Después de Girón, todos los pueblos fueron un poco más libres La Habana. Por Gustavo Robreño Dolz, Radio La Primerísima

Después de Girón, todos los pueblos fueron un poco más libres La Habana. Por Gustavo Robreño Dolz, Radio La Primerísima

En el Manifiesto de Montecristi, suscrito por José Martí y Máximo Gómez, se dice: “Honra y conmueve pensar que cuando cae en tierra de Cuba un guerrero de la independencia, abandonado tal vez por los pueblos incautos o indiferentes a quienes se inmola, cae por el bien mayor del hombre, la confirmación de la república moral en América, y la creación de un archipiélago libre donde las naciones respetuosas derramen las riquezas          que a su paso han de caer sobre el crucero del mundo…”

Más de medio siglo después del histórico Manifiesto, al calificar la victoria patriótica y revolucionaria sobre la invasión mercenaria organizada y financiada por el gobierno imperialista de Estados Unidos contra la soberanía nacional y la independencia de Cuba, Fidel Castro diría de manera breve, concreta y precursora que, después de Girón, todos los pueblos de América fueron un poco más libres…

Es que la generalmente conocida como “Primera gran derrota militar del imperialismo norteamericano en América Latina” fue tal, pero también fue mucho más que eso. Marcó un antes y un después; mostró un camino.

Al consolidar el triunfo y la permanencia de la Revolución Cubana, que acababa de proclamar su carácter socialista y añadirlo a su condición popular, democrática y antimperialista –”de los humildes, por los humildes y para los humildes”– la victoria de Girón mostró ante América Latina y ante el mundo que es posible resistir y crear, transformar un país neocolonial y liberarse de la explotación y el saqueo imperiales.

Y que cuando hay un pueblo sólidamente unido y decidido detrás de esa idea y su liderazgo actúa con firmeza, lucidez y alta autoridad moral, no hay obstáculo imposible de vencer y la generosidad, la solidaridad y el heroísmo fluyen incontenibles.

En el caso de Cuba, los prepotentes imperialistas yanquis no fueron capaces de explicarse estas condiciones por parte del pueblo cubano y parecían ignorar, además, que a esas alturas de 1961 ya el país vivía y recibía los frutos de una obra revolucionaria de beneficio a las mayorías populares como jamás habían conocido las masas trabajadoras y la población en general.

El fecundo pensamiento cubano –de Varela a Martí– los 30 años de guerra contra el colonialismo español y la larga tradición de lucha y organización popular presentes en el decursar histórico del pueblo cubano fueron también ignorados por el odio imperial y la sed de venganza, en el afán de recuperar dentro del “patio trasero” a una especie de “joya de la Corona” que habían perdido.

Sin embargo, las derrotas y fracasos sucesivos a lo largo de 65 años no les han hecho abandonar la creencia de que la Revolución y el pueblo cubano pueden ser derrotados y aplastados y así salvar la “honra mancillada” del imperio en el continente.

El recuerdo de Playa Girón está ya enraizado en la historia de América y jamás podrá ser borrado. Por el contrario, se afianza y se evidencia cada día en América Latina y el Caribe, donde la unidad en la diversidad crece inexorablemente, más allá de agresiones, conspiraciones, intrigas y traiciones que buscan frustrar la segunda independencia.

Es una realidad palpable la sentencia fidelista de que, después de Girón, todos los pueblos de América fueron –y son hoy– más libres…