Amy Coney Barrett es un riesgo para los migrantes Agencia

La confirmación de la jueza Amy Coney Barrett como magistrada de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos el pasado 26 de octubre 2020 se dio apenas unos días antes de las elecciones, empujada por la administración de Donald Trump a pesar de reclamos y votos en contra de su nominación por senadores demócratas.

Su aprobación significa que la Corte Suprema tendrá una nueva juez que estaría dispuesta a defender las políticas antiinmigrantes y antiasilo han puesto en riesgo las vidas de miles de personas en los últimos cuatro años. De cara al número de casos sobre inmigración que podrían llegar a ser decididas por la Corte Suprema, esto es realmente grave.

Amy Coney Barrett se convirtió en la sexta jueza a ser confirmada por presidentes republicanos, frente a una minoría de tres jueces nombrados por presidentes demócratas. Esto implica que el máximo tribunal de los Estados Unidos tendrá una mayoría conservadora no solo en los próximos años, sino las próximas décadas.

Independientemente del resultado de las elecciones presidenciales y de si Trump gana o no, la confirmación de Barrett significa que habrá más apoyo para las políticas antiinmigrantes implementadas bajo su administración y que serán decidas por la Corte Suprema en el futuro.

La trayectoria de la jueza Amy Coney Barrett en las cortes inferiores ha sido corta –fue nombrada por el propio presidente Trump a la Corte de Apelaciones del Séptimo Circuito y solo sirvió tres años antes de ser nombrada a la Corte Suprema—pero aun en ese poco tiempo demostró que emite decisiones basadas en interpretaciones bastante rígidas de la ley, sin importar el impacto negativo que estas puedan tener sobre las vidas de las personas inmigrantes y solicitantes de asilo.

Por ejemplo, en 2018, Barret le negó la protección de asilo a Gerson Alvarenga-Flores, un salvadoreño sobreviviente de un ataque brutal por parte de la pandilla MS-13, por contradicciones menores en su testimonio ante la corte. Otro juez dijo que las discrepancias en su testimonio eran “insignificantes”. Alvarenga-Flores fue deportado y sigue en riesgo de muerte. Barrett demostró que no es capaz de entender el trauma que sufren los solicitantes de asilo y cómo este impacta su capacidad para relatar la persecución que han sufrido, sobre todo cuando ha pasado mucho tiempo, como en el caso de Alvarenga-Flores, quien tuvo que dar su testimonio cuatro años después de ocurrido el crimen.

Lamentablemente, el nombramiento de Barrett ha puesto mucho en juego para la comunidad inmigrante en los Estados Unidos, así como para las decenas de miles de solicitantes de asilo, principalmente de Centroamérica, pero también de otros países, que tienen meses engrosando las listas de espera ilegales en la frontera entre Estados Unidos y México y por otras políticas como Quédate en México que la administración Trump ha implementado para restringir el acceso a asilo en Estados Unidos.

Las decisiones que se tomarán en la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos tendrán repercusiones graves en la comunidad inmigrante en Estados Unidos, para los futuros migrantes y solicitantes de asilo de México y Centroamérica, independientemente del resultado de las elecciones presidenciales. Desafortunadamente, todo parece apuntar a que la confirmación de Amy Coney Barrett no ayudará a defender estos derechos.