Las élites occidentales se están poniendo nerviosas Rabat. Por Martin Jay (*), Strategic Culture Foundation

Las élites occidentales se están poniendo nerviosas Rabat. Por Martin Jay (*), Strategic Culture Foundation

Con la reciente visita no anunciada de Anthony Blinken a Kiev, naturalmente se especuló mucho sobre cuál es la mentalidad en Washington en un año electoral no sólo para Estados Unidos, sino también para la Unión Europea (UE), y no olvidemos Gran Bretaña, cuyo líder acaba de anunciar unas elecciones anticipadas que pillaron a todo el mundo desprevenido.

Las élites occidentales se están poniendo nerviosas. Y tienen mucho entre manos para justificar su nerviosismo de los últimos tiempos. La reciente reunión entre los líderes rusos y chinos les ha confirmado el mensaje: “El mundo multipolar se acerca muy deprisa”.

En Ucrania, ya no tiene sentido seguir fingiendo. Occidente está perdiendo y la esperanza que Blinken tiene en la clase dirigente para mantener una campaña militar fracasada es errónea e insensata. La desesperación ya no es opaca ni está envuelta en el humo y los espejos de las noticias falsas de los periodistas occidentales que sólo tienen que escribir los temas de conversación de la OTAN. Ahora es palpable.

Apenas pasa una semana sin que la OTAN o el Presidente Zelensky tomen una nueva medida que debe tener un impacto devastador en la moral.

Hace poco Zelensky firmó un proyecto de ley que permite a algunos convictos ucranianos servir en el ejército del país a cambio de la posibilidad de libertad condicional al final de su servicio, una medida que hasta mi The New York Times describió como “los desesperados intentos de Kiev por reponer sus fuerzas tras más de dos años de guerra”.

Por supuesto, para que esos criminales se beneficien de su contribución también tienen que vivir, un escenario poco probable para la mayoría de ellos en primera línea de batalla rodeados de ancianos o jóvenes de 25 años que componen los efectivos de lo que se ha dado en llamar la “picadora de carne”.

De hecho, es posible que Zelensky no llegue a promulgarla, ya que se le ha señalado que la medida se hace eco de una práctica que Rusia ha utilizado ampliamente para reforzar sus fuerzas y que Ucrania ridiculizó al principio de la guerra. Sin embargo, ser ridiculizado no es realmente un problema a estas alturas del partido.

Blinken, por su parte, debería estar bien acostumbrado a parecer un bobo boquiabierto en el Estado mundial, ya que incluso su endurecida base de apoyo se ha dado cuenta de que cada vez que se sube a un avión y se dirige a un punto conflictivo, todo lo que produce es una eyaculación de banales frases hechas. Y eso es todo.

Parece creer que el número de veces que vuela a un lugar le convierte en un experto en el lugar o da más seriedad a sus argumentos, como señaló recientemente a Ted Cruz en el Congreso, donde el senador republicano le interrogó sobre el genocidio que Estados Unidos está ayudando a Israel a llevar a cabo en la zona.

Fue alucinante lo ignorante que se mostró Blinken en un montón de temas y sólo viene a demostrar que, sin preparación, lo poco cualificados que están muchos políticos occidentales en sus propios asuntos. Sin notas y sin preguntas preparadas de los amigos de la prensa, el intercambio de Blinken con Cruz fue tan cruel que la mayoría de nosotros tuvimos que apartar la mirada mientras golpe tras golpe caía sobre el maltrecho cuerpo de Blinken. Fue literalmente como ver a alguien disparar con una Magnum a un pez muerto en un barril. Blinken, que es el gurú de la política exterior de Estados Unidos, ni siquiera sabía cuántos barriles de petróleo produce Irán al día. Asombroso.

Si éste es el tipo que dirige la política exterior de Estados Unidos asesorando al Viejo Joe sobre el mundo, entonces no es de extrañar que Biden se dirija a las urnas con dos guerras mundiales que él ha instigado –y que actualmente está financiando– mientras Rusia, China e Irán no hacen más que fortalecerse día a día, y todo ello –hay que subrayarlo– tanto por las imprudentes políticas de Biden como también –lo que quizá sea más importante– por su debilidad.

No se trata simplemente de un circo torpe y belicoso de Washington que llega a la ciudad y dispara a todas las personas equivocadas antes de acampar. Esto es Estados Unidos en su peor momento, cuyos errores de cálculo en Ucrania van a dividir aún más a una OTAN cansada, ya que las élites occidentales se ven obligadas a quitar la comida de la boca de sus propios pobres para gastar más en armas y municiones.

También es una administración que está detrás del genocidio de Gaza –que amenaza con extenderse a la región– y ciertamente no dejará a Estados Unidos como vencedor ni allí ni en casa.

La fiesta de cumpleaños de la OTAN, prevista para dentro de muy poco, dará mucho trabajo a los satíricos mientras los líderes occidentales se ensucian los calzoncillos viendo cómo Rusia mueve sus armas nucleares cerca de la frontera ucraniana y los europeos se dirigen a las urnas para elegir a los eurodiputados de la Unión Europea, un proyecto que es un pollo sin cabeza en su mejor día y que, por el contrario, hace que Blinken parezca bastante creíble.

(*) Martin Jay es un galardonado periodista británico afincado en Marruecos, donde es corresponsal de The Daily Mail (Reino Unido), que anteriormente informó sobre la Primavera Árabe allí para CNN, así como para Euronews. De 2012 a 2019 estuvo afincado en Beirut, donde trabajó para varios medios de comunicación internacionales. Su carrera le ha llevado a trabajar en casi 50 países de África, Oriente Próximo y Europa para un gran número de grandes medios de comunicación. Ha vivido y trabajado en Marruecos, Bélgica, Kenia y Líbano.