Dos mil personas perecen bajo toneladas de rocas en Papúa-Nueva Guinea Port Moresby, Papúa-Nueva Guinea. Agencias.

Dos mil personas perecen bajo toneladas de rocas en Papúa-Nueva Guinea Port Moresby, Papúa-Nueva Guinea. Agencias.

En Papúa-Nueva Guinea, la antaño bulliciosa comunidad de la ladera de una colina en la provincia de Enga quedó casi aniquilada cuando un trozo del monte vecino se derrumbó en la madrugada del viernes, sepultando decenas de casas y a las personas que dormían en ellas.

La zona está situada a unos 600 kilómetros (370 millas) de Port Moresby, la capital del país que ocupa la mitad sureste de la isla de Nueva Guinea, la segunda más grande del planeta, en Oceanía. La otra mitad forma parte de Indonesia.

Situado en la ladera del monte Mungalo, densamente arbolado, el pueblo albergaba una población transitoria que podía llegar a superar las 4 mil personas. Servía como puesto comercial para los mineros que buscaban oro en las tierras altas.

Desde principios de año, el país ha sufrido múltiples terremotos, inundaciones y corrimientos de tierra, que han puesto a prueba los recursos de los servicios de emergencia.

“El corrimiento de tierras sepultó a más de 2 mil personas vivas y causó importantes destrozos en edificios y huertos, además de afectar gravemente a la base económica del país”, declaró el Centro Nacional de Catástrofes de Papúa Nueva Guinea en una carta a la ONU.

La carretera principal que conduce a la gran mina de oro de Porgera estaba “completamente bloqueada”, informó a la oficina del coordinador residente de la ONU en la capital, Port Moresby.

El corrimiento de tierras seguía “desplazándose lentamente, lo que supone un peligro constante tanto para los equipos de rescate como para los supervivientes”, declaró el centro de catástrofes. La magnitud de la catástrofe exigía “acciones inmediatas y en colaboración de todos los actores”, añadió, incluido el ejército y los equipos de respuesta nacionales y provinciales.

“Mis colegas han tenido que escapar del lugar debido al creciente peligro, ya que las rocas siguen cayendo sin parar y la tierra continúa deslizándose”, ha declarado. También ha advertido de que la gran cantidad de tierra caída durante la avalancha está ejerciendo presión sobre las casas de la zona, por lo que es necesaria la evacuación.

Sepultados por enormes rocas

En la zona donde se produjo la avalancha viven oficialmente unas 4 mil personas, aunque las autoridades estiman que el número de afectados es mayor, ya que el pueblo en el que se produjo es un lugar donde se refugian los lugareños que huyen de los conflictos y enfrentamientos tribales en los pueblos cercanos.

Gran parte del pueblo de Kaokalam quedó sepultado por una capa de entre seis y ocho metros de rocas y piedras y la avalancha afectó a un área de más de 200 kilómetros cuadrados, incluidos unos 150 kilómetros de la carretera principal de la provincia, lo que dificulta las labores de rescate y ayuda a los supervivientes.

Además, otros tramos de acceso al pueblo están cortados por desprendimientos anteriores, por lo que sólo es posible acceder en helicóptero o en vehículos todoterreno.

Las imágenes del lugar de la catástrofe compartidas en las redes sociales muestran una vasta zona de rocas y tierra arrancada de una colina, así como a vecinos recogiendo sus bártulos y explorando la zona sepultada por el desprendimiento en busca de supervivientes.

Papúa Nueva Guinea es uno de los países con mayor diversidad cultural del mundo en donde están registrado 848 idiomas; entre los menos explorados, geográfica y culturalmente por la comunidad científica, y muchas especies de plantas y animales están aún sin descubrir dentro del país.

Tiene una superficie de más de 460 mil kilómetros cuadrados, con 10 millones de habitantes. La población es predominantemente rural, con solo el 13.25 % concentrada en núcleos urbanos.

La zona afectada suele sufrir fuertes lluvias e inundaciones, y los corrimientos de tierra no son inusuales en el país, en el que, a pesar de la riqueza en recursos naturales, gran parte de sus más de nueve millones de habitantes vive en la pobreza extrema y aislada debido al déficit de comunicaciones e infraestructuras, especialmente en lugares remotos como el de la actual catástrofe.

Nadie ha escapado

El centro también pidió a Naciones Unidas que informara de la crisis a los socios de desarrollo de Papúa Nueva Guinea “y a otros amigos internacionales”. Australia, aliado cercano, dijo el lunes que proporcionaría suministros de ayuda de emergencia, como refugios, kits de higiene y apoyo específico para mujeres y niños.

Los lugareños y los equipos de rescate han estado utilizando palas y trozos de madera para encontrar cuerpos bajo el corrimiento de tierras, una mezcla de rocas del tamaño de un coche, árboles arrancados y tierra removida que se cree que tiene hasta ocho metros de profundidad.

“Nadie ha escapado. No sabemos quién murió porque los registros están enterrados”, dijo Jacob Sowai, un maestro de escuela de un pueblo vecino.

Serhan Aktoprak, funcionario de la agencia de la ONU para las migraciones, declaró que el peligro continuaba: “La masa de tierra sigue deslizándose, caen rocas de la montaña”. Corrientes de agua fluían entre el suelo y los escombros, mientras aparecían grietas en terrenos adyacentes al deslizamiento, añadió.

“Esto podría desencadenar un nuevo deslizamiento”, advirtió el funcionario de la ONU, lo que supondría un “grave riesgo” tanto para los rescatistas como para las personas que viven en la zona.

Los lugareños afirman que el corrimiento de tierras puede haber sido provocado por las intensas lluvias de las últimas semanas.

Papúa Nueva Guinea tiene uno de los climas más húmedos del mundo, y las investigaciones han descubierto que los cambios en los patrones de

precipitaciones relacionados con el cambio climático podrían exacerbar el riesgo de corrimientos de tierra.

El número de muertos ha ido en aumento desde que se produjo la catástrofe, a medida que las autoridades reevalúan el tamaño de la población que yace bajo el lodo y los escombros que se extienden a lo largo de casi cuatro campos de fútbol.

Según Nicholas Booth, funcionario del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, es difícil calcular el número de víctimas porque en los últimos años se han trasladado a la zona muchas personas que huían de la violencia tribal.

Guerra entre grupos étnicos

Un brote de enfrentamientos tribales no relacionados con la catástrofe estaba bloqueando los intentos de hacer llegar ayuda humanitaria desde la capital provincial, Wabag, según el funcionario de la ONU Aktoprak.

“Muchas casas están ardiendo y otras emiten humo. Mujeres y niños han sido desplazados, mientras que todos los jóvenes y hombres de la zona llevaban cuchillos de monte”, declaró, citando un informe de un convoy de ayuda que intentaba llegar al lugar de la catástrofe.

Las batallas tribales también habían retrasado la entrega de maquinaria pesada y excavadoras.

La gente de las aldeas colindantes estaba ayudando a desenterrar los cuerpos, dijo Nickson Pakea, presidente de la cercana Cámara de Comercio e Industria de Porgera.

“Debido a la dureza de la roca, la arcilla, la piedra y las rocas que han entrado, es bastante complicado. Se necesitan excavadoras para retirar los escombros”, declaró Pakea.

Una empresa minera cercana, New Porgera Limited, ha accedido a proporcionar excavadoras mecánicas para ayudar a los equipos de rescate y despejar las carreteras.