Seguimos de fiesta a pesar de mentiras y demonios disfrazados Managua. Por Rosario Murillo (*), Vicepresidenta de Nicaragua.

Seguimos en este fin de semana de unidad familiar. Y gracias a Dios en paz, como debe ser. Y fracias a Dios unidos, como debe ser. Y Gracias a Dios trabajando y celebrando juntos, como debe ser. Gracias a Dios, como pueblo cristiano, socialista, solidario, celebrando las fiestas, las tradiciones, de acuerdo a lo que hemos sido, a lo que somos, y a lo que vamos siendo. Porque en este mundo venimos y sabemos de dónde venimos, sabemos lo que estamos haciendo, y sabemos a dónde queremos ir.
¿A dónde queremos ir? Queremos la Nicaragua que hemos soñado todos: de bienestar, de derechos, de libertad, dignidad, de hermandad; la Nicaragua de familia y comunidad; la Nicaragua segura, estable, próspera, de justicia y paz, de justicia y concordia. Esa Nicaragua en la que veníamos caminando y trabajando, todos juntos, en santa alianza. Esa Nicaragua que los agentes del odio, del desamor, de la envidia, del egoísmo, de la avaricia, de la codicia, quisieron destruir. Pero ¡No pudieron, ni podrán! Hemos luchado, somos luchadores, seguimos luchando, defendiendo lo que nos pertenece: nuestra Patria soberana, ¡en paz y bien!
La mentira tiene patitas cortas. El odio no pasa, el desamor no pasa, la difamación no pasa, la calumnia no pasa, pero sobre todo la mentira que enfrentada a la verdad no tiene ninguna fuerza y ningún sentido. Es precariedad total. Precariedad espiritual. Es falta de alma!
Bueno, quienes quisieron destruir Nicaragua, no han tenido alma, no han mostrado alma, no han mostrado capacidad de amar a su pueblo. ¿Cuándo a través de la historia hemos conocido gente con esos apellidos que se volvieron infames en la historia, queriendo servir o amar al prójimo? Bueno, todavía no lo hemos visto. A lo mejor Dios nos hace el milagro de –siempre lo decimos– abrir corazones y no permitir que siga envenenándose el corazón con odio, con más odio, más desamor y, sobre todo, más afán destructivo.
Yo, en los diferentes días, veo las increíbles infamias de los incendiarios, de los quema buses, de los quema casas, de los que incineraban muchachos, muchachas, niños, para después echarle la culpa al Gobierno y a otras familias en cada comunidad.
Los incendiarios, los que desde el odio realizaban todo tipo de crímenes que ahora achacan, para tener qué decir, porque no tienen mensajes, no tienen nada que ofrecer. Nunca han tenido! Cuando ofrecieron algo evidentemente no cumplieron, y ahí está reflejada la historia perversa de quienes esconden la mano con la que destruyen, con la que matan.
Nunca vamos a olvidar el delito de lesa humanidad de quemar seres humanos vivos. ¡Nunca lo vamos a olvidar! Con determinadas complicidades y bendiciones que no volverán, ¡que no volverán! Ni esas personas que es difícil catalogar de seres humanos pueden volver, en esta nicaragua, a sembrar cizaña, desunión, pero sobre todo destrucción, y a llenarnos de sangre santa. Eso es lo que hicieron y eso es lo que quieren volver hacer. ¡Y nunca más! Eso está lejos, sólo en algunas mentes perversas.
Pero cuando uno ve además las publicaciones estúpidas, porque sólo un estúpido, una Persona que no tiene Inteligencia, ni sensibilidad, que no tiene Inteligencia emocional, o espiritual, que no tiene sensibilidad alguna, puede pretender que alguien les crea algo de lo que dicen.
Si aquí hemos estado todos y hemos visto, y hemos luchado, y hemos vencido, y cuidamos y custodiamos esta paz sagrada que tenemos. Y defendemos esa paz con todo nuestro ser. Y defendemos el derecho a vivir tranquilos, a movilizarnos de un lado a otro.
Imagínense, los criminales de los tranques ahora son “ángeles”, dicen ellos, dicho por ellos mismos. Nadie les cree, nadie les cree nada. ¡Gracias a Dios!
Aquí está un pueblo que trabaja, un pueblo que prospera, un pueblo que quiere seguridad y que vive seguro; un pueblo que sabe que, paso a paso, vamos adelante, y tenemos la esperanza y la confianza en Dios que nadie puede arrebatarnos… ¡Nadie, absolutamente!
La esperanza, la confianza en Dios, la paz, nuestras victorias. Y bueno, seguimos de fiesta y seguimos bendiciendo al Dios de todos los triunfos. ¡Bendiciones! Cómo les duele a algunos que digamos que estamos bendecidos. Claro que estamos bendecidos, y el que no lo quiere ver es porque vive en la oscuridad. Y aquí, nunca más la oscuridad, y menos la oscurana espiritual de esos algunos que desde el odio se volvieron animales, porque seres humanos no pueden ser. ¡Se volvieron animales! Y hermano contra hermano nos querían, pero la historia, la memoria, y la valentía y el heroísmo de este pueblo les dijo, y les dice: ¡ni pudieron, ni podrán!
(*) Extractos de su intervención telefónica al mediodía del viernes 3 de noviembre a través de Multinoticias, canal 4 de televisión.