Tatanka Iyotake (Toro Sentado), el Gran Líder Sioux

Tatanka Iyotake (Toro Sentado), el Gran Líder Sioux

Tatanka Iyotake, en realidad “Bisonte macho sentado”, pero conocido como Toro Sentado llegó al español con la traducción del apelativo inglés “Sitting Bull”, “bull” además de significar “toro” se utiliza para denominar a animales machos similares a los vacunos. Nació en la región del Gran Río, hoy Dakota del Sur. Su etnia, los hunkpapas, pertenecía a las siete tribus que formaban el poderoso pueblo de los sioux teton.

Inteligente, carismático, aficionado a las artes espirituales, muy joven fue acogido en la comunidad de los “Corazones Fuertes”. La participación en esa comunidad de guerreros suponía un gran honor. Pronto, Toro Sentado contaría hasta más de sesenta victorias personales sobre sus enemigos. Su fama como guerrero creció y fue nombrado jefe en 1860.

El solemne tratado de Fort Laramie de 1868 garantizaba a los sioux que por siempre serían dueños de las Black Hills (Colinas Negras), su centro del mundo, el lugar sagrado donde los guerreros hablaban con los dioses, en lo que hoy es Dakota del Sud.

La ruta de los ladrones

El descubrimiento de oro en las Colinas Negras en 1874, atrajo a un sinnúmero de aventureros sin escrúpulos. El propio presidente Ulysses Grant ordenó a los indios que abandonaran esas tierras donde los mineros blancos buscaban el metal entre rocas y manantiales; y recurrió al “Séptimo Regimiento de Caballería”, al mando de George Armstrong Custer, para una operación de castigo.

Los sioux llamaron a la expedición de Custer “La ruta de los ladrones”. Los colonos invadieron las tierras que por tratado les pertenecían a los indios Sioux y sus aliados.

El gobierno ofreció a los indígenas comprar las montañas y su territorio por seis millones de dólares. Los indígenas se negaron porque para ellos esas colinas eran sagradas ya que allí Wakan Tanka (El Gran Espíritu) había creado a todos los animales. El gobierno les dio un ultimátum: o aceptaban vender esas tierras y ser recluidos en reservas, o se les consideraría hostiles y serían perseguidos y aniquilados por el ejército estadounidense.

Caballo Loco jefe sioux Oglala respondió: “Uno no vende la tierra sobre la que camina su pueblo”.

Muchos indígenas aceptaron la orden gubernamental otros se negaron y liderados por Toro Sentado se prepararon para combatir.

Toro Sentado (Tatanka Iyotake, en realidad “Bisonte Macho Sentado”) era un sioux hunkpapa de 1,83 de estatura y gran corpulencia. De joven había sido un guerrero muy famoso; ahora en su vejez era más conocido como chaman, curandero y visionario. Cojeaba por una herida de bala en un pie que le había hecho en el pasado un indio crow.

Imposible convivir con los blancos

Toro Sentado dijo:

“¡Observad hermanos, la primavera ha llegado! ¡La Tierra ha recibido el abrazo del Sol, y pronto veremos los frutos de ese amor! Todas las semillas despiertan, igual que cobran vida los animales.

“A este poder misterioso debemos, también nosotros, nuestra existencia; por eso atribuimos a nuestros vecinos, incluso a nuestros vecinos los animales, el mismo derecho que tenemos nosotros de residir en esta tierra.

“Pero, escuchadme todos: ahora tenemos que hacer frente a otra raza, escasa y débil cuando nuestros padres entraron en contacto con ella por primera vez, más extendida y arrogante en nuestros días. Por extraño que parezca, se han empeñado en cultivar la tierra y están enfermos del afán de posesión.

“Estas gentes han establecido muchas reglas que los ricos pueden saltarse, pero no los pobres. Recaudan impuestos de los pobres y los débiles para mantener a los ricos que gobiernan.

“Reivindican nuestra Madre Tierra, la de todos, para su disfrute particular y se atrincheran contra sus vecinos; desfiguran la tierra con sus construcciones y sus inmundicias.

“Esta nación es como un torrente de nieve fundida que desborda su lecho y lo arrasa todo a su paso. Resulta imposible convivir con ellos”.

Poderosa alianza de jefes nativos

En esta situación, Toro Sentado dio muestras de ser un verdadero líder y consiguió la alianza de varios jefes Sioux y Cheyennes, como Caballo Loco, Agalla y Águila Moteada.

En el Rosebud se congregaron en un gran campamento todos los indígenas libres (sioux, cheyenes y arapahoes) unas mil quinientas tiendas en las que había unos 2,500 o 3,000 guerreros. Celebraron la más santa de las ceremonias sioux, la “Danza del Sol”.

Toro Sentado se sentó en el suelo mientras un ayudante le cortaba 50 trocitos de piel de cada brazo, desde la muñeca hasta el hombro. Luego ataron los extremos de las dos correas de cuero sin curtir de lo alto del poste de seis metros colocado en la plaza ceremonial. Para ello le practicaron cortes en los pectorales e insertaron en los mismos los extremos de las correas. Luego empezó a bailar lentamente alrededor del poste, tensando aún más las correas. Bailó sin comer ni beber, mirando al sol y rezando a Wakan Tanka (Gran Espíritu) hasta que las correas se le arrancaron del cuerpo entonces tuvo una visión: vio al ejército estadounidense atacar el campamento y ser completamente aniquilado. Toro Sentado acababa de predecir la gran victoria indígena de Little Big Horn del 25 de junio de 1876.

Llegaron al campamento exploradores cheyenes diciendo que se acercaba el ejército estadounidense liderado por George Crook al que los indígenas llamaban “Tres Estrellas”. Unos 1,200 soldados y 300 exploradores de las tribus Crow y Shoshones hostiles a los sioux y sus aliados. Se decidió que la mitad de los guerreros se quedaría protegiendo a las mujeres, ancianos y niños y la otra mitad, liderados por Caballo Loco, se enfrentarían a Crook.

El 17 de junio de 1876 los sioux, cheyenes y arapahoes atacaron por sorpresa a las tropas de Crook. El jefe blanco fue salvado por sus exploradores Crow y Shoshones quienes combatieron maravillosamente y consiguieron aguantar hasta que Crook organizó sus tropas. Crook tuvo muchos heridos que necesitaban atención médica y le quedaba poca munición y reservas de comida así que decidió retirarse al puesto de aprovisionamiento.

Caballo Loco había detenido el avance de Crook. En medio del combate un guerrero cheyene que estaba rodeado por soldados fue salvado por su hermana por lo que los indios lo llamaron “la batalla donde la chica salvó a su hermano”. Para los invasores fue “La batalla del Rosebud”. Dicen que George Crook estuvo siempre tan avergonzado de esta derrota que apenas menciona la batalla en sus memorias.

Batalla de Little Big Horn. 25 de junio de 1876. Fue parte de la Gran Guerra Sioux. Ocurrió cerca del río Little Bighorn en Montana, entre el 7º Regimiento de Caballería del Ejército de los Estados Unidos dirigidos por el general George Custer y una fuerza combinada de Sioux y Cheyenne dirigidos por Toro Sentado. Custer subestimó el tamaño de las fuerzas nativas y condujo a la muerte a sus hombres.

Las tropas de Custer aniquiladas

El 25 de junio el gran campamento indígena se encontraba en él, cuando fueron atacados por el séptimo de caballería de George Amstrong Custer al que los indios llamaban “Cabellos Largos” y era el que había abierto la “Ruta de los ladrones”,

Custer dividió sus tropas ante un enemigo superior. Todavía hoy en la academia militar de West Point enseñan que eso es algo que nunca hay que hacer. El Comandante Benteen con tres compañías bajaría por la izquierda buscando indios mientras que Reno con tres compañías atacó el poblado por el sur y fue rechazado por los indígenas y tuvo que retroceder hacia las alturas donde se reunió con Benteen y se parapetaron con muchos heridos para resistir donde fueron asediados toda la tarde.

Mientras tanto, Custer con cinco compañías intenta atravesar el río Littile Big Horn. Ante el ataque indio, debe volver a lo alto del valle donde son rodeados por los guerreros de Caballo Loco y exterminados. Se había cumplido la profecía de Toro Sentado quien dijo de la batalla: “Que nadie diga que fue una masacre, ellos vinieron a matarnos y nosotros los matamos a ellos”.

La expedición de castigo fue aniquilada. En términos militares, la derrota tuvo poca importancia pero se utilizó como excelente arma política para justificar una guerra total contra los sioux.

La masacre de los Sioux

La opinión pública estadounidense estaba horrorizada. Custer se había convertido en un mártir de la “civilización”. Por todo USA circulaba el lema “¡El único indio bueno es el indio muerto!”. El gobierno mandó al general Crook con varios millares de hombres bien armados para exterminar a los indígenas.

Los cazadores blancos habían acabado con todas las grandes manadas de bisontes que eran la principal fuente de alimento de los indígenas y los indios eran perseguidos y exterminados por el ejército estadounidense.

Toro Sentado se refugió en Canadá. Caballo Loco se rindió y acabó en una reserva donde sería asesinado. Había terminado la colonización de Norteamérica. Los indios estaban recluidos en minúsculas reservas, sus tierras arrebatadas y su cultura destruida.

En febrero de 1877, Toro Sentado huyó para refugiarse a Canadá, con tres mil jinetes, perseguido por todo el ejército norteamericano. Permanecería cuatro años. El gobierno canadiense lo toleró, aunque negó a su gente toda ayuda. Los sioux tuvieron que pasar hambre la mayor parte del tiempo, ya que también los búfalos y otras especies de caza escaseaban.

Poco a poco, hambrientos y llenos de nostalgia por su patria, se pusieron en camino hacia los Estados Unidos y se entregaron a los soldados de fronteras. Hacia el verano de 1881, la tribu de Toro Sentado se había reducido a menos de doscientas personas. El 19 de julio, el jefe indio también cruzó la frontera, al día siguiente se entregó en Fort Buford, donde, en otros tiempos, sus victoriosos guerreros habían atemorizado tanto a soldados como a colonos.

Toro Sentado en libertad

Dos años estuvo Toro Sentado como prisionero de guerra en Fort Randell. En 1883, fue puesto en libertad y recibió la autorización para regresar a su lugar de nacimiento, en el Grand River, en las cercanías de la reserva de Standing Rock. Entre tanto, se había convertido en una celebridad, probablemente era el indio más conocido de todo el país y todos sabían que había vencido a Custer. Recibió cartas de todo el mundo, lo entrevistaban reporteros de prensa y los jefes indios lo visitaban en busca de consejo.

Buffalo Bill Cody, famoso explorador y artista, lo visitó en 1885, y el 6 de junio firmaron un contrato para que el jefe indio participara en el “Show del Oeste Salvaje” a través de los Estados del Este y Canadá.

Anunciado como “El vencedor de Custer”, Toro Sentado era la gran atracción. Los curiosos guardaban cola para verlo y comprar una fotografía con su autógrafo, que costaba veinticinco centavos. La mayor parte del dinero se la daba a los niños pobres que esperaban fuera del teatro y le seguían a todas partes.

Al final de la gira, el jefe indio recibió un regalo de Buffalo Bill: un caballo gris, que estaba enseñado a sentarse y levantar una pezuña cuando oía un tiro.

En esas fechas Wovoka predicaba nuevas creencias: la vuelta de los bisontes y el tiempo en que los indios recuperarían su tierra, para conseguir la resurrección de todos los sioux muertos bastaría con que todos bailaran la “Danza de los Espíritus”.

Toro Sentado no creía esas prédicas, pero permitió que los demás miembros de la tribu siguieran o no al profeta, con lo que se reunían cada día delante de su cabaña para bailar, rezar y buscar visiones de sueños, lo que a los soldados le parecía una forma de insurrección.

El asesinato del líder

Así, la mañana del 15 de diciembre de 1890 una fuerza de cuarenta policías indígenas se dirigió hacia la cabaña de Toro Sentado con la intención de detenerlo. Lo sacaron de su vivienda, desnudo y a empujones, y le ordenaron que los siguiera. Toro Sentado se mostró dispuesto a acompañarlos pero pidió llevar consigo algunos enseres, una petición a la que accedieron los agentes. Entonces, el antiguo caudillo comenzó a recoger todo con la suficiente lentitud como para que un número considerable de indígenas se fuera acercando hasta el lugar y rodeara a los policías.

En ese momento, quizá envalentonado por la cercanía de sus partidarios, Toro Sentado gritó en lengua sioux: “No voy a ir. Hagan conmigo lo que quieran. No iré. ¡Vamos! ¡Vamos! ¿Qué esperan? Adelante”.

Los policías intentaron abrirse paso entre el soliviantado gentío. Se inició un tiroteo, el sargento Red Tomahawk, que hasta ese momento iba empujando por detrás a Toro Sentado, disparó a la cabeza del jefe indio, que cayó sin vida en el acto.

Al final había seis policías y ocho de los seguidores de Toro Sentado muertos, entre ellos su hijo de diecisiete años, Pata de Cuervo. Los policías indios buscaron protección en la cabaña hasta que fueron rescatados dos horas más tarde por soldados. Cuando esa mañana moría Toro Sentado, aún no había cumplido los sesenta años.

Desde el regreso de Toro Sentado a Estados Unidos, la Danza de los Espíritus se ha extendido entre los indios. Creen que un Mesías vendrá a liberarlos de la opresión del hombre blanco.

The Detroit Free Press. Detroit, Lunes 15 de Diciembre de 1890.
Jefe Toro Sentado asesinado
Jefe que liderara a los sioux en la batalla de Little Big Horn recibe disparos de la policía india cuando sus guerreros intentaron detener su arresto en su pueblo en Grand River.
El jefe Toro Sentado fue asesinado a balazos hoy después que sus guerreros intentaron evitar su arresto por la policía india.
Ocho indios, incluido Pie de Cuervo –hijo de Toro Sentado– fueron asesinados al igual que seis miembros de la policía.