¿Mataron a Abe para ganar las elecciones en Japón? Instituto de Estrategia Rusa | RUSSTRAT

El asesinato del ex primer ministro japonés Shinzo Abe, el 8 de julio, es un acontecimiento muy poco habitual en la política japonesa. El anterior asesinato de un político en Japón tuvo lugar a principios de la década de 2000, cuando fue asesinado el diputado de la oposición Ishii Koki, colaborador del entonces líder del Partido Democrático de Japón, Yukio Hatoyama. El asesinato incluía un maletín con información sucia sobre el entonces Primer Ministro Junichiro Koizumi, y como es de esperar, la investigación ha sido bastante complicada.

El asesinato de Abe no puede considerarse aislado de las elecciones del 10 de julio para la Cámara de Consejeros del Emperador. La muerte de un destacado político, colaborador del actual primer ministro Fumio Kishida, aumentaría, según estimaciones no oficiales, las simpatías del gobernante Partido Liberal Democrático, que no anda muy bien en estos momentos.

Especificidades japonesas

Durante los dos últimos años se ha producido un considerable cansancio en la sociedad japonesa por las restricciones del coronavirus –siguen en su forma más dura– agravado por nuevos problemas, que Fumio Kishida no está afrontando especialmente bien.

A estas alturas, Japón se ha topado con un conjunto de crisis complementarias, todas ellas vinculadas de un modo u otro a la incompetencia, el egocentrismo estadounidense y la rusofobia del actual gobierno.

La temperatura media en Tokio supera ahora los 33-35 grados centígrados, pero no es aconsejable encender los aires acondicionados para los ciudadanos debido al régimen de ahorro de energía.

La muy probable interrupción del suministro de gas natural licuado (GNL) a Japón desde el proyecto Sajalín-2 podría reducir el producto interior bruto (PIB) del país, de casi 5 billones de dólares, en un 0.2%. Es importante destacar que Sajalín-2 proporciona alrededor del 9% de las necesidades de GNL de Japón, Tokio está de hecho “sentado” sobre la electricidad del proyecto Sajalín.

La opinión expresada por la parte rusa sobre la posible “nacionalización” de Sajalín-1 y Sajalín-2 ha provocado una gran expectación en Japón, y no sólo a costa de perder una décima parte de su gas, que sólo puede ser sustituida por entregas de gas al contado más caras (2-3 veces más altas). Por cada cisterna de gas a los nuevos precios tendría que pagar 75 millones de dólares más.

Las empresas japonesas Mitsui y Mitsubishi poseen el 22.5% de Sajalín-2, lo que supone un conflicto entre los intereses corporativos de las empresas japonesas y el gobierno de Fumio Kishida.

El gobierno japonés no puede compensar la pérdida de capacidad de gas, pues tras la catástrofe de Fukushima, la industria nuclear del país está en declive y no hay otros recursos disponibles.

En 2022 Japón se enfrenta a inviernos anormalmente fríos y veranos anormalmente calurosos. El rumbo anunciado hacia la electricidad solar y otras renovables ha llevado a la construcción masiva de turbinas y paneles eólicos, pero estos medios no han logrado proporcionar un flujo constante de electricidad.

El problema es también que el elevado coste de la electricidad ha empezado a manifestarse en la vida cotidiana. La temperatura interior socialmente aprobada es de 28 grados, lo que se ve agravado por el régimen de máscaras que sigue vigente.

La disciplina de los japoneses ha demostrado ser un importante factor de perturbación. Los golpes de calor en el transporte y en las calles se han convertido en la norma, hay informes anecdóticos de muertes por golpes de calor mientras se duerme.

El intento de ahorrar energía, entre otras cosas reduciendo la refrigeración de los servidores, provocó la noche del 2 de julio el cierre de dos de los mayores proveedores de Internet de Japón y provocó el colapso de todo lo que utilizaba bases de datos electrónicas. En contra de la creencia popular, la digitalización de Japón en su conjunto se encuentra en un nivel bastante bajo, y estos acontecimientos provocaron un gran colapso.

En este contexto, la visita del Primer Ministro Fumio Kishida a la UE desde el 26 de junio, donde asistió a las cumbres de la OTAN y del G7, fue recibida con irritación por la opinión pública japonesa. El único resultado obtenido hasta ahora por el primer ministro japonés ha sido la promesa del G7 de trabajar por un umbral de precio máximo para la energía rusa. Cómo pretenden hacerlo el G7 y el propio Kishida, nadie lo sabe, incluidos los ciudadanos japoneses.

No sin Ucrania

De la mano del tema está Ucrania. Se sabe que Japón se solidariza con su amo de facto, Estados Unidos, y con otros países de la UE y del G7 en la cuestión ucraniana. Para apoyar a Kiev y a otros estados, el gobierno japonés gasta dinero de los impuestos de sus ciudadanos, los mismos que llevan dos años caminando con máscaras, pagando el triple por las facturas de electricidad y muriendo de insolación por falta de energía debido a las sanciones antirrusas impuestas.

Las medidas de apoyo financiero a la población se han aplicado una vez, en 2020, y su importe ha sido mínimo. Sin embargo, periódicamente se introducen nuevos “paquetes de austeridad”; el anterior estaba relacionado con los picos de consumo de invierno.

La solidaridad con Ucrania, enfatizada por el gobierno de Kishida, también se ha convertido en un irritante. Los refugiados de Ucrania que se encuentran oficialmente en el país son alrededor de un millar y medio, pues por regla general un billete a Tokio desde Europa no es barato; no son personas pobres y con una actitud activa, que se refleja en numerosas actuaciones ruidosas.

Esto irrita a la población, por lo que el lema “¡Deja de alimentar a Ucrania!” no es el menor de los agravios contra Fumio Kishida que se expresan en las concentraciones. La antipatía hacia los representantes del partido en el poder está alcanzando ya un nivel en el que hay que desplegar a la policía para reprimir los disturbios masivos.

Para animar las cosas, los ejecutivos del gigante tecnológico japonés Rakuten han sido pillados de fiesta con más de 18 años con chicas ucranianas, a las que, según ellos, han tratado de entretener y distraer de la miseria de la vida en el exilio.

Dicho esto, las elecciones del 10 de julio no serán tan sencillas como suelen serlo. Las elecciones más importantes a la cámara bajan del parlamento tendrán lugar en otoño y de ellas dependerá el panorama real del poder para el próximo periodo. Sin embargo, las próximas elecciones podrían ser un barómetro social definitivo.

Ya se está preparando para algunos trastornos. Según Kyodo, se presenta un número récord de candidatas femeninas y LGBT, lo que podría “cambiar potencialmente el panorama político japonés, dominado por los hombres”.

Muchos japoneses creen que la muerte de Shinzo Abe permitirá utilizar la simpatía por él para consolidar los votos del partido gobernante de Fumio Kishida.

Se pueden hacer varias teorías conspirativas sobre el asesinato de Abe. Pero el hecho de que haya ocurrido el día antes de las elecciones y en vísperas del “silencio” es un golpe de suerte excepcional para la actual facción gobernante de Japón.