Siete años después, Crimea progresa Por Carlos Chávez y Denis Lukyanov | Sputnik, Rusia

Siete años después, Crimea progresa Por Carlos Chávez y Denis Lukyanov | Sputnik, Rusia

Hace 7 años Crimea celebró el referéndum sobre su estatus político. El resultado del plebiscito fue la incorporación de la península al seno de Rusia. La vida de sus habitantes ha cambiado drásticamente desde entonces. Sputnik relata cómo Crimea vive hoy y qué futuro le aguarda en su camino del lado de Rusia.

Siete años en casa

Por Carlos Chávez

Crimea, conocida como la perla del mar Negro, cumple siete años del referéndum que dejó la puerta abierta para su incorporación a Rusia en busca de prosperidad.

Los habitantes de la península celebran la fecha con distintas actividades bajo el lema “La primavera de Crimea – siete años en casa” con las medidas de precaución por la pandemia de coronavirus.

Vladímir Konstantínov, presidente del Parlamento regional, destacó la realización de importantes proyectos como el Puente de Crimea, el más extenso de Europa con 19 kilómetros, que conecta la península con la parte continental de Rusia, así como el aeropuerto internacional de Simferópol, que comenzó a operar en 2018 y la autopista Tavrida.

“Los crimeos regresaron al espacio de su civilización, a su patria. La tranquilidad y la paz llegaron a la península. La gente recibió garantías de seguridad. Los habitantes de Crimea no necesitan luchar para defender su historia y el idioma ruso, ni estar demostrando nada a nadie. Estamos en nuestra casa”, dijo Konstantínov a Sputnik.

Crimea se escindió de Ucrania el 11 de marzo de 2014 tras el golpe de Estado que sumergió a este país de Europa Oriental en el caos y la violencia. El este ucraniano sigue desangrándose hasta el día de hoy con esporádicos enfrentamientos armados entre las tropas del Gobierno de Kiev y las milicias de Donetsk y Lugansk.

Debate zanjado

Las autoridades ucranianas continúan considerando a Crimea como un territorio “provisionalmente ocupado”, mientras que desde el Kremlin recalcan que el tema “está zanjado definitivamente”.

Estados Unidos y la Unión Europea se niegan a reconocer la voluntad de la población de Crimea y mantienen sanciones contra la península; no obstante, aumentan las voces en Europa que piden a sus Gobiernos cambiar de actitud.

Hendrik Weber, responsable de la organización Diplomáticos Populares de Noruega, dijo a Sputnik que Crimea tenía todo el derecho a reincorporarse a Rusia y no hubo ninguna anexión. “El referéndum de Crimea fue legal. Debido al golpe de Estado que tuvo lugar en febrero de 2014 Ucrania perdió su condición de Estado. La población de Crimea tenía el derecho a decidir por sí mismo si quería quedarse con Ucrania o volver a la jurisdicción de Rusia”, señaló.

El líder de la península, Serguéi Aksiónov, alertó que es real el riesgo de actos de provocación por parte de las autoridades ucranianas para alterar la paz y la tranquilidad en Crimea.

“Pueden enviar grupos de sabotaje con misiones concretas para tratar de desestabilizar la situación”, advirtió al tiempo que remarcó que “desde el punto de vista de la defensa Crimea es inexpugnable, como toda Rusia”.

En 2020, las fuerzas de seguridad rusas capturaron a cinco individuos con bombas de fabricación caseras y armas de tiro. Los detenidos estaban vinculados a las facciones radicales ucranianas que operan en Donbás.

El camino a la libertad

El 23 de noviembre de 2013 Ucrania se sumergió en una crisis política después de que el presidente de entonces, Víctor Yanukóvich, se negara a firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea.

Los opositores proeuropeos exigieron la dimisión del mandatario y del Gobierno. La ola de disturbios que empezó en Kiev se extendió a otras regiones del país. Sin embargo, los crimeos se negaron a apoyar a la oposición. El 4 de febrero de 2014 el Legislativo regional dispuso celebrar una consulta popular sobre el estatus de la península “dada la crisis política y la intención de algunos grupos, de corte nacionalista y fascista, de tomar el poder”.

La oposición da un golpe de Estado el 22 de febrero, un hecho que genera protestas en el sureste de Ucrania y Crimea. Al día siguiente la población de la península toma las calles y exige la independencia, paralelamente se forman grupos de autodefensa. El 26 de febrero en Simferópol se producen los primeros choques callejeros entre los seguidores y los detractores de los golpistas que se saldan con dos muertos y una treintena de heridos.

Ante el grave deterioro de la situación, el 16 de marzo Crimea lleva a cabo un referéndum con observadores de 21 países, entre ellos Israel, Italia, Francia y otros, en el que se plantean la adhesión a Rusia o seguir siendo parte de Ucrania. El 96,77% de la votantes opta por la incorporación a Rusia. Al día siguiente, el Parlamento proclama la independencia de Crimea como un Estado soberano, acto que Moscú reconoce de inmediato.

El 18 de marzo de 2014 Crimea cerró una página de su historia y entró en una nueva al unirse a Rusia.

Impresionante progreso en Crimea

Por Denis Lukyanov

Crimea desde hace muchos años ha sido el objeto de mayor interés por parte de los países de Occidente. Cuando Ucrania vivió un sangriento golpe de Estado a principios de 2014 surgió un peligro para los propios crimeos y para la presencia rusa en la península donde, desde tiempos pasados, Rusia disponía de una base naval en Sebastopol.

Una de las metas principales de la revolución de Ucrania fue un giro geopolítico hacia Occidente. Las nuevas autoridades querían sellar una alianza con la OTAN. Hoy en día los buques militares de la Alianza Atlántica a menudo visitan los puertos ucranianos. Lo mismo podría haber pasado con Sebastopol.

Rusia simplemente no pudo permitir que la ciudad de la gloria militar rusa fuera el lugar donde anclasen los buques del bloque. Tampoco pudo permitir que Kiev impusiera forzosamente su idioma sobre la mayoría rusa de la península. La decisión que se tomó el 16 de marzo de 2014 predeterminó el futuro de la península.

Rusia se sometió a una fuerte presión de los países occidentales por haber incorporado Crimea, pero se negó a dar marcha atrás.

Según los datos de la encuestadora rusa VTsIOM, hoy el 81% de los rusos ven positivamente la reunificación de Crimea con Rusia, y solo el 13% lo ven negativamente. Para muchos en el país euroasiático se hizo claro que Occidente introduciría las sanciones antirrusas en cualquier caso y el ingreso de Crimea en el seno ruso solo fue un pretexto.

En los últimos siete años Rusia ha invertido cantidades colosales de dinero en la península. La razón: Moscú asume el compromiso de hacer mejor la vida de los habitantes de Crimea.

Los resultados del trabajo que ha dedicado Rusia en los últimos siete años son impresionantes.

Cómo Rusia mejora Crimea

El principal problema de Crimea al que Rusia dedica su atención es la sequía. La península no es capaz de abastecerse de agua por sí misma debido a causas geográficas. En el pasado, el flujo de agua provenía del canal que conectaba la península con el río Dniéper, pero tras la reunificación de Crimea con Rusia, las nuevas autoridades de Kiev decidieron castigar a los habitantes de su antigua región por su posición prorrusa.

Hoy, el flujo de agua hacia Crimea está efectivamente cortado y la península se ha enfrentado a ciertos problemas. La sequía afecta la cosecha y, además, los crimeos sienten la escasez del líquido en verano. Rusia ya ha tomado medidas para mejorar la situación, pero todavía queda mucho por hacer.

Las autoridades federales rusas actualmente barajan construir en Crimea plantas desaladoras para satisfacer las necesidades de los habitantes de la península. Esto serviría para aumentar la independencia de Crimea de los recursos acuáticos de Ucrania. De este modo, Kiev no sería capaz de hacer uso del canal como una manera de ejercer presión sobre Crimea a largo plazo.

Pero es imperativo que Moscú actúe ahora. En caso contrario la situación con el abastecimiento puede empeorar en los años venideros. Las obras de diseño de la primera planta desaladora ya arrancaron en este mes de marzo. Está previsto que la construcción pueda durar hasta 15 meses.

Pero ya hay proyectos de infraestructura que se han hecho realidad. Uno de los logros rusos más importantes en Crimea es la construcción de la autopista Tavrida.

Esta carretera, de 250 kilómetros, fue inaugurada por el presidente ruso, Vladímir Putin, en agosto de 2020. La autopista conecta el puente del estrecho de Kerch –otra obra importante de Rusia en la península– con la capital de la república de Crimea, Simferópol, y la ciudad de Sebastopol –una ciudad federal de Rusia–.

Las autoridades federales también construyen un tramo que conectará Simferópol con Eupatoria –una de las ciudades más pobladas de la península–. La longitud de este tramo será de 53 kilómetros.

La autopista Tavrida, el aeropuerto de Simferópol y el puente de Crimea juntos son los tres nodos más importantes que conectan la península con el resto de Rusia y el mundo.

Respeto hacia las minorías de la península

Crimea siempre ha sido el lugar donde convivían personas de diferentes culturas, idiomas y religiones. Hoy en la península viven personas que pertenecen a decenas de etnias. La mayoría de ellos son de etnia rusa, pero también hay dos minorías grandes como los tártaros de Crimea y los ucranianos.

Tras la incorporación, Moscú se comprometió a respetar los derechos de todas las etnias. En el caso del pueblo autóctono de la península, los tártaros de Crimea, Rusia hace esfuerzos para que no se sientan ajenos en su propia tierra. En particular, Moscú construye mezquitas, proporciona clases del idioma tártaro de Crimea en las escuelas locales e incluso lanzó un canal de televisión que emite una parte considerable de sus programas en el idioma nativo de este pueblo.

Los tártaros de Crimea cuentan con su propia representación en los organismos gubernamentales de la república de Crimea y también hay un diputado de la etnia tártara de Crimea en la Duma Estatal de Rusia –la Cámara Baja del Parlamento ruso–, Ruslán Balbek.

Las autoridades ucranianas y los tártaros de Crimea –quienes por alguna razón decidieron abandonar la península tras su reunificación con Rusia– suelen acusar a Moscú de estar violando los derechos de las minorías.

Pero los hechos indican todo lo contrario. La prueba es el caso del idioma ucraniano en la república de Crimea: solo el 3% de los crimeos son nativos, pero es una de las lenguas oficiales de la región –junto al ruso y el tártaro de Crimea– y esta también se estudia en las escuelas por los menores de origen ucraniano.

Un mes después del referéndum en Crimea, en abril de 2014, el mandatario ruso, Vladímir Putin, firmó un decreto sobre la ‘rehabilitación’ –restitución de derechos de las personas sometidas– del pueblo tártaro de Crimea, armenio, alemán, griego y otros que sufrieron las represiones estalinistas.

Asimismo, el Gobierno federal invierte cantidades significativas de dinero en la restauración del legado histórico de la península. El ejemplo sería las obras para dar nueva vida a las antiguas fortalezas genovesas ubicadas en la costa sur de la península.

En resumidas cuentas, en Crimea, Rusia hace aquello que Ucrania debería haber hecho hace dos décadas, cuando tuvo el control sobre la península. Ahora que se ven los resultados del trabajo que realiza el Gobierno federal ruso, se hace cada vez más claro que la mayoría absoluta de los crimeos no se arrepiente de la crucial decisión que tomaron el 16 de marzo de 2014.