Ceuta, vergüenza de España y Europa Por Guadi Calvo | Agencia ALAI, Ecuador

Ceuta, vergüenza de España y Europa Por Guadi Calvo | Agencia ALAI, Ecuador

El pasado lunes 17 de mayo, en diferentes embarcaciones, a nado o a pie, cuando la baja de las mareas lo permitía, miles de migrantes marroquíes comenzaron a llegar a las playas de Ceuta, una ciudad con 85 mil habitantes (colonia española ubicada en el norte de África, en las costas del Mediterráneo).

El arribo masivo de emigrantes ocurrió tras el relajamiento de la seguridad fronteriza por parte de Marruecos, en represalia a la atención que España está brindando desde mediados de abril al líder del Frente Polisario o Frente Popular de Liberación de Saguía el-Hamra y Río de Oro, Brahim Ghali, enfermo de COVID, cuyo movimiento desde 1976 libra una guerra de resistencia contra la ocupación marroquí de los territorios pertenecientes a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

España actúa contra ley expresa

Este nuevo incidente, vuelve a encender la ya larga controversia entre los reinos de Marruecos y España. En esta oportunidad, diferentes oleadas que sumaron unos 9 mil ciudadanos marroquíes, de ellos 2,700 niños, alcanzaron las playas de Ceuta, uno de los dos últimos enclaves coloniales de España en el continente africano, que solo cuenta con instalaciones para admitir a 200 refugiados.

Al mismo tiempo, la valla –de doce kilómetros de largo y diez metros de alto, con torres de vigilancia y cámaras de vídeo, que separa Melilla, el otro enclave colonial español, fronterizo a Marruecos– ha sido desbordada por cientos de jóvenes, que intentan de alguna manera alcanzar Europa, vía España.

El despliegue inmediato de las tropas ordenadas por Madrid ya ha conseguido realizar hot pushbacks, (devoluciones en caliente) de 6,500 marroquíes, a los que sin dudas les han sido violados sus derechos como migrantes o refugiados, al ser expulsados de manera sumaria, sin identificar, ni considerar cuales han sido los motivos que los llevaron a tomar semejante riesgo de vida, violando a las garantías que se deben ofrecer a los migrantes cuando cruzan la frontera a España.

La ley indica que el migrante es un potencial solicitante de asilo, menor o de otro grupo vulnerable, debe ser atendido en el país al que han llegado a través de un procedimiento de garantías. Muchos de los “repatriados” han sido vistos arrastrados y empujados a los golpes por policías y militares españoles hasta la línea fronteriza. En 2020, solo 2,228 marroquíes habían conseguido cruzar por los dos enclaves.

El reino africano, que desde hace sesenta años reclama a Madrid la posesión de Ceuta y Melilla, se ha envalentonado por el espaldarazo que le brindó Donald Trump durante los últimos meses de su mandato, quien reconoció como marroquíes los territorios en disputa, a cambio del establecimiento de relaciones diplomáticas con la entidad sionista que ocupa Palestina. Marruecos ha decidido acciones políticas contra cualquier resolución que pueda ser considerada un apoyo a la causa Saharaui. En esa dirección se entiende que a principios de mayo, haya retirado su embajador de Berlín, acusando a Alemania de tener una “actitud destructiva” porque había criticado la decisión de Trump y convocado al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para discutir al respecto.

Esta nueva crisis atestigua, sin embargo, el enfrentamiento diplomático que iniciaron los dos vecinos hace varias semanas, más allá de que ambas naciones gestionan en común los flujos migratorios en sus fronteras.

Mabel Deu, vicepresidenta primera de Ceuta, confirmó que en sus oficinas se han recibido unas 4,400 llamadas telefónicas de familiares de los menores llegados a la ciudad y piden acelerar la devolución de esos niños a sus padres, lo que da idea de la proporción del drama en que se encuentra sumergidos no solo cientos de miles de marroquíes, sino millones de africanos.

El jueves 20, la Guardia Civil encontró en la playa del Tarajal el cuerpo de un menor de unos 16 años, que la marea habría arrastrado hasta allí. Las autoridades investigan si el menor era parte de algunas de las oleadas de refugiados que comenzaron a llegar desde el lunes, muchos de ellos en pésimas condiciones físicas, exhaustos y con episodios de hipotermia, aunque esa muerte podría responder a otras razones. Su muerte se suma a la de un adulto el día lunes.

El ejemplo turco

La crisis migratoria no solo afecta a España, sino a toda la Unión Europea (UE) por lo que rápidamente desde Bruselas, Bélgica, sede de la mayoría de las instituciones políticas de la comunidad europea, reprochó la actitud del reino marroquí, al cual desde 2007 no solo se le han otorgado en ayuda 13 mil millones de euros, sino que el país africano espera se incremente el flujo financiero tras la implementación de los nuevos presupuestos de la UE para 2021-2027, de los que casi la cuarta parte (unos 79,500 millones de euros), será para las naciones vecinas, de las que Marruecos podría ser exceptuado debido a este desafío.

Europa rápidamente salió a respaldar a España, tras conocerse el incidente migratorio, conociéndose una importante cantidad de comunicados de diferentes autoridades europeas en apoyo a Madrid. El belga Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y otros altos funcionarios europeos en diferentes declaraciones se encargaron de subrayar que: “Las fronteras españolas son fronteras europeas”, por lo que si afecta a uno de los socios, afecta a todos.

La reacción de Marruecos quizá no se deba solamente a la presencia del líder saharaui Brahim Ghali en territorio español, sino que intenta copiar el ejemplo del presidente turco Recep Erdogan que, en marzo de 2016, alcanzó un acuerdo con la UE para contener en sus fronteras a los más de cinco millones de refugiados sirios y otras naciones en conflicto, que aspiraban llegar a Europa, a cambio de 3 mil millones de euros en ayudas para el “sostenimiento” de los refugiados. Sin embargo, Alemania y Francia, las grandes potencias europea, ya se han expresado al respecto, declarando que “no hay consenso político para un acuerdo Turquía dos”, por lo que no habría que descartar que Rabat vuelva a generar una nueva estampida de refugiados en los próximos meses.

La cancillera española Arancha González Laya, llamó a la embajadora marroquí, Karima Benyaich, para comunicarle el “disgusto” de Madrid, lo que Rabat contestó haciéndola retornar al país.

Esta no es la primera vez que el rey marroquí Mohamed VI, utiliza a sus desangelados para expresar su disgusto con España. En agosto de 2014, el rey fue demorado dos días en aguas españolas por la Guardia Civil, al ser confundido con algún traficante de hachís, lo que significó que pocas horas después de superado el incidente, durante tres días, comenzaran a llegar centenares de marroquíes a bordo de pateras, que cruzaban el estrecho de Gibraltar hasta alcanzar una cifra cercana a los 1,500 emigrantes.

Como siempre, son los refugiados, desplazados, migrantes o como se quiera llamar, los que pagan con sus vidas las políticas imperiales de las potencias de occidente y sus socios menores. Desde 2014 son más de 20 mil los ahogados en el Mar Mediterráneo, frente a las costas libias o a las playas griegas, que aspiraban a llegar a Europa; son millones los que Erdogan sigue hacinando en Turquía, y son cientos de miles que en Europa pugnan por un lugar donde vivir. La gran mayoría de esos migrantes, ni siquiera saben muy bien cuáles han sido los mecanismos que se han puesto en marcha en sus países para que tuvieran que abandonarlo todo y partir en búsqueda de otra vida, si acaso no terminan como despojos en alguna playa.