Occidente, la canalla del mundo Por Alexander Meziaev | Centenario, Rusia

Uno de los criterios para una comprensión correcta y científica de los procesos que tienen lugar en el mundo es la exactitud de la terminología que refleja el contenido de un tema o fenómeno concreto. Al mismo tiempo, las imágenes también son importantes. Si las imágenes también reflejan adecuadamente la realidad, ayudan a formarse una imagen fiel del mundo, y a veces son incluso más precisas que los términos científicos.

Una de esas imágenes fue la definición del Occidente moderno dada por el famoso filósofo soviético Alexander Alexandrovich Zinoviev. El destino de A. A. Zinoviev es sumamente interesante. Autor de los aclamados “Las alturas brillantes” y “El comunismo como realidad”, salió exiliado de la URSS por estos libros (y por otras actividades disidentes). Sin embargo, la vida en Occidente ha provocado un cambio radical en su postura. Su libro “Occidente” se convirtió en uno de los estudios científicos más importantes sobre muchos aspectos esenciales del fenómeno occidental en la literatura rusa. Al mismo tiempo, Zinoviev combinó de forma excelente métodos y conclusiones estrictamente científicos con imágenes brillantes, que al mismo tiempo son absolutamente exactas y reflejan la esencia de temas y fenómenos muy difíciles.

En 2006 se publicó mi libro sobre el juicio del presidente yugoslavo Slobodan Milosevic en el Tribunal de La Haya, The Process against Slobodan Milosevic at the Hague Tribunal: a record from the courtroom (El Proceso contra Slobodan Milosevic en el Tribunal de La Haya: un registro desde la sala de audiencias). El prólogo del libro fue escrito por Aleksandr Aleksandrovich Zinoviev. En este prefacio dio una formulación que vale la pena recordar ahora.

Hablando del Occidente colectivo, Zinoviev llamó a esta totalidad internacional “la canalla del mundo”. A primera vista, el término es emotivo y poco justo para todo Occidente, en toda su integridad y en todas sus manifestaciones. Sin embargo, esto es sólo a primera vista…

En su texto, Zinoviev demuestra de forma convincente que el término no es emocional, sino absolutamente preciso. He aquí una breve cita de Zinoviev:

«La historia de la humanidad es rica en sinvergüenzas de todo tipo. Las generaciones que fueron testigos y víctimas de las descomunales atrocidades perpetradas por los dirigentes de la Alemania de Hitler siguen vivas. Pero parece que todos los récords en este sentido han empezado a ser batidos por los líderes de EEUU y sus países subordinados de la OTAN. La agresión de Estados Unidos y los países de la OTAN a Yugoslavia, el secuestro de su ex presidente Slobodan Milosevic y la organización de su juicio en el Tribunal de La Haya pueden servir de ejemplo característico. Por no mencionar el hecho de que el propio secuestro de Milosevic fue una operación de bandidos, el mismo tribunal y todo lo relacionado con sus actividades fue y sigue siendo una flagrante violación de las normas legales y morales reconocidas. Esto se muestra de forma bastante clara y convincente en el libro de A.B. Meziaev, que se ofrece a la atención del lector. El libro presta especial atención a un aspecto del proceso en cuestión, que no fue planificado por los organizadores de la operación y resultó inesperado e indeseable para ellos. Amenaza con convertirse en un fenómeno de gran trascendencia histórica que desacredite todo el proceso de americanización del planeta. Este aspecto es la identidad del propio acusado Slobodan Milosevic. […] En una época en la que incluso países y pueblos enteros capitulan ante la insolente, cínica, moral y legal, podría decirse, canalla americanización, Slobodan Milosevic está sentando un precedente de resistencia personal a la canallada mundial, y un precedente de enormes proporciones…».

Los últimos años han demostrado hasta qué punto A. A. Zinoviev tenía razón al definir a Occidente como “canalla”. Si Hitler hablaba de “espacio vital” y de la necesidad de exterminar a las “razas inferiores” descaradamente, el Occidente moderno, exterminó a millones de personas bajo las banderas de los mejores ideales. Las tonalidades de estas banderas iban desde “la carga del hombre blanco” hasta “garantizar la libertad y la democracia”.

La esencia de la villanía occidental fue una distorsión deliberada de los significados superiores que constituyen la esencia del hombre como entidad pensante (en la conciencia secular) o como criatura de Dios (en la conciencia religiosa). Esta guerra mental total [no] declarada a la humanidad es el componente más importante de la guerra “híbrida” actual.

El bombardeo de la OTAN sobre Yugoslavia en 1999 en aras de la “democracia” es una manifestación de esta misma villanía. Villanía no asociada a villanos individuales. Una villanía consciente, que se jacta de su villanía. De ahí el nombre de la operación de la OTAN: “Ángel Misericordioso”…

En un discurso pronunciado en 2018 ante estudiantes universitarios en Belgrado, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, mirando a los ojos de aquellos cuyos padres habían sido bombardeados por los aviones del bloque militar, les dijo que había sido por su propio bien. En 1999 Javier Solana era el secretario general, y en 2018 es otra persona la que se dirige a los estudiantes serbios. No es que un canalla sustituya a otro, sino que los canallas como sistema reproducen a los canallas.

Los sinvergüenzas del mundo no sólo se reproducen, sino que se institucionalizan. La agresión de la OTAN contra Yugoslavia en 1999 fue una canallada, porque proclamó a la víctima como criminal y al criminal como salvador. La creación del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) fue un intento de consagrar legalmente esta perversión de la verdad. La agresión de la OTAN contra Libia en 2011 fue una abominación del mismo tipo: para perpetuar legalmente (sagrada para la mentalidad occidental) la perversión de la verdad, un nuevo tribunal, la Corte Penal Internacional, emitió una orden de arresto contra Gadafi.

Para entender la esencia de lo que está sucediendo en Ucrania hoy en día necesitamos tanto términos científicos precisos como imágenes precisas. Rusia se encontró hoy cara a cara con la villanía mundial. Ni con los compañeros, ni con los adversarios, ni siquiera con los enemigos, porque incluso un enemigo puede ser digno. Es la villanía a la que nos enfrentamos hoy.

La conciencia de este hecho no significa que podamos despreciar a Occidente o permitirnos subestimarlo. Más bien es lo contrario. La exactitud de la imagen de Zinoviev es crucial en relación con el tipo de “garantías de seguridad” de las que tanto se ha hablado últimamente. Los sinvergüenzas no pueden dar ninguna garantía. De ahí el carácter objetivo de todos los acontecimientos posteriores al 24 de febrero de 2022.