Nuevo orden informativo internacional, un resurgir necesario y urgente or Gustavo Robreño Dolz

Nuevo orden informativo internacional, un resurgir necesario y urgente or Gustavo Robreño Dolz

La realización exitosa del III Coloquio Internacional Patria en La Habana marcó sin dudas un resurgir necesario, oportuno y urgente de los empeños por un nuevo orden informativo internacional, ese azaroso objetivo y meta, -fundamentalmente del tercer mundo,- que como compañero inseparable de las luchas por la descolonización cultural se posesionó de los primeros planos de la actualidad en las décadas del 70 y 80 del pasado siglo, a pesar de retrocesos temporales y circunstanciales por los que ha atravesado  ante los esfuerzos y las medidas del aterrorizado sistema imperialista y capitalista neoliberal globalizado, encabezado por Estados Unidos.  El imperialismo es sabedor de que un libre y equilibrado flujo de la información en el mundo pondría fin a su catarata de mentiras, embustes, engaños, medias verdades o falsedades completas, que hoy inundan los canales de comunicación a su servicio y son el más importante sostén ideológico de ese sistema de hegemonía, dominación y saqueo.

Recordemos  de paso que en fechas tan lejanas ya como el año 1980 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional y la consiguiente Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados; en 1976 la 19ª Conferencia General de la UNESCO en Nairobi, Kenya, aprobó la creación de una comisión que estudiaría los problemas de la desigualdad en la comunicación y la información mundial, surgiendo así la Comisión Internacional que presidió el reconocido político e intelectual irlandés Sean Mc Bride e integraron 16 personalidades. Tras años de minuciosa y detallada labor que los llevó a todo el planeta emitieron su Informe Final en julio de 1980 bajo el lema “Muchas voces, un solo mundo”. Tal informe resultó aprobado por la 19ª Conferencia General de la UNESCO en Belgrado, Yugoslavia, el 21 de octubre de 1980.

Desde esa fecha, el Informe Mc Bride, como se le conoce mundialmente, fue sometido a la más brutal, extendida y falaz campaña por parte de los grandes consorcios informativos e incluso algunos medios periodísticos sufragados y auspiciados por la CIA, según después se demostró.

Esa campaña, tuvo un momento culminante con la llamada “Declaración de Talloires”, emitida desde esa ciudad francesa el 17 de mayo de 1981, que fue en definitiva una síntesis de los más burdos criterios de defensores del “libre flujo”, de rechazo a cualquier norma de ética periodística y de rechazo también al papel de la UNESCO. Todo ello desembocó en la primera retirada y suspensión de pagos de la cuota correspondiente por parte del gobierno de Estados Unidos (Administración Reagan) como forma de chantaje delincuencial a esa organización.

No se debe tampoco olvidar que, desde su Cumbre en Argel en 1973, el Movimiento de Países No Alineados se adhirió a la necesidad de un nuevo orden informativo internacional, lo cual aparece también recogido en las Cumbres de Colombo (1976) y de La Habana (1979) y en las reuniones de ministros de información de esos países.  Logros concretos del MNOAL en ese sentido fueron la creación del “pool” de agencias de noticias y el consejo de radiodifusión, que cubrieron un amplio espectro en Asia, África y América Latina durante casi dos décadas.

Cambios trascendentales en la situación geopolítica y económica internacional junto a las transformaciones y la aparición vertiginosa de la digitalización, la informática y su expresión en las llamadas “redes sociales”, marcan hoy nuevos conocimientos y exigen novedosas formas en las luchas de ideas a escala nacional, regional y mundial.

A esas nuevas formas habrá que adecuarse, teniendo en cuenta que los actuales consorcios digitales son también poderosos, están al servicio de loa mismos intereses y conceptos explotadores, dominantes, y saqueadores de ayer. Habrá que hacerlo con mucha imaginación y profesionalismo, tal como ya lo están demostrando no pocos medios en diferentes regiones, desde donde logran alcance mundial y amplia repercusión.

No por gusto ello fue motivo de queja por parte de la prepotente cabecilla imperialista y jefa del Comando Sur yanqui, quién se declaró “alarmada” porque, según ella, había ya 31 millones de personas conectadas con los medios alternativos en su radio de acción, liberadas del pensamiento imperial.

El III Coloquio Internacional Patria evidenció y confirmó que este es un importante “frente de lucha para la hora actual” y que, como señalamos en artículo publicado en Granma el 20 de junio de 2022 “urge la creación de un frente comunicacional de los pueblos que salga al paso a la ofensiva antipopular y antinacional…” Eso y no otra cosa son conceptos universalmente proclamados y aceptados como el Nuevo Orden Informativo Internacional y el “libre y equilibrado flujo de la información”

Cuba, por su parte, ha dado pasos firmes que van despejando el camino, que no será fácil de recorrer y deberá ser acompañante de otras luchas imprescindibles: por el nuevo orden económico; la descolonización cultural; la distorsión y el falseamiento de la historia; el racismo y todas otras formas de discriminación; la igualdad de géneros y la justicia social.

Cuba ha hecho aportes valiosos y sin precedentes, como es haber incorporado a su legislación nacional la Ley de Comunicación Social, que no contiene solo normas regulatorias, sino que reconoce las potencialidades y beneficios de la comunicación social para todas las esferas del país.

En las nuevas condiciones históricas, el nuevo orden informativo busca el apoyo no solo de las nuevas tecnologías y posibilidades de la comunicación, sino también deberá hacerlo desde los más novedosos, recientes y pujantes esquemas de la integración y cooperación como son la CELAC, ALBA-TCP, CARICOM, SICA, la Unión Africana, la Liga Árabe y la ASEAN; los movimientos sociales, sindicales, campesinos e indígenas y todas las fuerzas y personalidades que defiendan sinceramente la soberanía nacional y la independencia, la autodeterminación y la no intervención, la dignidad humana y la paz.

Todos teniendo en cuenta que, como afirmara el presidente Díaz-Canel en la clausura del II Coloquio Patria, “luchar contra la mentira tiene un precio y todos pagamos ese precio defendiendo la verdad…”

Rememoremos, una vez más, a José Martí y digamos que ¡esta es tarea de grandes!