El trabajo voluntario de una brigada de hormiguitas en Matagalpa Matagalpa. Por Enrique J. Beteta Acevedo, Radio La Primerísima.

El trabajo voluntario de una brigada de hormiguitas en Matagalpa Matagalpa. Por Enrique J. Beteta Acevedo, Radio La Primerísima.

El pasado 23 de marzo decenas de trabajadores de la salud, en zafarrancho de trabajo rojo y negro, realizaron la sexta jornada ordinaria de trabajo voluntario de este año, evocando siempre al hombre nuevo hijo de esta Revolución que camina por la senda en la que dieron su preciosa vida nuestros Héroes y Mártires por el bienestar de nuestro pueblo heroico.

La “Brigada Salud y Vida”, hizo la jornada en el Hospital Escuela Cesar Amador Molina (HECAM) de Matagalpa. El contingente estuvo formado por 42 miembros de la Brigada y 32 Cros. trabajadores del Hospital, para un total 74 voluntarios, que realizaron las siguientes tareas:

1. Limpieza de todas las áreas internas del Hospital
2. Limpieza de áreas verdes de todo el centro recolectando un total de 42 bolsas negras con un peso de 1,560 libras de desecho
3. ⁠Lavado y desinfección de los pasillos de todo el centro con hipoclorito de sodio (cloro) de 2 mil ppm.
4. ⁠Reparación de hidrosanitarios de áreas de emergencia, medicina interna, cuartos casa madre acompañante cambiando 2 kit de inodoros, 2 llaves de lavamanos, 1 llave de chorro de 1/2 pulgadas, 2 mangueras de abasto de inodoros, cambio de tubo de 1 1/2 pulgadas PVC.
5. Lijado, reparación y pintura en color gris FastDry de 18 muebles (porta sueros, carro de cura, carros de medicamentos, mesas) de áreas de medicina interna, radiología, ginecología, área de embarazos de alto riesgo (ARO).
6. Limpieza de canales y techos de sala de medicina interna
7. ⁠Limpieza de canaleta principal de agua pluvial
8. ⁠Limpieza de cubetas por áreas de parqueo interno
9. Recolecta de desechos infecciosos y comunes en todas las áreas del centro
10. Destaqueo de cajas de registro de casa madre acompañante, área de autoclaves con apoyo de Enacal

Una historia única

La movilización social, el compromiso solidario, la entrega sin límites, el amor a la Revolución, el respeto a los que nos dejaron el legado de lucha como son los santos, quienes dieron su vida para que hoy la Revolución sea una realidad, actuaron con amor a la vida, reflejando su dedicación al prójimo, alcanzaron la estatura de santos de lucha, guerreros del infinito para darnos la paz, armonía y la esperanza de la patria, ellos dieron con voluntad su vida.

Llegamos a Matagalpa para conocer de cerca la experiencia del voluntariado de la Brigada Salud y Vida, una experiencia única en Nicaragua, sin comparación en la región latinoamericana. Los que participan deben sentirse orgullosos de esa misión y legado de amor que están dejando. Es su propio homenaje –pues así lo expresan– a los caídos, Héroes y Mártires, a quienes entregaron todo por darnos Paz y armonía en esta tierra.

Esta brigada tiene un sello, una historia de cada uno de los protagonistas. Quizás en los años 80 tocó cargar la mochila con los 800 tiros más la granada de fragmentación o de piña, más el AKA, su ración fría, para salvar la vida del pueblo humilde. Hoy es otra la carga. Ellos la muestran todos los sábados trabajando voluntariamente en la tarea que les asignan para cumplir la misión, que va desde un rastrillo, escoba, lampazo, spray para pintar, serrucho, cepillo, brocha, bolsas de basura, carreta de traslado de materiales. Todos esos utensilios salvan vidas también.

Uno de los muchachos de Matagalpa

El coordinador departamental de la Brigada es Mario Arauz Palacios, un excombatiente del Ejército Popular Sandinista (EPS) en donde su experiencia principal fue como sanitario y técnico en electromedicina. Pertenecía a la retaguardia central y fue del contingente de los famosos “Muchachos de Matagalpa”. Es hermano del héroe Otoniel Arauz Palacios, primo hermano del comandante Pedro Arauz Palacios (Federico).

Mario se siente honrado de ese vínculo familiar. Desde 1974 pertenece a las filas del FSLN y es parte de los “muchachos del 28 de agosto”, un grupo de chavalos que con mucho coraje enfrentaron a la genocida Guardia Nacional a una edad muy temprana en la llamada “Insurrección de los Niños de Matagalpa”. En la clandestinidad, también participó en algunos operativos armados del FSLN.

Cuenta que la Brigada nació de manera gradual hace aproximadamente 8 años. Los retirados del Ejército formaron comisiones de trabajo. Uno en la Procuraduría (PGR), otro en el Ejército y el otro en la Policía Nacional. A mí me tocó con otros tres compañeros en el sector salud porque yo siempre he estado en esta área. Con el tiempo, agrega, los otros compañeros se retiraron poco a poco. Eran tres, quedé solo. Entonces, acudí al doctor Henry Dávila, director del hospital, y allí comenzamos a trabajar en colectivo para darle vida a la Brigada.

El 28 de noviembre de 2016 comenzaron las acciones de la Brigada. Según relata Mario, realizaron primero brigadas de atención para los compañeros retirados del ejército y desmovilizados del Servicio Militar SMP; también atendían a sus familiares, se les brindaba asistencia médica de todo tipo. De esa manera se trabajó durante los primeros cuatro años. Cada trimestre, a 300 o 400 de ellos recibían atención médica.

Con el tiempo, explica Mario, decidieron dar un salto y organizaron la “Brigada Salud y Vida” en el Hospital, porque hay muchas necesidades, que trabajaba cada tres meses. “Fuimos creciendo y ahora hemos llegado a estar trabajando hasta 152 compañeros, que participan según su tiempo disponible”, asegura.

Todos somos soldados

El 23 de marzo participaron 74 compañeros, 32 de ellos laboran en el hospital que podrían estar en su casita descansando, y 42 de la brigada para sumar los 74 y así hemos trabajado hasta el día de hoy que vamos sobre 8 años, dice Mario con orgullo.

Según explica, en la brigada “todos somos soldados, todos somos responsables, todos somos voluntarios. Aquí no hay jefe. Líderes sí, porque ahí tiene que haber un guía. En esta brigada está la alegría, la conciencia, la voluntad, el amor es grande. Nosotros somos los únicos, pero deseo que se extienda por todo Nicaragua. Hemos querido hacerla también en otros departamentos, pero no es fácil”.

Agrega que también hay mujeres, niños y adolescentes dando su aporte en la Brigada. La primera mujer de la brigada se incorporó a raíz de una experiencia personal. Ella acompañó muchos días a su padre que estaba ingresado en el hospital y quien falleció posteriormente. Ella observó el trabajo de la Brigada y desde entonces, se sumó. Ahora hay 40 mujeres participando en la Brigada de voluntarios. También participan hijos, nietos y otros familiares de los integrantes.

“Hay un chavalo que anda con un cajón recogiendo todas las bolsas que el resto va llenando. Es el nieto de la compañera de oficina del doctor Dávila. Va adquiriendo conciencia”, asegura Mario Araúz Palacios.

Los trabajadores reportan con anticipación las dificultades con el mobiliario o equipos para que sean reparados o mejorados por los integrantes de la brigada. Hay trabajadores que dicen: “mire la mesa como está toda doblada, mire la mesa ustedes las dejan lindos” y Mario cuenta que eso les hace sentir bien por el trabajo que realizan. Hasta se toman fotos con nosotros con la reparación realizada, dice.

Los frutos del trabajo

Al revisar la dimensión del trabajo realizado queda lo siguiente: el reconocimiento de esta labor debe iniciar por nosotros, los militantes, los convencidos, los que rendimos honores a nuestros caídos, a los santos que dieron todo sin vacilar. El principio es solidaridad: ayudar al prójimo. Es cristiano darlo todo por los otros, todos debemos de destacar esta impresionante labor que ayuda realmente al Ministerio de Salud.

Somos edificadores de conciencia, promotores del ahorro para seguir produciendo salud. Nos falta dimensionar ese aporte del voluntariado que tiene valor comunitario. No hay experiencia de este tipo en ningún lugar de Latinoamérica.

El vínculo de trabajo entre los trabajadores de la salud y los integrantes de la brigada se ha ido consolidando. Hay respeto a la labor del voluntariado, ha nacido la camaradería del colectivo, las coordinaciones con los servicios del hospital para mejorar las condiciones de trabajo.

La mayoría de los trabajadores de la salud están agradecidos. Eso lo hemos ganado. La confianza de las enfermeras, de todo el personal de salud, de los compañeros de seguridad pues hasta los portones los hemos reparado, relata Mario Arauz.

En 2023 se realizaron 24 jornadas ordinarias de las brigadas, dos por mes, y 11 brigadas extraordinarias por eventos que surgen como por ejemplo cuando el Minsa entregó al hospital las camas nuevas para reemplazar las viejas. Hubo que movilizar de manera extraordinaria a la Brigada para asegurar esa renovación en tiempo récord y tener listas las camas en los diferentes servicios del hospital.

Un gran desafío

Mario Arauz refiere que han invitado a los trabajadores de otras instituciones de Matagalpa para que se sumen a la Brigada, pero solo líderes sindicales de Enacal así como el delegado departamental han respondido, y muchos trabajadores se integran. Tienen una gran disposición de ayudar a resolver cada situación encontrada en el Hospital que requiere el apoyo de los equipos técnicos de Enacal. En este sentido, Mario sabe que la Brigada tiene el gran desafío de involucrar a los trabajadores de otras instituciones.

Cada fin de año tienen un encuentro en el que después de evaluar el trabajo de los doce meses, realizan una actividad recreativa con almuerzo y piñatas. Les ayuda a renovar energías y reconocer el trabajo realizado. Para realizarla, en ocasiones algunos compañeros les entregan reciben apoyo, en especie la mayoría, y cuando hay dinero lo dividen entre los integrantes.

Por cada jornada de trabajo voluntario de la Brigada, el Ministerio de Salud ahorra miles de córdobas. Por ejemplo, en cada jornada, participan entre 65 y 70 voluntarios, lo cual suma un total de 17,150 horas trabajo. En 245 jornadas a lo largo de 7 años, eso suma 9 millones 890 mil córdobas.

“A mí me gustaría que la experiencia de esta Brigada se multiplicara en todo el país, en memoria de los Héroes y Mártires”, insiste Mario.

“El espíritu santo y Jesús están con el Comandante Daniel para sostener la salud gratuita. Eso nos dice que el camino de la verdad y la vida lo protege siempre a él y garantiza proteger a los nicaragüenses por ese guía, ese hombre grande. Hoy podemos decir que la Revolución es una revolución de amor, que camina siempre para derrotar la pobreza”, declara Mario.

“Nosotros, los que estamos comprometidos con la Revolución, vamos a seguir entregándonos. Tenemos un gen que tiene que ver con el amor a los otros, la solidaridad, la entrega, el sacrificio. Ese es un sello que solo el sandinismo lo tiene y quienes nos adversan no lo entienden y no lo van a entender nunca”, añade.

Son las hormiguitas de la Revolución, igual que las tuvo Sandino, trabajando en pequeñas cosas que al sumarlas se vuelven inmensas. La Revolución es una suma de esfuerzos colectivos que transforman cualquier situación. Somos hormiguitas del comandante Daniel que estamos dando nuestro grano de arena y que aseguramos que la Revolución no se detenga.

(*) Reconocimiento al Trabajo Voluntario de la Brigada Salud y Vida de Matagalpa.