Chile sepulta a Pinochet y vota por una nueva Constitución Santiago. Agencias.

Chile sepulta a Pinochet y vota por una nueva Constitución Santiago. Agencias.

El “Yo apruebo” la redacción de una nueva Constitución para Chile se impuso este domingo en el plebiscito nacional con más del 78% de los votos, con lo cual queda sepultada la carta magna vigente desde 1980 y redactada por el sanguinario dictador Augusto Pinochet, fallecido en 2006.

Según el Servicio Electoral de Chile (Servel), escrutado el 99.76% de las 44,913 mesas electorales, el Apruebo recibió 5 millones 881 mil 220 votos (78.27%) mientras que el rechazo a una nueva Constitución obtuvo un millón 632 mil 573 votos (21.73%).

Además de elegir entre “Apruebo” y “Rechazo”, los electores también definían el órgano que redactará la eventual nueva Constitución: una “Convención Mixta”, compuesta por 172 miembros, distribuida a partes iguales entre ciudadanos electos y parlamentarios en ejercicio, o una “Convención Constitucional”, de 155 miembros, en la cual todos sus integrantes deben ser elegidos popularmente.

La votación arroja resultados contundentes: el 78.99% (5,639,457 votos) respalda que sea una convención constitucional, mientras que la convención mixta constitucional recibió el apoyo de solo el 21.01% (1,499,865 votos).

Con este resultado, Chile irá a elecciones el domingo 11 de abril de 2021 para elegir a 155 diputados constituyentes.

Sin embargo, casi la mitad de los chilenos habilitados para votar no concurrieron a las urnas. Según los resultados oficiales, 7 millones 550 mil 477 del total de 14 millones 796 mil 197 electores, depositó su voto, lo que equivale al 50.83% de participación. En otras palabras, hubo una abstención del 49.17%.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, destacó desde La Moneda la participación en tranquilidad por parte de los electores, quienes se movilizaron desde todas las ciudades del país para sufragar.

El denominado Estallido Social en Chile iniciado a mediados de octubre de 2019 tiene entre sus principales demandas la redacción de una nueva Constitución.

El pueblo está feliz

En la céntrica plaza Italia de Santiago, epicentro de las protestas del último año, Sebastián Llanta, un ingeniero de 32 años, dijo que “esto que está pasando hoy día era algo imposible de imaginar”.

“Se está logrando por todo lo que pasó hace poco más de un año. No va a ser mágico de la noche a la mañana, pero lo que pase ahora tiene que ver con el aporte de todos nosotros”, añadió, antes de irse a bailar al ritmo de “Quieren dinero” (1986), una canción-protesta de Los Prisioneros que se hizo popular en plena dictadura (1973-1990) y que sonaba en un altoparlante.

Más de 14,7 millones de chilenos estaban llamados a votar. Con mascarillas y la esperanza de un cambio, se observaron largas filas en los centros de votación, donde el proceso transcurrió sin incidentes y con los resguardos sanitarios para evitar contagios de coronarivus.

La tasa de participación era un dato clave en una cita electoral en plena pandemia, en un país donde desde 2012 el voto es voluntario. La referencia inmediata era la presidencial de 2017, cuando fue electo el presidente Sebastián Piñera, y votó el 49,2%.

“Hay mucha gente para votar en todos los lados. Nunca he visto tanta gente, y mucha juventud”, dijo José Gallardo, un taxista de 73 que recorrió la ciudad durante la mañana.

El plebiscito ha estado marcado por la posibilidad de cambios que abre este inédito proceso electoral, decidido tras un amplio acuerdo político alcanzado en noviembre del año pasado, casi un mes después del inicio, el 18 de octubre de 2019, de las protestas sociales y enfrentamientos violentos con la Policía tras el alza en la tarifa del Metro de Santiago.

La elección se realiza justo un año después de que tuviera lugar, el 25 de octubre de 2019, la mayor marcha realizada en democracia. Más de 1,2 millones de personas se reunieron en torno a la Plaza Italia de Santiago, una demostración de la profundidad y amplitud del descontento social acumulado en décadas en un país considerado un modelo de crecimiento económico y estabilidad en América Latina.

“A un año del estallido social es la primera oportunidad real que tenemos para hacer los cambios necesarios para mejorar la salud, la educación; para tener una sociedad más igualitaria”, dijo Pilar Matus, una profesora de 47 años que participó en esa gran marcha.

“Hemos esperado mucho más de un año (por esto), es un evento histórico en nuestro país”, dijo emocionado Elías Pérez, un psicólogo de 39 años, que votó en el Estadio Nacional de Santiago, lugar emblemático en la historia chilena convertido para esta jornada en el centro de votación más grande del país.

Para un amplio sector de la población, la Constitución de 1980 es la madre de las desigualdades de Chile. Si bien la carta magna no establece la privatización de sectores básicos, como la salud o la educación, fomenta la participación de los privados y reduce el tamaño del Estado.

“Un primer propósito de este proceso constituyente es dejar atrás la sombra de la dictadura de Pinochet (…) elaborada bajo el uso de la fuerza”, explicó Marcelo Mella, politólogo de la Universidad de Santiago. El segundo objetivo, agregó, es “poder resolver por la vía política y pacífica los problemas que se han transformado en estructurales”, como la desigualdad y la exclusión.