Bayardo nació en Acoyapa y se hizo «Perro Blanko» en Managua Managua. Por Bayardo Gutiérrez Cuadra

Bayardo nació en Acoyapa y se hizo «Perro Blanko» en Managua Managua. Por Bayardo Gutiérrez Cuadra

El domingo 30 de junio falleció en Managua Bayardo Roberto Gutiérrez Cuadra, de 37 años, originario de Acoyapa, Chontales. Artista, actor, rockero, compositor, humorista nicaragüense, dueño de un humor ácido, Bayardo fue pionero de la animación gráfica en Nicaragua, creando los personajes “Perro Blanko”, “El Flaco, “El Pom”, “El Mier-doso”, “La Lucrecia”, “El Ojo” y “El Viejo Oldman”. Su sello personal fue su saludo o despedida con “Guau”, en alusión al personaje que él mismo adoptó como su identidad: Perro Blanko. Gutiérrez fue fundador del Canal 13 Viva Nicaragua, en donde durante 13 años trabajó en animación y diseño. El siguiente texto fue escrito por él mismo en una fecha no conocida y publicado en la red social Facebook.

¡Hola! Soy Bayardo Gutiérrez, alias Perro Blanko.

Bueno, solo quiero aclarar algunas cosas nada más. Resulta que no soy filólogo, no soy diseñador gráfico y eso es notable, porque todo esto… pues soy un tipo solo desde hace como unos 8 años. Y la verdad no pude pagar mis estudios y tuve que retirarme del campo de la filología. El diseño jamás pude obtener una beca para estudiarlo.

Mis padres me dejaron solo para aprender el significado de mi existir y tuve que aprender a manejar lo poco que ganaba. Era albañil, pintaba casas y cualquier otro tipo de trabajo que saliera, menos robar.

Me dediqué por mi cuenta a explorar la animación. Todas las noches llegaba de trabajar con las manos reventadas por la barra para romper concreto, sucio y lleno de pintura, exhausto, totalmente agotado y tenía que llegar a practicar en mi PC, la cual apenas corría el programa en el que aprendía.

Fueron noches tras noches en mi lucha tratando de aprender a animar pues ese ha sido el sueño de toda mi vida. La PC que tuve la conseguí con un préstamo y me era difícil poder pagarla porque apenas me daba para comer con un salario miserable, pero tenía algo más importante y eran mis ganas de aprender, de ser, surgir, salir de ese agujero en el que estuve atrapado por 2 décadas creciendo en la intolerancia, la humillación, el desprecio, entre otras cosas, todo por querer ser alguien diferente, alguien que no le basta con soñar.

En ese camino conocí mucho de la vida, lugares horripilantes para ser el hogar de un humano, personas embusteras, traicioneras y sobre todo falsas que se enfrascaron en destruir mi meta. Muchos me decían “dejá de pensar en locuras y seguí con la vida que llevás”; “no pretendás ser lo que no sos”, y yo me preguntaba si esas personas tenían derecho a decirme cómo hacer o qué hacer con mi vida. Fue difícil pero los ignoré y seguí en mi lucha.

Un día por primera vez tuve la oportunidad de presentar mi proyecto, el cual se pasaría por la noche en un bar pequeño en mi pueblo, con un costo de 10 córdobas la entrada. Previo a eso estaba en mi trabajo, pintando unos perlines. Recuerdo el sol cómo quemaba mi frente y escurría sudor. Pensé: “no seguiré aquí. Debo ir a ver los últimos detalles para mi presentación”. Dejé la brocha, caminé hacia mi jefe y le dije: “Renuncio, ya no seguiré en esto”. Él me dijo “¿adónde vas?”; yo le dije “voy a terminar con lo que empecé hace rato”. Se rio y me dijo: “no me digás que seguís con esa caballada de los muñecos”. “Sí”, le dije yo. Se rio “jajaja, mañana que fracasés aquí te espero”. Bien, le dije y me fui a mi hogar a terminar mi animación que ya estaba casi preparada.

El tiempo se me consumía y ya casi era el momento de la presentación. El detalle era que por ser ignorante no sabía que un render (cambiar de formato) tardaría más de lo esperado. La gente me esperaba molesta y yo solo me sentía acabado. “Me fallé”, me dije a mí mismo, mientras lloré detrás del escenario. Me sentí lo peor y pensé que todos tenían razón, que no debería seguir insistiendo con la idea de animar. De pronto el chico que estaba en la máquina me dijo: “ya terminó, está listo”. Fui feliz porque ahora sí podría mostrarles a todos que no mentía, que lo que les decía era cierto. Para más desgracia, el video salió sin audio y los gráficos se dañaron. Sentí la vergüenza más grande de mi vida y tuve que hacer las voces de todos los personajes en vivo, un total desastre.

El público reconoció mis ganas de ser, otros me insultaron y me trataron como basura que hay que sacar. Pedí disculpas, les devolví su dinero a aquellos que no gustaron de mi trabajo; era necesario devolverles a todos, pero algunos no lo aceptaron y me dijeron que esperarían la siguiente producción. Mi rostro se llenó de alegría al oír eso y fue por esas personas que decidí no abandonar mi lucha.

Pasaron meses luego de ese día y me di cuenta que ya tenía muchas animaciones. Incluso había vendido publicidad a pequeñas empresas de mi pueblo. Fue entonces que decidí viajar a Managua y arriesgarme a ganar o perderlo todo. 200 córdobas me acompañaban y un gran saco rojo de dos quintales con mis cosas, ropa y mis sueños.

Ese día no había comido y al llegar al bus que era ruteado, compré un pollo de 20 pesos. Quiero decirles que ese ha sido el pollo más rico que he comido en mi vida.

Viajé entonces y llegué a Managua. Fui a buscar a mi hermana. Ella trabajaba y tenía una casa pequeña pero bonita. Cuando llegué no encontraba la casa porque no conocía, solo tenía la dirección. Caminé, caminé hasta que la encontré y bueno, estaba cerrada: mi hermana no estaba. Tuve que esperarla afuera, sentado.

Ella llegó por la noche y me encontró mojado con mis cosas (cayó un palo de agua y no hallé donde meterme). Me atendió, me dio café y me preguntó qué hacía exactamente ahí. Yo le dije “quiero que me des una oportunidad, quiero probar si puedo encajar aquí”, porque de donde venía no encajaba, aparte que en mi pueblo nadie confiaba en mí por haber sido consumidor de crack por dos largos años.

Ella me miró fijamente y me dijo: “Está bien; te daré una semana, no más. Si no encontrás trabajo te tendrás que devolver a Acoyapa”.

Una semana era poco pero lo suficiente para mí, tomando en cuenta que muchos profesionales con méritos se encuentran desempleados por meses, pero yo tenía algo que ellos no: yo quería urgentemente sobrevivir y fue entonces que empecé a moverme, buscar dónde llevar mis trabajos y esperar a que me aceptaran. Visité canal 8, canal 10, canal 4, Radio Corporación, etc., etc., todos los medios posibles a visitar.

Recuerdo que en canal 8 me dieron la oportunidad de mostrar quién era yo, “a ver quién es este poquito peludo con sombrero que dice poder hacer animaciones”. Tuve una entrevista con una chica y me sentí muy bien cuando me dijo: “puedes dejar tus trabajos, quiero mostrarlos a mi superior. Están muy buenos. Yo te llamaré”, y esa llamada jamás llego a mí.

Los días pasaban rápido y se me acababa la semana y el dinero. Fue entonces que tuve que volver a TN8 a preguntar qué había pasado. Al final, me dijeron que si les gustó, pero necesitaban algo más reciente para ver. Me molesté porque ya no tenía mi pc y no podía hacer nada. Tiré la toalla. Caminé y caminé hasta que pasé por un lugar llamado “RGB Media”. Me llamó la atención y guardé el número. Por la tarde llamé preguntando por el dueño. Él mismo me contestó y me preguntó amablemente qué se me ofrecía. Yo le expliqué que buscaba trabajo y lo que le ofrecía. Él me dijo que le parecía genial que llegara mañana a verlo. Me alegré: era una última oportunidad.

Al otro día que llegué lo esperé impaciente, pero nunca apareció y me dijeron que volviera otro día, que él era una persona muy ocupada. Me molesté y les dije que yo no era payaso de nadie y que gracias por nada. La señora quedó viendo mi rostro de decepción y necesidad, pudo ver cómo brillaban mis ojos a punto de llorar y sentirme ignorado y me dijo: “No te preocupés; él es así pero yo le diré que viniste. Sé que él te llamará”.

Me fui con las manos vacías y con los únicos 10 córdobas que me quedaban. No tenía siquiera para volver a mi pueblo. Llegué donde mi hermana y ella salió. Me quedé solo en la sala alistando mi ropa y mis cosas en aquel saco viejo y también eché mis sueños en ese saco, para mí ya todo había acabado. Me sentí estúpido al creer que los sueños se pueden cumplir. “Pobre loco infame en un mundo tan exigente”, pensé, pero entre tanta negatividad, sonó el teléfono y era Moris (Maurice Ortega), el dueño de RGB, me ofreció disculpas y me dijo que por favor llegara el lunes, que había olvidado una reunión y que por eso no pudo atenderme, pero que llegara, que quería trabajar conmigo. Yo, molesto, le reclamé y le dije muchas cosas y le advertí que era la última vez porque solo tenía 10 pesos. Él se rio y me dijo: “tranquilo aquí te espero”.

Mi hermana llegó y le expliqué mi situación. Me dijo que estaba bien, que me daría unos días más pero si no pasaba nada que me fuera.

Esperé el lunes como nunca y al fin amaneció. Volví a estar en ese lugar solo que no tuve que esperar: Moris me estaba esperando.

Moris es un tipo alto, blanco y recio, contemporáneo conmigo, apenas un año mayor que yo. Cuando lo vi pensé: “y este maje ¿qué onda?”. Me dijo que le enseñara pues qué era lo que tenía y entonces le mostré a Perro Blanko, Negaron, Gato y Oso, entre otros trabajos. Cuando él terminó de ver todo, me preguntó que si tenía currículo, yo le dije que “no, solo soy bachiller y mis trabajos han sido ser albañil, pintar casas etc.”. Entonces me dijo: “bueno, con todo lo que veo aquí no lo necesitás. Lo único que necesitamos aquí es pulir tu talento. Podés venir mañana a trabajar a mi productora, igual te daré una oferta mañana. Hoy pensaré cuánto te puedo pagar”. Yo obviamente le dije que sí y me fui, le conté a mi hermana y se alegró. Todo dependía de ese mañana.

Al otro día pues llegué igual y me esperaba en su oficina. Él bajó la cabeza y me dijo: “Bueno Bayardo, estuve viendo todo y analizando cómo será con vos y pues mi oferta inicial es de xxxxxxxx cantidad”. Seré honesto: fue una cantidad que jamás esperaba. Yo muy alegre le dije que sí aceptaba y me dijo: “por hoy podés ir a descansar. Me imagino que han sido días duros. Ya mañana te ubico en una Mac (computadora Macintosh) y comenzaremos. Yo te enseñaré más de TV. Dale. Que te vaya bien. Te espero mañana”.

Salí de ahí sonriendo y llorando, la gente me miraba como loco en la calle pero yo por dentro no podía contener mi felicidad. Al fin apareció alguien que creyó en mí, que me dio una oportunidad. ¡Ajaá! Di un brinco en la calle como un niño que recibe el mejor video juego del mundo.

Desde ese entonces mi vida cambió y me dediqué a hacer lo que siempre quise. Hoy en día trabajo para un canal de TV.

Me lleno con los que me siguen y creen en mí. Soy un burro ignorante que logró sobrevivir en este mundo que todos temen. No soy mejor ni peor que nadie, solo soy alguien que sigue cumpliendo sus sueños.

Hasta siempre

Perro Blanko

Guau

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