternamente una respuesta de Occidente a su propuesta de garantías de seguridad por escrito; obviamente primero se le da la oportunidad al diálogo diplomático, pero Rusia no quiere que esto se prolongue innecesariamente y exige una respuesta formal y oportuna.

Ahora bien, la postura de EEUU y la OTAN en las negociaciones de mantenerse firme en su política de expansión, el apoyo constante y sonante a Ucrania con recursos, equipos y personal militar, apuntan al fracaso de los diálogos diplomáticos, dejando a Rusia sin las garantías de seguridad que tanto necesita, por lo que las respuestas y medidas de todo tipo ya se están preparando para conseguir esas garantías por sí misma.

Si se trata de visualizar los escenarios de respuesta a la negativa occidental a aceptar las garantías solicitadas por Rusia, deberíamos considerar en primer lugar las medidas de represalia diplomática, política y económica que buscarían devolver a EEUU y Europa el daño que Occidente provoca y causaría a Rusia con las sanciones. No obstante, el escenario militar es, con justa razón, el que más interesa a la opinión pública, y en ese sentido estimo que en primera instancia Rusia mantendrá y fortalecerá la presencia de sus fuerzas en los distritos occidental y sur, incrementado los ejercicios y priorizando la modernización del equipo y armamento en este hipotético frente con la OTAN.

Las líneas rojas planteadas por Rusia

Las líneas rojas más importantes en este momento, y de las que todos deberíamos estar pendientes, son en primer lugar el fin de la expansión de la OTAN hacia el este, especialmente en el espacio postsoviético, pero sobre todo la prohibición expresa de no incluir a Ucrania y Georgia en la Organización del Tratado Atlántico norte; la otra línea tiene que ver con el emplazamiento de misiles de corto y mediano alcance cerca de las fronteras rusas, en la propia Ucrania o los países bálticos, dada la ubicación de Moscú el tiempo de vuelo de esos misiles hasta la capital rusa sería de apenas unos minutos haciendo muy difícil la defensa, razón por la cual las preocupaciones de seguridad de los rusos están más que justificadas.

El problema es que EEUU y la OTAN no están dispuestos a aceptar las líneas rojas de Rusia, lo cual demuestran con sus declaraciones y acciones, en primer lugar no renuncian a su política de expansión hacia el este, y no excluyen la posible admisión de Ucrania, además invitan a Suecia y Finlandia a renunciar a su histórica neutralidad relativa y unirse definitivamente a la OTAN, rompiendo con el papel que tradicionalmente han jugado en el sistema de seguridad europeo.

Respecto a la otra línea, los rusos han denunciado que los lanzadores de misiles defensivos instalados en Polonia pueden reconfigurarse rápidamente para lanzar misiles de crucero potencialmente nucleares, y por otro lado se mantiene latente la posibilidad de instalar nuevos lanzadores en otros países de la región. Por último, hay que mencionar que ya están llegando las nuevas bombas nucleares estadounidenses desplegadas desde el aire a Italia y Alemania para ser utilizadas por las fuerzas aéreas de ambos países.

En efecto, como decía en una pregunta anterior, el conflicto está latente en Nagorno Karabaj que recientemente vio alguna actividad de parte de Azerbaiyán, a lo de Kazajistán hay que hacerle seguimiento cercano porque puede volver a complicarse en cualquier momento debido a las decisiones políticas recientes, la presión sobre Bielorrusia no va a cesar sobre todo en torno a la frontera con Polonia, la UE ya prepara un bloqueo económico contra Transnistria donde se encuentran fuerzas de paz rusas, es precisamente esta región que para la Red Voltaire es la siguiente en el plan de la OTAN y finalmente según The Diplomat el apoyo de Kirguistán a la operación de Rusia y la OTSC (Tratado de Seguridad Colectiva) en Kazajistán se debió principalmente a que pueden estar previendo necesitar ese mismo tipo de apoyo en su propio caso.

En general, todo el perímetro ruso puede resultar objeto de acciones similares a las de Kazajistán, no solo Europa Oriental, el Cáucaso y Asia Central, también el Báltico, el Extremo Oriente ruso y hasta la ruta del norte.

(*) José Negrón Valera, antropólogo y escritor venezolano, investigador en guerra no convencional, contraterrorismo y operaciones de información. Autor de los libros “Un loft para Cleopatra”, “Reyes y dinosaurios” y “Saber y poder: el proceso de renovación académica en la UCV (1967-1970)”. Premio Nacional de Literatura “Stefanía Mosca” 2018.

“Si quieres la paz, prepárate para la guerra” (Flavio Vegecio Renato)

Tratado entre Estados Unidos de América y la Federación de Rusia sobre garantías de seguridad

Borrador

Estados Unidos de América y la Federación de Rusia, en lo sucesivo denominados las “Partes”,

guiados por los principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración de 1970 sobre los principios de derecho internacional relativos a las relaciones amistosas y la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, el Acta Final de Helsinki de 1975 de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa, así como las disposiciones de la Declaración de Manila sobre la solución pacífica de controversias de 1982, la Carta para la seguridad europea de 1999 y el Acta fundacional sobre relaciones mutuas, cooperación y seguridad entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte y la Federación de Rusia de 1997,

recordando la inadmisibilidad de la amenaza o el uso de la fuerza de cualquier manera incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas tanto en sus relaciones mutuas como internacionales en general,

apoyando el papel del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que tiene la responsabilidad principal de mantener la paz y la seguridad internacionales,

reconociendo la necesidad de unir esfuerzos para responder con eficacia a los desafíos y amenazas de seguridad modernos en un mundo globalizado e interdependiente,

considerando la necesidad del estricto cumplimiento del principio de no injerencia en los asuntos internos, incluyendo la abstención de apoyar a organizaciones, grupos o personas que pidan un cambio de poder inconstitucional, así como de emprender cualquier acción encaminada a cambiar el sistema político o social de una de las Partes Contratantes,

teniendo presente la necesidad de crear mecanismos adicionales de cooperación efectivos y rápidos o mejorar los existentes para resolver problemas y disputas emergentes a través de un diálogo constructivo sobre la base del respeto mutuo y el reconocimiento de los intereses y preocupaciones de seguridad de cada uno, como así como elaborar respuestas adecuadas a los desafíos y amenazas de seguridad,

procurando de evitar cualquier confrontación militar y conflicto armado entre las Partes y conscientes de que un enfrentamiento militar directo entre ellas podría resultar en el uso de armas nucleares que tendrían consecuencias de largo alcance,

reafirmando que una guerra nuclear no se puede ganar y nunca se debe librar, y reconociendo la necesidad de hacer todo lo posible para prevenir el riesgo de que estalle una guerra de ese tipo entre los Estados que poseen armas nucleares,

ratificando sus compromisos bajo el Acuerdo entre los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sobre Medidas para Reducir el Riesgo de Estallido de Guerra Nuclear del 30 de septiembre de 1971, el Acuerdo entre el Gobierno de los Estados Unidos de América y el Gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sobre la Prevención de Incidentes en y sobre la Alta Mar del 25 de mayo de 1972, el Acuerdo entre los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sobre el Establecimiento de Centros de Reducción de Riesgos Nucleares del 15 de septiembre de 1987, así como el Acuerdo entre los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sobre la Prevención de Actividades Militares Peligrosas del 12 de junio de 1989,

han acordado lo siguiente:

Articulo 1

Las Partes cooperarán sobre la base de los principios de seguridad indivisible, igual y sin menoscabo y con estos fines:

no emprenderá acciones ni participará o apoyará actividades que afecten la seguridad de la otra Parte;

no implementará medidas de seguridad adoptadas por cada Parte individualmente o en el marco de una organización internacional, alianza militar o coalición que pueda socavar los intereses fundamentales de seguridad de la otra Parte.

Artículo 2

Las Partes procurarán que todas las organizaciones internacionales, alianzas militares y coaliciones en las que participe al menos una de las Partes se adhieran a los principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas.

Artículo 3

Las Partes no utilizarán los territorios de otros Estados con miras a preparar o llevar a cabo un ataque armado contra la otra Parte u otras acciones que afecten los intereses fundamentales de seguridad de la otra Parte.

Artículo 4

Los Estados Unidos de América se comprometerán a impedir una mayor expansión hacia el este de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y a denegar la adhesión a la Alianza a los Estados de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Los Estados Unidos de América no establecerán bases militares en el territorio de los Estados de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que no sean miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, no utilizarán su infraestructura para actividades militares ni desarrollarán cooperación militar bilateral con ellos.

Artículo 5

Las Partes se abstendrán de desplegar sus fuerzas armadas y armamentos, incluso en el marco de organizaciones internacionales, alianzas o coaliciones militares, en las zonas en las que la otra Parte pueda percibir dicho despliegue como una amenaza para su seguridad nacional, con excepción de dicho despliegue dentro de los territorios nacionales de las Partes.

Las Partes se abstendrán de pilotar bombarderos pesados ​​equipados con armas nucleares o no nucleares o de desplegar buques de guerra de superficie de cualquier tipo, incluso en el marco de organizaciones internacionales, alianzas o coaliciones militares, en las zonas situadas fuera del espacio aéreo nacional y las aguas territoriales nacionales, respectivamente, desde donde puedan atacar objetivos en el territorio de la otra Parte.

Las Partes mantendrán el diálogo y cooperarán para mejorar los mecanismos para prevenir actividades militares peligrosas en y sobre alta mar, incluido el acuerdo sobre la distancia máxima de aproximación entre buques de guerra y aeronaves.

Artículo 6

Las Partes se comprometen a no desplegar misiles de medio y corto alcance lanzados desde tierra fuera de sus territorios nacionales, así como en las áreas de sus territorios nacionales, desde las cuales dichas armas puedan atacar objetivos en el territorio nacional de la otra Parte.

Artículo 7

Las Partes se abstendrán de desplegar armas nucleares fuera de sus territorios nacionales y devolverán a sus territorios nacionales las armas ya desplegadas fuera de sus territorios nacionales en el momento de la entrada en vigor del Tratado. Las Partes eliminarán toda la infraestructura existente para el despliegue de armas nucleares fuera de sus territorios nacionales.

Las Partes no entrenarán al personal militar y civil de países no nucleares en el uso de armas nucleares. Las Partes no realizarán ejercicios o entrenamientos para fuerzas de propósito general, que incluyan escenarios que involucren el uso de armas nucleares.

Artículo 8

El Tratado entrará en vigor a partir de la fecha de recepción de la última notificación escrita sobre la finalización por las Partes de sus procedimientos internos necesarios para su entrada en vigor.

Hecho en dos originales, cada uno en inglés y ruso, siendo ambos textos igualmente auténticos.

Por Estados Unidos de América

Por la Federación Rusa